Hasta la semana pasada, Evo Morales era el dirigente latinoamericano que por más tiempo se quedó en el poder durante las décadas recientes. Ahora, por presión del ejército y la policía boliviana, se ha visto obligado a renunciar. Temiendo por su vida, según dijo, decidió exiliarse del país y refugiarse en México. Lo ha reemplazado la presidenta interina Jeanine Áñez, política cristiana opositora que, Biblia en mano, dice querer renovar el sistema político de Bolivia.
Todo sucedió muy rápidamente. El pasado 26 de octubre , tras la declaración del Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia anunciando que Morales era el ganador de las últimas elecciones presidenciales y que no había necesidad de una segunda vuelta, estallaron protestas a favor y en contra del ex-presidente de Bolivia.. Las sospechas de fraude se confirmaron tras la auditoría internacional de la OEA, que señaló la existencia de “graves irregularidades” durante las elecciones.
Desde que accedió al poder en enero del 2006, Evo Morales, quien se disponía a cumplir un cuarto término como el primer presidente indígena de América Latina, se convirtió en un símbolo transnacional de la lucha indígena contra el neoliberalismo, el racismo y el extractivismo en la región.
Durante su presidencia, logró integrar a sectores indígenas y campesinos a la vida política, y resistió la política estadounidense de erradicación de cultivos de coca, defendiendo su uso tradicional medicinal por las comunidades indígenas bolivianas.
Sin embargo, acabó abriendo las puertas a la industria extractiva y debilitó a la vez los mecanismos que garantizaban la democracia en el país para poder extender su mandato presidencial. Desafió a la Constitución de Bolivia para poder presentarse para un tercer mandato (en la Constitución se restringía a dos) y convocó un referéndum, para conseguir la habilitación para un cuarto mandato. Un referéndum que acabó perdiendo, aunque maniobró ante los tribunales para no hacer caso del veredicto popular..
Por consiguiente, varios sectores sociales se han unido en Bolivia para celebrar la renuncia de Morales, mientras otros se han unido en su defensa. Te contamos algunos datos que tienes que saber sobre la nueva presidenta conservadora Jeanine Áñez, y qué significa su presidencia para el país y para la región.
Qué sabemos de Jeanine Áñez
Jeanine Áñez, nueva presidenta interina de Bolivia, reemplaza a Morales en una Bolivia extremadamente dividida. Los que creen que la renuncia de Morales fue un golpe de Estado, piensan que los conservadores han echado al líder indígena para imponer su agenda derechista y neoliberal en el país. Pero tras el cambio brusco en la cúpula del poder, dominan los que creen que Áñez devolverá la democracia al país sudamericano, la ven como la única esperanza de llevar a cabo la necesaria repetición de las elecciones, ahora de manera justa, libre y transparente.
Comentarios
Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios