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Los venezolanos ante la reelección de Maduro

La ausencia de adversarios políticos potentes implica falta de competitividad electoral - un escenario perfecto para el presidente Nicolás Maduro, e imposible para cualquier esperanza de oposición. English

Dariana Arias
23 abril 2018
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Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela. 6 de marzo 2017. Xinhua/SIPA USA/PA Images. Todos los derechos reservados.

La maquinaria electoral del gobierno venezolano - una estructura de poder sociopolítico articulada en torno al Gran Polo Patriótico que lidera el partido político más poderoso de la historia contemporánea de Venezuela: el PSUV (con una afiliación estimada de 5 millones) - se ha marcado un objetivo: conseguir 10 millones de votos para el presidente Maduro en las elecciones del próximo 20 de mayo.

Esto implica necesariamente centrarse en los llamados Ni-Nis, esa gran mayoría de votantes que no se consideran "ni de izquierda ni de derecha", y cuya primera opción electoral sería un candidato independiente, no alineado con los partidos tradicionales. Su antipatía por Maduro empata con su desconfianza hacia los líderes de la oposición.

La oposición conservadora ha llamado a boicotear las elecciones, que considera ilegítimas por haber sido convocadas por la Asamblea Nacional Constituyente, que no reconoce. Y por esta misma razón ha retirado su apoyo al candidato presidencial independiente mejor situado en las encuestas, Henri Falcón.

Sin embargo las encuestas, incluso las oficiales, señalan que la gran mayoría de los venezolanos quiere acudir a las urnas. La intención de voto se sitúa entre el 65% y el 80%.

Bajo el mandato de Maduro, Venezuela ha experimentado disturbios sociopolíticos continuos, hiperinflación, escasez y delincuencia.

La no competitividad electoral - la otra razón por la que la oposición conservadora boicotea las elecciones - implica que, aunque datos recientes indican que el índice de aprobación de Maduro está a su nivel más bajo (entre el 18% y el 26%), el presidente es el gran beneficiado de que a los venezolanos no se les propongan candidatos con los que puedan identificarse.

Estando así las cosas, la máquina electoral del gobierno apunta hacia los Ni-Nis, que representan aproximadamente el 70% de la población. Es imperativo convertir a una parte sustancial de Ni-Nis y otros no creyentes, ya que sus votos van a ser clave para conseguir la reelección de Maduro.

El candidato oficial

Nicolás Maduro tiene ahora 55 años. Es el candidato presidencial del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pero cuenta con el apoyo de varios partidos políticos y organizaciones de izquierda, incluido el Partido Comunista, a pesar de sus diferencias

Creció en un ambiente familiar politizado: en diciembre de 1967, sus padres le llevaron a un teatro en el centro de Caracas para presenciar a Beltrán Prieto Figueroa anunciando la creación de un partido político, el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), que décadas más tarde se fusionaría con el PSUV.

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Nicolás Maduro, Fuente: AFT/Contrapunto

Al cuarto año de primaria ya andaba debatiendo con su maestro acerca de la Revolución Cubana, lo que le valió varias horas de detención en la biblioteca de la escuela. En secundaria, se unió al Movimiento Ruptura, un grupo político dirigido por Douglas Bravo.

Su educación ideológica y política posterior no tuvo lugar en la universidad, ya que no accedió a ella al finalizar la escuela, sino en organizaciones de base y a través de su participación activa en causas cívicas como militante.

Trabajó como conductor en la compañía de transportes públicos Metrobus de Caracas entre 1991 y 1998. Allí se convirtió en un líder sindical.

Tras conocer a Chávez, ahondó en su compromiso político: se desempeñó en varios puestos clave durante los gobiernos de Chávez y fue ungido por éste como sucesor poco antes de su muerte. Asumió el cargo de presidente en 2013.

Dos hitos del mandato de Maduro tienen influyen especialmente en la intención del voto progubernamental en las próximas elecciones: los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y la criptomoneda, o moneda digital venezolana, respaldada por las reservas de varios recursos naturales como petróleo, oro, diamantes y gas, el Petro.

El sistema CLAP

Los CLAP constituyen un sistema de suministro y distribución de alimentos subvencionados a través de redes locales. Se desarrolló y puso en marcha para aliviar la crisis alimentaria y sus beneficiarios son entre 4 y 6 millones de familias de los estratos más vulnerables de la población.

El sistema ha sido objeto de severo escrutinio, ya que su funcionamiento no ha estado exento de corrupción. El presidente Maduro ha reconocido el problema y se ha comprometido a hacer justicia

Además de la Derecha, también algunos sectores de la Izquierda crítica han incidido en las deficiencias de los CLAP, resaltando que se trata de un sistema clientelar y de control social que instaura un trueque socio-político: "alimentos a cambio de votos".

En cualquier caso, cabe recordar que el PSUV ganó 18 de los 23 estados en las elecciones del año pasado, a pesar de la crisis monstruosa por la que atraviesa Venezuela.

Cristóbal Ramírez, de 67 años, confesaba a la agencia France Presse la razón por la que votó por el PSUV en las elecciones del año pasado: "Mientras que la oposición esconde los alimentos, el gobierno nos da sustento". Ramírez, que se gana la vida como mecánico, rechaza la violencia que se produjo en los enfrentamientos callejeros del año pasado.

Emitió su voto con la esperanza de que haya paz. Admite que estuvo dudando si votar por la oposición, pero decidió no hacerlo porque, según dice, nunca les ha oído hablar de los pobres: "Ni siquiera están en el poder y ya nos tratan mal… Imagínese si ganaran: ¡nos matarían a todos!”

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Cristóbal Ramírez en su taller en Petare. Photo: AFT/Contrapunto

El Petro 

El Petro es la criptomoneda creada por el gobierno como medida de emergencia destinada a eludir la llamada "guerra económica asimétrica". Venezuela es el primer país del mundo que introduce una criptomoneda controlada por el gobierno.

Que tenga éxito o no, es irrelevante en este momento. En el contexto de la campaña para las próximas elecciones, lo significativo es que se trata de una iniciativa inteligente por parte del gobierno, que señala un rechazo de las normas económicas establecidas y las estructuras financieras mundiales que tan inadecuadas se han revelado para hacer frente a las realidades de América Latina.

Se ha infravalorado mucho al chavismo, y es por esto que permanece en el poder. Enfrentando las sanciones económicas de los Estados Unidos, Maduro ha tomado medidas que ofrecen soluciones (como la creación de la criptomoneda) y que son ampliamente percibidas como un mecanismo de defensa de la dignidad económica de las personas.

Esto, sin duda, fortalece su imagen de protector de las masas y aumenta su figura de líder fuerte que vela por los intereses de su pueblo. A su vez, esto eleva la moral colectiva de sus seguidores y tranquiliza también a muchos de los  "Niños de Chávez", como les llama la propaganda oficial.

El Petro es una prueba de buena fe: la solución que ofrece el gobierno ante el acoso económico  -y, como tal, es un símbolo importante de autodeterminación económica. 

El martes 6 de marzo, la Asamblea Nacional controlada por la oposición conservadora rechazó y anuló el Petro como mecanismo financiero y lo declaró inconstitucional.

El 19 de marzo, el gobierno de Estados Unidos emitió una Orden Ejecutiva prohibiendo las operaciones comerciales con la criptomoneda venezolana.

Disturbios, hiperinflación, escasez y delincuencia 

Bajo el mandato de Maduro, Venezuela ha experimentado disturbios sociopolíticos continuos, hiperinflación, escasez y delincuencia. Hay factores internos y externos que explican esta situación. El presidente Maduro ha sido sancionado, y su gobierno ha sido abiertamente amenazado con la aplicación del protocolo de cambio de régimen de la CIA.

La Organización de Estados Americanos (OEA) ha acusado a su gobierno de violaciones de los derechos humanos y la oposición conservadora le acusa de ser un dictador. 

Sin embargo, Maduro confía en que será reelegido. En una entrevista que concedió al activista político Marco Enríquez-Ominami, respondió a preguntas sobre el proceso electoral y sobre que se le etiquete como dictador.

El presidente - en resumen - dijo que la gente responderá con su voto a esas preguntas: "Desde el año 2000, llevamos un total de 24 elecciones, y las fuerzas revolucionarias han ganado 22 de ellas – presidenciales, generales, municipales y referendos (...) Este año vamos a celebrar las vigésimo-quintas elecciones en 18 años, y estoy seguro de que estamos a punto de obtener nuestra victoria número 23".

Ante las acusaciones de que las próximas elecciones podrían ser fraudulentas, Maduro solicitó a la ONU que envíe observadores internacionales para supervisar todo el proceso. La oposición conservadora, por su parte, ha pedido a la ONU que no valide lo que ellos llaman "simulación electoral". 

Los venezolanos tienen ahora la palabra.

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