El mundo se encuentra en un punto de inflexión, y Egipto, que no piensa frenar sus exportaciones de hidrocarburos, espera ser el improbable héroe que logre mediar en las conversaciones entre los líderes mundiales para encaminar al planeta hacia la recuperación del clima.
"La urgencia y la gravedad del desafío exigen que todos mostremos un espíritu de compromiso, que mostremos un poco más de empatía y comprensión de la situación del otro", dijo Wael Aboulmagd, asesor especial de la presidencia de la COP. “Sólo cuando lo hagamos y estemos literalmente a la altura de la ocasión que se nos presenta, podremos hacer frente al desafío climático", enfatizó.
En un llamado a los miembros de la COP emitido el domingo por la mañana, la OMS pidió que se actúe rápidamente en la eliminación de los combustibles fósiles, incluyendo un "tratado de no proliferación de combustibles fósiles".
¿Cómo llega América Latina a la COP27?
La región es responsable del 10% de las emisiones históricas pero no negocia como un solo bloque, sino en varios grupos con propuestas atomizadas. Su principal competidor por fondos climáticos es África, con quien comparte similitudes sociales y con quien podría mantener un pulso por recursos financieros durante la COP27.
Un tema clave para la región será entender su desigualdad, que se traduce incluso en sus emisiones. Mientras que dentro de los 20 países del mundo que más han contribuido históricamente al cambio climático están Brasil, Argentina y México, casi todos los países de Centroamérica generan menos del 0,1% de las emisiones globales. Esto marcará las peticiones hagan durante la COP27.
Los grupos en los que negocia América Latina, que no es una potencia ya que atomiza sus peticiones, son: AILAC o Asociación Independiente de América Latina y el Caribe que reúne países de la región que se autodefinen como con "alta ambición climática". Ahí están Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú.
Luego está ALBA o la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, de la que hacen parte países en contra de la mercantilización de los ecosistemas y que consideran no tienen casi responsabilidad en la generación de GEI. Incluye a Cuba, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía y San Vicente y Las Granadinas.
También está AOSIS o la Alianza de Pequeños Estados Insulares, que reúne a las pequeñas islas del mundo e incluye a Cuba, Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas, Guyana, Surinam, Bahamas, Barbados, Granada, Jamaica, Malvinas, San Cristóbal y Nieves, Trinidad y Tobago, y Haití.
Luego está México, que participa del Environmental Integrity Group, y Brasil, que hace parte del grupo BASIC donde están las economías emergentes más poderosas que son Sudáfrica, India, China y el mismo Brasil.
Tales divisiones han hecho que, históricamente, la región negocie de forma casi bilateral, lo que no permite crear un bloque grande con mayor peso y ambición. Así, América Latina no recibirá, como África, la figura de "circunstancias especiales", que le da a algunos países considerados más vulnerables ante el cambio climático más atención en las conversaciones y negociaciones multilaterales como la COP. Bajo este contexto, la región llega con pasos débiles, muchas expectativas y poca tracción.
Aún así, líderes como Lula y Petro van a estar muy presentes en la cumbre y saben que la preservación del Amazonas es una causa que genera mucha empatía a n ivel global. Ojalá la sepan aprovechar para trabajar hacia una mejor coordinación climática en la región. Hace falta.
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