Una persona participa en una manifestación organizada por miembros de la comunidad LGBT, en Bogotá, Colombia, el 2 de julio de 2017.
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Jhonpaz/Xinhua News Agency/PA Images
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La tendencia comenzó el 1 de abril en Panamá, cuando el presidente Laurentino Cortizo anunció que hombres y mujeres sólo podían abandonar sus hogares en días diferentes, en un esfuerzo por frenar la propagación de la Covid-19. Perú hizo lo mismo al día siguiente, y la capital de Colombia, Bogotá, la semana pasada.
Casi de inmediato, las medidas demostraron poner en peligro la vida de personas transgénero, no binarias y queer que se presentan de forma no conforme con su género. El mismo día que se realizó la orden en Panamá, donde las mujeres pueden salir los lunes, miércoles y viernes y los hombres los martes, jueves y sábados, la policía detuvo a Bárbara Delgado, una mujer transgénero, según Humans Rights Watch. Estuvo detenida por tres horas y se le ordenó pagar una multa de US$ 50.
Esto se debe a que el documento nacional de identificación de Delgado tiene el marcador "masculino", que se le asignó al nacer. En Panamá, las personas no pueden cambiar legalmente su género en los documentos, a menos que se sometan a una cirugía de reasignación de sexo. Las autoridades tienen, además, el poder de solicitar ver el documento para confirmar la identidad de género.
Estas medidas violan los derechos humanos de las personas trans porque Panamá no reconoce la identidad de género autopercibida, lo que va en contra de los acuerdos internacionales de derechos humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Las órdenes abren amplias oportunidades de confusión al abordar los casos de personas transgénero cuya apariencia no coincide con el género que figura en sus documentos de identificación.
The Covid-19 public inquiry is a historic chance to find out what really happened.
Desde su implementación, la orden ha llevado a las personas transgénero y otras personas LGBTI a recurrir a las redes sociales para denunciar el acoso. Grupos de defensa LGBTI en Panamá comenzaron a circular un Formulario de Google donde las personas podían denunciar sus casos.
Excepciones en las medidas no evitan el acoso
Incluso en lugares donde las autoridades no pueden exigir mirar el documento de identificación para confirmar el género de las persona, casos de acoso de personas transgénero siguen ocurriendo.
La Alcaldía Mayor de Bogotá declaró que las personas transgénero y no binarias pueden salir los días asignados al género con el que se identifican. La oficina enfatizó que la policía no puede pedir su identificación para verificar el género.
Pero las medidas favorables al género están haciendo poco para prevenir el acoso. Un hombre transgénero en Bogotá informó haber sido expulsado de un almacén el miércoles, un día solo para hombres, tres días después de que se implementó la orden. El hombre, que se identifica en las noticias y las redes sociales solo como Joseph, grabó un video en el que describió que un empleado del establecimiento se le acercó y se dirigió continuamente a él usando pronombres femeninos.
El empleado le pidió a Joseph que presentara un permiso para demostrar que se le permitía salir, a pesar de que las medidas gubernamentales no exigen tal cosa. El empleado llamó al gerente de la tienda, lo que atrajo la atención de otros clientes masculinos que comenzaron a insultarlo directamente. El gerente finalmente echó a Joseph del establecimiento, según Joseph.
La situación es similar en Perú. El presidente Martín Vizcarra declaró que el gobierno es "progresista" y que las fuerzas armadas y la policía nacional habían recibido instrucciones de cómo manejar la situación y proteger a los miembros de la comunidad LGBTI.
Sin embargo, todavía se denunciaron casos de acoso. Alexandra Arana dijo que la policía la detuvo camino al supermercado con su amiga el 4 de abril, un día designado para mujeres. Como mujer transgénero, el sexo en el documento de identificación nacional de Arana no corresponde a su género. Le ordenaron que volviera a casa, dijo.
Las políticas no funcionan
Si bien la lucha contra el nuevo coronavirus es real y requiere que los gobiernos tomen medidas extraordinarias, la cuarentena por género de América Latina debe ser criticada, no solo porque viola los derechos humanos de las personas LGBTI, sino también porque simplemente no funciona.
Vizcarra anunció el 10 de abril que cancelaría las restricciones de acuerdo a sexo, ocho días después de su implementación. En una conferencia de prensa, Vizcarra dijo que la razón principal de su decisión fue que las regulaciones demostraron ser ineficaces para reducir el número de personas en las calles a la vez.
Curiosamente, las medidas aparentemente no funcionaron debido a la división desigual del trabajo doméstico entre los géneros. Farid Matuk, miembro del Comando de Operaciones Covid-19 de Perú, dijo que las restricciones fallaron porque las mujeres generalmente tienen más tareas domésticas que los hombres, lo que las obligó a reunirse en grandes grupos en sus días designados.
De hecho, las medidas lograron exactamente lo contrario de sus intenciones originales. En los días asignados a las mujeres, las ciudades peruanas vieron aglomeraciones aún mayores que antes de que se implementaran las medidas, porque las mujeres estaban restringidas a esos momentos específicos para hacer compras relacionadas con el hogar.
La lucha contra el nuevo coronavirus requiere fuertes liderazgos de nuestros gobiernos, muchos de los cuales enfrentan la pandemia en medio de crisis políticas y económicas nacionales. La tarea en cuestión está lejos de ser simple. Pero tanto los líderes como la ciudadanía deben recordar que la buena gobernanza implica aprobar medidas que protejan la salud y la integridad de los últimos, y no lo contrario. También requiere aprobar normas que realmente funcionen.
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