
Informe sobre Cambio Climático: ¿última oportunidad sobre la tierra?
Según el IPCC, estamos alcanzando puntos de no retorno y ya hay consecuencias del calentamiento global que son irreversibles

En Abril del 2016, en la Cumbre de Cambio Climático en la que se adoptó el Acuerdo de París, COP21, 175 países firmaron el Acuerdo en el que se comprometían a disminuir sus emisiones de CO2 y a ser parte de una transición hacia una economía baja en emisiones y que lucha activamente contra el cambio climático. Posteriormente, 20 países más se han sumado al acuerdo.
Pero este lunes 9 de agosto de 2021, como hace cada 7 años, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el órgano más importante sobre cambio climático en el mundo, publicó un nuevo informe en el que advierten que los países retrasaron tanto la reducción de sus emisiones de combustibles fósiles que ya es imposible evitar que el calentamiento global se siga intensificando en los próximos 30 años. La temida catástrofe ya está aquí.
A pesar de lo anterior, todavía hay una pequeña oportunidad para evitar que el futuro sea aún más catastrófico. Consiste en que haya un esfuerzo coordinado entre los países para lograr dejar de emitir dióxido de carbono a la atmósfera para el año 2050, o cerca. “Emisiones cero”, es el mensaje directo del popular libro que Bill Gates ha publicado este año para empujar al mundo a darse cuenta del momento tan peligroso en el que estamos.
Para lograrlo, se necesita un abandono rápido de los combustibles fósiles, así como una decisión radical de parte de las diferentes industrias para eliminar los gases tipo invernadero del aire. Si esto se lograra, el incremento del calentamiento global se detendría y se mantendría estable, en torno a los 1,5 grados Celsius, dice el informe.
Si este esfuerzo no se hace, sin embargo, el IPCC afirma que la temperatura mundial seguirá aumentando y podría pasar de los 2 a 3 grados o incluso llegar a los 4 grados Celsius. El informe es claro al describir cómo cada grado adicional implica consecuencias catastróficas más intensas: olas de calor, peores sequías, inundaciones, subidas del mar y acidificación de los océanos.
Incluso si los países comenzaran a reducir sus emisiones hoy mismo, el calentamiento global llegaría alrededor de los 1,5 grados Celsius en las próximas dos décadas
Lo cierto es que, entre más se calienta el planeta, más cerca estamos de cruzar límites peligrosos como el colapso irreversible de la Antártida Occidental, el deshielo completo del Polo Norte, la desaparición de los glaciares y pérdidas irreparables para el futuro de la Tierra y de la humanidad.
A la fecha, el informe asegura que la actividad de los seres humanos ya supuso el aumento de la temperatura del planeta en cerca de 1,1 grados Celsius, que equivalen a 2 grados Fahrenheit, desde que empezara la revolución industrial en el siglo XIX. Gran parte del aumento de temperatura se debe a actividades como quemar combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas para obtener energía. Advierte que solo este verano, las olas de calor han sido tan intensas que cientos de personas han muerto en Estados Unidos y Canadá y las inundaciones han arrasado en Alemania y China.
El panorama es muy complejo y difícil. Incluso si los países comenzaran a reducir sus emisiones hoy mismo, el calentamiento global llegaría alrededor de los 1,5 grados Celsius en las próximas dos décadas, y esa es una cifra que debe darnos miedo.
Los científicos del IPCC afirman en su informe, que aprobaron 195 gobiernos y basado en más de 14.000 estudios, que si el calentamiento global llega a esos 1,5 grados Celsius las catástrofes serán inevitables: cientos de millones de personas comienzan a luchar por agua, debido a las sequías, casi 100 millones de personas sufrirán olas de calor que pondrían en peligro su vida, cientos de especies animales y vegetales desaparecen, los arrecifes de coral mueren masivamente y la acidificación de los océanos llegará a niveles que pondrán en riesgo el oxígeno que producen para la vida, incluida la de los seres humanos.
Si algo queda claro con este nuevo informe es que los seres humanos son los responsables absolutos del actual calentamiento global. Los científicos afirman que la última década es, probablemente, la más calurosa del planeta en 125.000 años y que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera no habían sido tan altos en al menos dos millones de años. Así mismo, muchos de los eventos meteorológicos catastróficos que se han vivido en los últimos años, inundaciones, incendios y huracanes, se deben a este aumento de la temperatura del planeta.
A la luz de estas informaciones alarmantes, revisamos el caso de las poblaciones centroamericanas, que ya han visto cómo el calentamiento global se añade a los múltiples factores que las empujan a una migración muchas veces desesperada.
Refugiados climáticos, la nueva migración
En los últimos meses, los países del Triángulo del Norte, El Salvador, Guatemala y Honduras, han visto a miles de personas dirigirse hacia la frontera con Estados Unidos para buscar mejores posibilidades de vida.
La migración en estos países se da por múltiples causas: pobreza extrema, falta de gobernabilidad, inseguridad jurídica, impunidad y violencia desmedida. Un factor añadido a las causas de estas migraciones, en los últimos años, han sido los efectos devastadores del cambio climático.
En los tres países del Triángulo, los huracanes Eta e Iota causaron recientemente daños irreversibles que se sumaron a años de sequía y clima extremo e impredecible. En febrero de 2021, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, estimó que el hambre había afectado a alrededor de 8 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, de las cuales 1,7 millones estaban en la categoría de emergencia de inseguridad alimentaria.

Según el PMA, los huracanes arrasaron con más de 200.000 hectáreas de alimentos básicos y cultivos comerciales en los cuatro países, y con más de 100.000 hectáreas de tierras de cultivo de café en Honduras y Guatemala
“Frente a la destrucción de viviendas y granjas, la escasez de alimentos y las menguantes oportunidades de empleo, casi el 15 por ciento de las personas encuestadas por el PMA en enero de 2021 afirmó que estaba haciendo planes concretos para migrar”, dijo la agencia. Este porcentaje duplicó el que el PMA había registrado en 2018, luego de una prolongada sequía.
El PMA afirmó que “Las comunidades urbanas y rurales de Centroamérica han tocado fondo” y que, a la inseguridad alimentaria se suma que Eta e Iota dejaron a cientos de personas sin vivienda.
Lo anterior deja claro que si bien hay otros motivos para migrar, quienes abandonan el Triángulo del Norte lo hacen también por situaciones directamente relacionadas con el calentamiento global que empeoraron si cabe las condiciones para sobrevivir en sus países, ya de por sí insoportables.
Este es solo un ejemplo latinoamericano de los llamados refugiados climáticos, que año a año aumentan en el mundo y que, si los gobiernos no se unen para hacer algo radical pronto, se calcula que serán miles de millones en los próximos años.
El Informe del IPCC es concluyente: el cambio climático no es una posibilidad futura sino una realidad vigente y, si la acción de los gobiernos para reducir las emisiones no es radical, las consecuencias para nuestra especie serán apocalípticas.
Aún así, no parece que los gobiernos latinoamericanos sustentados por las élites económicas estén decididos a asumir su cuota de responsabilidad, limitando drásticamente la extracción masiva y la explotación intensiva de recursos naturales de los que extraen rentas, aplicando una lógica desarrollista y de beneficio a corto plazo que pertenece a siglos pasados. La tercera década del S. XXI reclama un cambio drástico de modelo económico, y ya estamos llegando tarde.
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