Otro dato importante del informe es el que señala que el 71% de los líderes que fueron asesinados estaban trabajando para defender los bosques.
Frente a este hecho, Global Witness afirma que la protección de los bosques es crucial por la situación mundial actual: la crisis climática está llegando a un punto de no retorno y se necesitan acciones drásticas y urgentes, como la protección de los bosques. Los bosques son fuentes importantes de absorción natural de carbono naturales, y son la tecnología más potente que tiene el planeta para absorber carbono. No es casual que los defensores más asesinados en el mundo son los que trabajan para mejorar la crisis ambiental incluida la deforestación. Hay una presión enorme sobre los terrenos boscosos para ser convertidos en terrenos agrícolas y ganaderos, o simplemente para extraer maderas preciosas, y la pelea por la tierra se extiende por el mundo.
Otro tema que implica a los líderes que protegen los bosques es que cumplen una función que nos concierne a todos: no sólo preservan el ecosistema y la biodiversidad, sino que presionan para legislar la salvaguarda de los territorios que más nos protegen contra la crisis climática.
Para elaborar el informe Global Witness se basa en fuentes públicas, aunque afirman que en muchos países es difícil acceder a la información, o que hay países, como Colombia, donde a veces no se saben bien las causas de los asesinatos, difuminados en un clima contaminado por la guerra constante.
Un ejemplo claro, sin embargo, de cómo la falta de implementación del Acuerdo de Paz afectó a los líderes ambientales es el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito, en el que se promueven iniciativas de sustitución voluntarias familias campesinas cuyo sustento se deriva de los cultivos de uso ilícitos; para 2020 se registraron 17 asesinatos de personas que trabajaban para apoyar este programa de sustitución.
Al mismo tiempo, el informe destaca que las personas de comunidades indígenas parecen estar, a nivel global, particularmente expuestas a agresiones. De esto dan cuenta los seis asesinatos de líderes indígenas en Colombia solo en septiembre de 2021.
Estos dos reportes muestran que los gobiernos no están haciendo su trabajo, ni en temas sociales ni en temas medioambientales, mientras que las causas de la desigualdad, la corrupción y las causas subyacentes a la violencia no se abordan con la claridad, la determinación y la eficiencia debida en democracia.
El malestar y la inconformidad frente a la impunidad y el abuso de poder siguen siendo el motor para la protesta social y la gasolina para la violencia que la reprime, en la región latinoamericana, en especial, pero también en muchas otras regiones castigadas del planeta.
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