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“Estamos aturdidas, pero bien. No podemos ni caminar. Estamos en shock, necesitamos tiempo para recuperarnos, tenéis que entendernos. Estamos agotadas física y psicológicamente. Quiero agradecerle a la gente su colaboración. Ahora quiero ver a mi madre”. Las palabras de Jimena Rico, una joven argentino-española que estuvo detenida con su novia egipcia en Estambul, ponían así fin a casi una semana de incertidumbre.
Perseguidas por la familia de la novia, Jimena y Shaza primero estuvieron en Dubái, luego en Georgia y finalmente fueron detenidas en un centro de refugiados en Estambul. De allí, tras un revuelo internacional, fueron deportadas a España. Aterrizaron en Barcelona, donde una amiga las llevó en auto a reunirse con su familia.
La pareja había estado desaparecida por casi tres días, hasta que Jimena logró hablar con su familia en España para contarles que estaba detenida en una especie centro de detención de migrantes en Estambul. El motivo: Jimena estaba intentando rescatar a su novia, de una familia egipcia acomodada, que se oponía a su relación.
Ahora, ya fuera de peligro, las chicas planean casarse y pedir que Shaza sea aceptada como refugiada en España. “Sé que nuestra historia ha llegado a todo el mundo y hemos aprendido que hay personas que lo están pasando mucho peor que nosotras”, dijo Jimena en una conferencia de prensa. “Buscaremos trabajo y queremos quedarnos aquí. A Shaza le sorprende la libertad con la que se puede ir por la calle de la mano con tu pareja”.
La odisea
En el primer audio que difundieron sus amigos, Jimena advertía que estaban en peligro. Fue enviado desde Dubái, donde vive la familia de Shaza. “Esto es rápido: me vine otra vez a Dubái con mi novia porque le mandaron un video falso de que su mamá se estaba muriendo”, cuenta en el audio. “Llegamos hoy, era mentira y nos encerraron en la casa. La quieren literalmente matar, están hablando con las leyes de aquí y la quieren matar”.
“No voy a permitir que la maten”, decía entre lágrimas. “Los padres me sacaron un billete para que me vaya… Cuando me lleven al aeropuerto, ella va a salir corriendo y va a estar una amiga esperándola para ayudarla. No tiene pasaporte para salir, pero vamos a llamar a todas las embajadas para tratar de sacarla del país”.
El plan falló: la familia estaba en el aeropuerto. Jimena mandó otro audio. Estaba desesperada: “El padre se ha presentado aquí con toda la familia, con una abogada y una jueza. Se la han intentado llevar por la fuerza… Estoy detenida… La familia está loca, no sé qué voy a hacer…”.
Desde entonces, su rastro se perdió: estuvieron desaparecidas hasta que Jimena logró comunicarse desde el centro donde estaban detenidas en Turquía. “Estamos encerradas con un montón de mujeres. La policía no habla español, se me ríen en la cara. Me han quitado todo”.
“En Arabia Saudí, ser homosexual tiene pena de muerte. En Dubái, tiene pena de cárcel”, contó la madre de Jimena a Cosecha Roja. “Mi hija tenía miedo de la familia de Shaza, a quien todavía no conozco. Yo temía por la vida de las dos”.
Una historia de amor
Jimena estaba trabajando en un bar en Londres. Shaza y sus dos guardaespaldas estaban en el reservado del bar. Ellos la acompañaban durante sus vacaciones. Fue en ese bar, en octubre de 2016, donde se conocieron.
Shaza volvió a Dubái y Jimena le fue a visitar. Estuvieron juntas un tiempo, hasta que Jimena debió volver a Londres. Entonces Shaza buscó una forma de volver a estar con ella y la encontró: un visado para hacer un máster en Inglaterra. Se lo pidió a su padre y él se lo consiguió.
Shaza volvió a Inglaterra con la excusa de estudiar. Desde allí, decidió contarle a su familia que estaba enamorada de una mujer.
La reacción de la familia no se hizo esperar. El papá de Shaza le escribió. Le dijo que debía volver a Dubái, porque su mamá estaba gravemente enferma. Le mandó fotos y un video, en apariencia reales, pero trucados, en los que se podía ver a la mujer en su lecho de muerte. Ese fue el inicio de la trama.
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