En una declaración pública Cabal incluso llegó a decir que Petro se "reencontrará con sus viejos amigos de la izquierda latinoamericana." y que "se ve venir un realinderamiento de las relaciones internacionales que ojalá no sea en la línea del socialismo latinoamericano más radical como Nicaragua y Venezuela. Esta última hipotecada económciamente a China, militarmente a Rusia, políticamente a Cuba y con la asesoría cercana del terrorismo iraní". Remató afirmando que se opondrá rotundamente al traslado de la policía del ministerio de defensa al nuevo ministerio de la paz y al desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
Lo que muestra la naciente oposición a Petro es que tendrá dos líneas: la moderada y la radical. Mientras la primera llama a reflexionar sobre temas como la propuesta productiva de Petro y por lo que ha llamado "democratización del espacio", que la derecha política de Colombia entiende como expropiación; la segunda tiene un discurso más radical y que apela al miedo a discursos populistas de izquierda como el de Nicolás Maduro o el del autoritario Daniel Ortega en Nicaragua.
El discurso de Cabal confirma permanentemente tal oposición radical; en la W Radio, uno de los programas más escuchados por los colombianos, se la pudo oír gritando que George Soros está detrás del Acuerdo de Escazú y que el de Petro será un régimen dictatorial porque es parte de la Internacional Socialista.
Aunque es fácil encontrar algo de caricaturesco en las teorías de Cabal, en sus diatribas sobre el comunismo y el socialismo que, para ella, amenazan con tomarse el poder del planeta financiados por las élites multimillonarias, abortistas y libertarias; es la misma senadora que criticó el histórico informe que entregó la Comisión de la verdad, defendiendo al ejército, y acusando de “descarado” al líder del informe, el padre Francisco de Roux.
También es la misma senadora a la que no le tembló la voz para criticar a Uribe y decir que, al reunirse con Petro, envió un "mensaje confuso e incomprensible”, o al decir de Duque, cuando todavía era presidente y líder de su mismo partido, era un "gordo marica, un liberal de izquierda, un mamerto" y que "ese güevon trabajó en Washington todal a vida y Uribe solo lo escogió para que le cargara la maelta cuando iba de viaje" o que "es un gordo marica viajando por el mundo con 150 personas de comitiva". Finalmente, Cabal acusó al nuevo canciller, Álvaro Leyva Durán, uno de los hombres que más conocimientos tiene sobre paz y reconciliación en Colombia, de ser el canciller de las Farc.
Si Cabal será finalmente la encargada de dirigir la oposición y mantiene este tono radical, no solo su partido sino todos los que no estén de acuerdo con el gobierno entrante corren el riesgo de perder su capacidad estratégica para ejercer una oposición constructiva y responsable. Esto sería, sin duda, un peligroso déficit para todos los colombianos, que se merecen políticos que ejerzan su poder de forma responsable, con argumentos sólidos y a la altura de los tiempos complejos que se avecinan en Colombia.
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