
Jeremy Corbyn, Julio 2015. Flickr. Algunos derechos reservados
Aunque hace tan sólo unos pocos días que Jeremy Corbyn se convirtió en el líder del partido laborista del Reino Unido, ya ha visto un aluvión de ataques personales por parte de la prensa, de los políticos, y de hasta los miembros de su propio partido. Ante tantos ataques, no puede sorprender que la gente normal no quiera asumir liderazgos.
Un político español vivió una situación muy similar hace poco tiempo, y esta experiencia debería servir de guía para Corbyn, para sus aliados, y sobre todo para los ciudadanos del Reino Unido.
La prensa, los políticos, los empresarios, la banca…, es decir, la clase dirigente, ataca a cualquiera que sea percibido como una amenaza para su poder y control. Si no, pregunten a Juan Carlos Monedero.
El académico y ex-secretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos, el partido político que ha roto el bipartidismo en España, fue víctima de uno de los ataques más concentrados e imparables de la historia reciente.
Sin que Monedero tuviese un puesto político oficial al nivel local, autonómico ni nacional, su vida profesional y personal fue examinada como nunca. La foto del profesor de ciencias políticas estuvo en las portadas de todos los periódicos nacionales, a veces en el mismo día, con titulares escandalosos y habitualmente falsos, o por lo menos puramente especulativos.
En este sentido, Corbyn puede darse cuenta de hasta qué punto es importante establecer una buena relación con periodistas solidarios. Sin amigos en la prensa, Corbyn no romperá la propaganda de la clase dirigente.
Durante la campaña, el equipo de Corbyn demostró sus habilidades para difundir sus ideas entre los medios de comunicación y, sobre todo, entre las redes sociales, a pesar de los problemas que tuvo con la prensa institucional. Este punto es crucial: un movimiento necesita contar con el apoyo de la gente en las redes para poder luchar contra los argumentos de la propaganda del establishment.
Para Corbyn, llegados a esta situación, la peor idea es el silencio; frente a un torrente de acusaciones, el nuevo líder de la oposición tiene que saber dar sus respuestas y presentar sus opiniones de manera rápida y clara, para demostrar a la gente su carácter y su capacidad de liderazgo.
A pesar de sus 33 años en el parlamento, Corbyn no es muy conocido fuera de Whitehall y, por esa razón, la prensa tiene más margen de maniobra para inventarse mentiras y alarmar a la gente. Todo el Reino Unido sabe algo de David Cameron, de su familia y de su pasado privilegiado, y a consecuencia de este conocimiento hay menos espacio para rumores y mentiras. El objetivo de la prensa es ganar dinero, y Cameron vende menos periódicos que Corbyn.
Evidentemente, la prensa y la clase dirigente no tienen muchas razones para criticar a un Primer Ministro conservador que sabe hacer la política tradicional muy bien, pero Corbyn no tiene esta buena fortuna.
El político de Islington no puede ocultarse, especialmente ahora que, después de su victoria, tiene tanto apoyo y popularidad, porque más historias de su pasado van a irse revelando en muy poco tiempo, y la opinión de la gente cambiará rápidamente.
Con Juan Carlos Monedero, la prensa mezcló la verdad con mentiras y acusaciones en un cóctel letal, y en poco tiempo su estatus cayó por los suelos. Todo el mundo tiene un pasado, y la debilidad de Monedero era su trabajo anterior en los países de América Latina y sobre todo en Venezuela, un país que después de más de quince años de chavismo, no tiene buena fama en España.
Gracias a su labor en las ex colonias españolas, Monedero ganó un montón de dinero, pero el origen de ese dinero y su posterior manejo fue el objeto de muchísimos rumores y titulares.
Después de mucho tiempo, de muchas portadas y discusiones, Monedero tuvo que despedirse y salir del punto de mira para dar aire a Podemos y a sus dirigentes; la prensa era insaciable y sólo paró cuando Monedero abandonó el frente de batalla.
El objetivo de la clase dirigente en el Reino Unido es el mismo: Corbyn le da miedo y, con su discurso alternativo que desmantela la idea de que el austericidio es la única opción, el viejo laborista cuenta con mucho apoyo en la calle, sobre todo después de siete años de desmantelamiento de los servicios públicos, gracias a las políticas de la tercera vía de Tony Blair y de los conservadores.
Afortunadamente, Corbyn no ha trabajado para países sospechosos y el tiene fama de ser comedido, honesto e implacablemente ejemplar pero, como ya hemos visto, una noticia no tiene que ser negativa para ser controvertida o dañina para su reputación.
En el pasado, Corbyn había hablado con los grupos islámicos Hamas y Hezbollah y la prensa ha escrito mucho sobre esa relación. Después de su elección, hubo artículos sobre sus antiguas amantes, sobre su decisión de no cantar el himno nacional y sobre el sexismo en la elección de su equipo de gobierno en la sombra.
Hasta ahora, la reacción del establishment contra Corbyn ha sido tan excesiva, que la gente se ha dado cuenta de que es falsa y de mera intencionalidad política. Pero con el tiempo la prensa institucional mejorará su habilidad y los ataques serán más inteligentes y más creíbles.
Corbyn ha hablado de un cambio del sistema económico y político, y va a sufrir por ello: hay mucha gente con poder en el Reino Unido y en el mundo que está contenta con la situación actual y no quiere que un socialista profeso hable de una alternativa más justa y democrática, especialmente cuando los ricos saben que el pueblo está harto del statu quo.
Pero hay esperanza porque, con ese nivel de apoyo de la gente, Corbyn tiene algo de lo que en general los políticos carecen: conexión con la gente de la calle. Corbyn no es un gran orador, pero es genuino y siempre da la sensación de ser él mismo (otros políticos gastan mucho dinero para dar esa misma impresión) y con la defensa de una política realmente popular, cuenta con una fórmula que es potencialmente muy poderosa.
Claro que hay y habrá amenazas y ataques por todos lados, pero con algunos asesores buenos y el impulso que genera el apoyo de la gente, Corbyn continuará cambiando el discurso del Reino Unido.
El caso de Juan Carlos Monedero nos ha enseñado que, aunque él se viese obligado a abandonar la primera línea del frente de batalla, el movimiento que representa Podemos seguirá adelante, porque cuando la gente cree en algo, siempre hay alguien más que viene a llenar el hueco.
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