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La cumbre Sur-Sur y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

La cumbre de Buenos Aires destaca la necesidad de llevar los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU al "siguiente nivel". English.

Fermín Koop
3 abril 2019, 12.01am
El Presidente argentino Mauricio Macri da la bienvenida al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, y a Maria Fernanda Espinosa, Presidenta de la Asamblea General. Imagen cortesía de Diálogo Chino. Todos los derechos reservados.

Representantes de más de 190 países se reunieron en Buenos Aires del 20 al 22 de marzo para asistir a la Conferencia de Naciones Unidas sobre la Cooperación Sur-Sur con el objetivo específico de promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la agenda 2030. Era la segunda conferencia de este tipo, tras la que se celebró también en la capital argentina en 1978 – hace 40 años.

La reunión se centró en la necesidad urgente de actuar para promover el desarrollo sostenible y se comprometió a mejorar la capacitación técnica de los Estados del sur para hacer frente a los desafíos internos. Los países acordaron formalizar asimismo la cooperación en temas como el cambio climático, el medio ambiente y la seguridad alimentaria.

“Nos vamos con tareas y oportunidades. No podremos alcanzar todos los ODS si no avanzamos en la cooperación Sur-Sur. Tenemos que llevar todo lo hablado al siguiente nivel”, afirmó Achim Steiner, administrador del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.

En la cumbre, el rol de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, establecidos por la ONU en 2015, fue absolutamente transversal. Los países resaltaron cómo la cooperación sur-sur puede ayudar a alcanzar su cumplimiento gracias a la cooperación regional y coordinación.

Progreso limitado

A nivel mundial, el progreso en el cumplimiento de los ODS ha sido hasta el momento limitado, de acuerdo con el último informe al respecto de la ONU. Tres de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a agua potable, millones mueren todos los años por contaminación atmosférica y la acción para combatir el cambio climático no es en conjunto lo suficientemente ambiciosa.

A nivel mundial, el progreso en el cumplimiento de los ODS ha sido hasta el momento limitado, de acuerdo con el último informe al respecto de la ONU.

“La cooperación Sur-Sur puede contribuir a la transformación de las economías dependientes de combustibles fósiles, potenciando estrategias que refuercen el desarrollo sostenible y la protección ambiental. Si actuamos mal, quedaremos estancados en un futuro de más emisiones”, sostuvo Antonio Guterres, secretario general de la ONU.

Al finalizar la cumbre, los países firmaron un documento de cierre en el que solicitan tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo “redoblar los esfuerzos” para implementar los ODS mediante la “promoción de las dimensiones económica, social y ambiental de la sostenibilidad”.

“La escasez de recursos sigue obstaculizando la expansión de la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular. Por lo tanto, subrayamos la necesidad de que se movilicen más recursos y de que se logre la participación del sector privado”, dice el documento.

Tiempo de cambios

Los presidentes de Uruguay, Paraguay y Chile y numerosos ministros de relaciones exteriores de países en desarrollo asistieron a la reunión, junto con representantes de los países desarrollados, que fueron invitados para demostrar cómo el Norte y el Sur pueden colaborar mejor.

“La cumbre no reemplaza la relación Norte-Sur, sino que la complementa y enriquece. La cooperación Sur-Sur es la columna vertebral de la integración regional, aproxima los pueblos y facilita los procesos de concertación política”, sostuvo María Fernanda Espinosa, presidenta de la Asamblea General de la ONU.

La cumbre reflexionó sobre el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA) que estableció la cumbre de hace 40 años y que contiene directrices para la cooperación Sur-Sur. En esta ocasión, los delegados definieron la cooperación futura en un plan de trabajo para 2030 que incorpora los objetivos y principios del Acuerdo de París.

El énfasis en la asistencia técnica entre países demuestra un compromiso que va más allá de las expresiones retóricas de solidaridad.

Según Guterres, secretario general de la ONU, "La cooperación Sur-Sur puede contribuir a la transformación de las economías dependientes de combustibles fósiles, potenciando estrategias que refuercen el desarrollo sostenible y la protección ambiental"

En 1990, el Sur global - definido a grandes rasgos como el conjunto de países de bajos ingresos o marginados política y socialmente que no forman parte de Europa y de América del Norte - representaba solo un tercio de la producción mundial. Hoy representa aproximadamente la mitad.

El comercio Sur-Sur se ha triplicado en el mismo plazo de tiempo y la proporción de inversión Sur-Sur ha aumentado del 20% al 50%.

Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), China es la fuerza principal detrás de este auge de la actividad económica. En un informe de 2018, especificaba que había habido una "intensificación de la cooperación en todo el Sur global liderada por China”.

La presencia china en el Sur global ha crecido al forjar China relaciones bilaterales más estrechas y también a través de foros multilaterales como BRICS, la agrupación de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El compromiso conocido como cooperación “triangular” - plataformas multilaterales y mecanismos de financiamiento para el desarrollo que no se basan únicamente en el apoyo de ninguna superpotencia - también ha aumentado.

Hay, sin embargo, relativamente menos ayuda Norte-Sur.

En la sesión de apertura de la cumbre, el presidente argentino Mauricio Macri dijo: “La cooperación es una gran herramienta para promover el vínculo entre países con distintos niveles de desarrollo, como quedó de manifiesto en diciembre pasado, cuando decidimos comunicar con el G20 el rol de la cooperación”.

A lo largo de los años, la cooperación Sur-Sur ha logrado avances significativos en distintas áreas. Por ejemplo, Bolivia logró combatir, con ayuda de Argentina, una plaga de langostas que amenazaba con destruir miles de kilómetros de cultivos. Argentina es el país líder en la cooperación de este tipo, con más de 180 proyectos en 40 países.

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Sergio Bergman, Ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, durante una conferencia del G20, Katowice, Polonia, 11 de diciembre de 2018. Foto: Dominika Zarzycka/NurPhoto/Sipa USA. PA Images. Todos los derechos reservados

“Tenemos que apoyarnos entre nosotros y colaborar. Necesitamos más multilateralismo. Es la única manera de tener paz e implementar la agenda 2030. Compartir recursos, experiencias e información es clave para alcanzar los ODS, a los cuales todos los países deberían estar comprometidos”, sostuvo Teresa Rivero, canciller de Portugal.

Al mismo tiempo, Marc Andre Blanchard, representante de Canadá ante la ONU y moderador de la sesión plenaria, sostuvo: “Todo el mundo puede beneficiarse del desarrollo sostenible. No es una agenda de gobierno, es de todos los ciudadanos. El tiempo se está acabando y tenemos que actuar con proyectos concretos lo antes posible”.

La trampa ambiental

Durante la cumbre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó el informe Perspectivas Económicas de América Latina 2019, en el que resalta las amenazas medioambientales de la región como una de las cuatro “trampas del desarrollo”.

La trampa está vinculada a la estructura productiva de la mayoría de las economías de América Latina, sesgada hacia las materias primas y las actividades intensivas en recursos naturales. El informe advierte que esto podría llevar a estos países hacia un futuro ambiental y económicamente insostenible.

América Latina posee el 40% de la biodiversidad del planeta y tiene una de las huellas ecológicas más bajas del mundo, sostiene la OCDE en su informe. Sin embargo, la región sufre buena parte de las consecuencias de la inacción colectiva a escala mundial.

El informe destaca los impactos físicos y económicos del cambio climático en América Latina, incluidos los efectos de los cambios de temperatura y precipitación en los rendimientos agrícolas.

La región tiene un modelo económico “insostenible”, ya que se basa en el abuso de sus recursos naturales. Superar esto requiere “reformas políticas audaces” para avanzar hacia una economía baja en carbono y fomentar el crecimiento económico. Concluye el informe: “Las políticas existentes y los intereses económicos continúan orientados hacia los combustibles fósiles y las actividades intensivas en carbono. Para revertir esto, se necesita una transformación tecnológica y de infraestructura sin precedentes”.

Este artículo fue publicado previamente por Dialogo Chino. Lea el contenido original aquí.

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