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Lo que la cortina de humo de la Covid-19 esconde

La Covid-19 arrasó con todos los titulares y, de paso, opacó otros eventos importantes que han estado ocurriendo en el mundo. Português

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29 abril 2020, 3.05pm
Amanecer en Copataza, Ecuador, donde acaba de llegar una carretera que empieza a deforestar el territorio indígena Achuar
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Foto: Francesc Badia i Dalmases. All rights reserved.

Cuando ocurre un evento que interfiere de manera importante con nuestro día a día, es habitual que éste sea de lo único de lo que hablamos. Así ha sido con la primera pandemia (o epidemia de alcance global) que se vive en varias generaciones, y que ha tenido un impacto como ninguna otra en nuestras rutinas.

La Covid-19, entonces, permeó no solamente nuestras vidas, sino también nuestros titulares. Para el 13 de marzo, el coronavirus ya había ocupado la totalidad de los temas que trataba El País y, según Vox, para el 15 de marzo, casi el 15% de las noticias que se consumían trataban sobre el coronavirus. Es muy factible que hoy, a finales de abril, estos números sean bastante mayores.

Como resultado, ha habido información superabundante sobre el coronavirus, pero han faltado titulares sobre otras noticias de gran trascendencia que han ocurrido en los últimos meses. La cortina de humo de la Covid-19 nos está costando pasar por alto el aumento en la deforestación, el aumento de las temperaturas a nivel global, los asesinatos a líderes sociales y medioambientales, los obstáculos al acceso a abortos libres y seguros, y muchos asuntos más.

Amenazas y asesinatos a líderes sociales y medioambientales

Aunque se hayan silenciado los titulares sobre esta tragedia, no se han silenciado los fusiles. En Colombia, asesinaron a 15 líderes sociales desde que empezó la cuarentena el 24 de marzo, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz. La Fundación Paz y Reconciliación colombiana ha denunciado intrusiones violentas de grupos armados al margen de la ley en diferentes regiones rurales, así como asesinatos de líderes sociales y personas de la comunidad afro. Se han denunciado escenas tan macabras como la llegada de 5 cuerpos en bolsas negras en un río de Tumaco, aparentemente asesinados por grupos armados ilegales. Omar y Ernesto Guasiruma Nacabera, dos indígenas embera de la comunidad de Buenavista en el Valle del Cauca, fueron tiroteados y murieron a 20 metros de la puerta de su casa.

Igualmente alarmantes son las denuncias sobre la erradicación forzosa de cultivos de coca en 6 regiones de Colombia, 5 de las cuales tienen acuerdos firmados de erradicación voluntaria resultado del Acuerdo de Paz del 2016 entre el gobierno de Colombia y las FARC. La resistencia del campesinado y los enfrentamientos con la fuerza pública ya resultaron en la muerte de un joven de 22 años; una confrontación que parece no acabarse pronto. ¿Por qué iniciar una misión tan controvertida en medio de una cuarentena nacional?

Colombia no está sola. El pasado 8 de abril,asesinaron en Veracruz a Adán Vez, líder medioambiental en México. Como bien advierten Camila Ruiz y Carmen Arcarazo, “Su asesinato es un frío recordatorio sobre los riesgos a los que las personas defensoras de derechos humanos continúan enfrentándose a pesar de las restricciones impuestas por el coronavirus.” El 23 de marzo, un par de pistoleros asesinaron al abogado ambientalista Isaac Medardo Herrera Avilés en Morelos. También en Brasil ha caído bajo las balas de los madereros Zezico Rodrigues, un respetado líder del pueblo guajajara.

En el parque nacional Virunga en el Congo, también asesinaron a 12 guardaparques en lo que tildan como el ataque más violento de los últimos años. Aunque se culpa a miembros de los grupos rebeldes de Rwanda por el ataque, todavía no se tiene claro quiénes fueron los responsables.

La cortina de humo de la Covid-19 nos está costando pasar por alto el aumento en la deforestación, el aumento de las temperaturas a nivel global, los asesinatos a líderes sociales, los obstáculos al acceso a abortos libres y seguros, y muchos asuntos más.

Sigue la crisis climática

Los meteorólogos dicen que este año 2020 va camino a ser el más caluroso de la historia. Se siguen batiendo todos los récords de temperaturas y, si bien es cierto que la caída de emisiones durante las cuarentenas y el parón económico de medio mundo tendrá algún efecto puntual, éste será poco significativo estadísticamente.

La concentración de todas las acciones en la contención del virus abrirá paso a la prisa por reactivar las actividades basadas en la economía del carbono y, por lo tanto, en las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero en la atmósfera. El ártico sigue su deshielo, pero la noticia es que en Groenlandia no se han dado casos de coronavirus.

Deforestación

Las motosierras tampoco se han silenciado. Según el Instituto Sinchi, durante marzo se registraron 12.958 puntos de calor que denotan deforestación en la Amazonía colombiana, un aumento del 276% comparado con el mismo periodo el año pasado.

Mientras, en Brasil, la deforestación aumentó en un 51% durante el primer trimestre de este año, en comparación con el primer trimestre del año pasado. El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, advierte que esto se debe a la falta de vigilancia en el territorio.

Ataques contra la democracia

Lo que más se ha escondido detrás de la cortina de humo de la Covid-19, han sido los repetidos ataques a la democracia en diferentes partes del mundo. El gobierno de Xi Jinping arrestó a más de 12 veteranos del movimiento prodemocrático de Hong Kong que jugaron un papel crucial en las protestas del año pasado, arresto que pasó desapercibido para la magnitud de su significado. Es un fuerte ataque a los últimos esfuerzos democráticos que tiene Hong Kong.

En Estados Unidos, senadores y congresistas republicanos se han cubierto detrás del velo de la Covid-19 para adelantar agendas anti-aborto que son inconstitucionales. Se han esforzado en impulsar la prohibición del aborto en 8 estados, lo que ha dejado “desiertos de aborto” a lo largo del país. Estos desiertos hacen que el aborto sea menos accesible, pues las mujeres deben viajar alrededor de 260 millas, por lo general fuera de los estados donde residen, para poder tener acceso a un aborto libre y seguro.

La crisis política de Brasil, que puede tener repercusiones significativas para el futuro de Bolsonaro, también escapó de los grandes titulares. Hace dos semanas, Jair Bolsonaro despidió a su ministro de Salud en medio de la crisis por el coronavirus. La semana pasada, forzó la renuncia de su ministro de Justicia, Sergio Moro, quien era la figura más popular de su gobierno. Como bien explicamos desde democraciaAbierta, “Lo que todo esto muestra es que Bolsonaro ha perdido un apoyo que era masivo entre las alas centristas, dentro y fuera del gobierno. Pareciera que Bolsonaro está tratando de distanciarse de su propio gobierno. La lógica detrás de la estrategia podría ser protegerse de la culpa cuando la recesión económica que seguirá a la pandemia golpee con toda su fuerza. Bolsonaro fue, en gran parte, votado por sus promesas de crecimiento económico después de siete años de estancamiento del que se hizo responsable al partido de Lula da Silva y Dilma Roussef.”

Se han comenzado a oír voces y rumores acerca de una posible destitución de Bolsonaro, pues está perdiendo buena parte de sus apoyos, tanto entre el establishment que lo encumbró como entre los votantes. Es muy pronto para saber cómo esto se va a desenvolver, pero los últimos abusos de poder para supuestamente encubrir investigaciones criminales que afectan a sus hijos, y su actitud irresponsable ante la crisis del coronavirus, lo están poniendo al borde del impeachment.

Por último, saltan las alarmas ante las potenciales consecuencias anti-democráticas de las medidas de vigilancia telemática o de limitación o prohibición de la libertad de movimiento que han impuesto casi todos los países del mundo como herramientas para frenar el contagio del coronavirus. Si bien un estado de emergencia sanitaria como el que vivimos justifica algunas de dichas medidas, hay que estar alerta a qué tan dispuestos estarán los gobiernos de abandonarlas una vez superada la emergencia. Si la historia nos enseña algo, es que la tentación autoritaria del poder es grande, y por lo tanto el regreso a los derechos de movilidad o privacidad podría ser un paso difícil de dar.

Lo que más se ha escondido detrás de la cortina de humo de la Covid-19, han sido los repetidos ataques a la democracia en diferentes partes del mundo.

La crisis del coronavirus y sus consecuencias sanitarias y económicas, con ser gravísimas, lo está tapando todo. Y si bien, tanto para quienes leen como para quienes escriben, puede parecer algo efímero, pues eventualmente saldremos de la pandemia y los titulares volverán a ser los de siempre, importa no bajar la guardia ante los otros grandes asuntos que ocupan la agenda política y preocupan a la gente.

Quienes lideran saben que el coronavirus se va a llevar los titulares casi de manera automática, y saben que su accionar puede esconderse detrás de la cortina de humo de la Covid-19. Por eso, es importante más que nunca mantenerse vigilantes, seguir reportando abusos y violencias y denunciar las derivas autoritarias que algunos gobernantes y grandes grupos de interés están adoptando, aprovechando que nadie los ve.

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