Ardió Guatemala el último fin de semana. Literalmente. Miles de manifestantes salieron a las calles de las ciudades de todo el país el sábado, 21 de noviembre; una movilización que culminó con un grupo descontrolado prendiendo fuego a un ala del edificio del Congreso.
El detonante de las protestas fue un controvertido proyecto de ley de presupuesto para 2021 – el mayor en la historia de Guatemala, llegando a casi 13.000 millones de dólares – que proponía recortes financieros a la asistencia alimentaria a madres y niños, al sistema hospitalario del país y al presupuesto del sistema judicial. A la vez, ese presupuesto aumentaba la contribución para la alimentación de diputados y personal funcionario, y también la dotación destinada a infraestructuras, beneficiando a empresas y constructoras.
En un país con la sexta tasa más alta de desnutrición crónica del mundo, que afecta a cerca de la mitad de todos los niños con menos de cinco años, el recorte de 25 millones de dólares destinados a combatir la desnutrición causó indignación en todo el país, lo que obligó a los parlamentarios a aprobar una enmienda para restaurar esos fondos.
Sin embargo, la rectificación no fue suficiente para calmar la ira de la gente. El proyecto de ley presupuestaria fue solo la gota que colmó el vaso en un escenario de insatisfacción social que ya venía ganando fuerza en los últimos años.
Dos huracanes en dos semanas
La rapidez con la que el Congreso aprobó el presupuesto para el 2021 contrasta con la inacción del gobierno durante las inundaciones causadas por las lluvias torrenciales del huracán Iota, que asoló al Caribe y a América Central durante las primeras semanas de noviembre.
Las tormentas tropicales han dejado a miles de guatemaltecos sin hogar, enterrado a más de 100 aldeanos indígenas en los deslizamientos y destruido cultivos de subsistencia en vastas zonas del país.
Iota tocó tierra mientras el huracán Eta aún seguía causando desastres en toda la región. Combinados, los huracanes dejaron por lo menos 53 muertos, 94 desaparecidos, más de 100.000 sin hogar y 211.000 evacuados en Guatemala.
Muchos sectores de la sociedad juzgaron que el gobierno de Alejandro Giammattei – un líder de derecha – fue incapaz de ofrecer ayuda suficiente a las poblaciones afectadas, lo que ya venía causando indignación en la ciudadanía. Giammattei fue criticado especialmente por la incapacidad de las autoridades de protección civil para alertar a las poblaciones en riesgo.
Además, llueve sobre mojado. Poco antes de las tormentas, Giammattei había vetado un proyecto de ley aprobado por el Congreso para congelar las tarifas de servicios como electricidad, agua y transporte, en un esfuerzo para aliviar los efectos de la Covid-19.
La Covid-19 y la crisis económica
Para hacer frente a la pandemia, el Congreso aprobó un monto de 2.200 millones de dólares de incremento al presupuesto del 2020 como auxilio de emergencia destinado a familias de bajos ingresos.
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