
Mar de lodo en la parte baja de Vale en Brumadinho, Minas Gerais. Foto: Cadu Rolim/Fotoarena/PA Images. Todos los derechos reservados.
El 25 de enero, en la pequeña ciudad de Brumadinho, en el suroeste de Brasil, se rompió una presa propiedad de la mayor empresa minera del país, Vale S.A. A resultas de esto, más de 12 millones de metros cúbicos de aguas residuales fueron a parar en el río Paraopeba. Un alud de lodo barrió casas, trabajadores y animales. Hasta la fecha, han sido halladas 99 personas muertas y 257 siguen desaparecidas.
"La historia se repite", tuiteó la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva.
Hace tres años, fue un embalse propiedad de una empresa mixta de Vale S.A. y el grupo anglo-australiano BHP Billiton el que cedió, destruyendo el municipio de Mariana.
Se consideró entonces que el accidente de Mariana era el peor desastre ambiental ocurrido nunca en Brasil. Costó la vida a 19 personas. El lodo alcanzó varios ríos y 7 estados padecen todavía hoy las consecuencias.
“El desastre de Brumadinho debe investigarse como un delito”.
Las víctimas de Mariana han estado luchando en los tribunales por conseguir una indemnización. Nadie ha sido declarado culpable y ni tan solo se ha programado el juicio del caso. Sin embargo, Vale S.A. solicitó en diciembre del año pasado ampliar un 88% la capacidad de la mina Córrego do Feijão, donde se encuentra la presa de Brumadinho, solicitud que le fue aceptada.
Como informó The Intercept Brasil, la compañía conocía los riesgos de Brumadinho, pero los omitió. Y los funcionarios aceptaron la solicitud, haciendo caso omiso de los organismos de protección del medio ambiente.
"El desastre de Brumadinho debe investigarse como un delito", ha declarado Baskut Tuncak, Relator Especial de la ONU para Derechos Humanos y Tóxicos.
Países distintos, temas parecidos
Pero los problemas relacionados con Vale S.A. no se circunscriben a Brasil. La compañía opera en más de 30 países. Y hay indicios de infracciones en al menos ocho de ellos.
Para llevar a cabo prospecciones para la minería de carbón en la provincia de Tete en Mozambique, Vale S.A. reasentó a unas 1.300 familias. La empresa prometió alimentos, viviendas e infraestructuras, pero a duras penas cumplió con su compromiso. Según un informe de Human Rights Watch, tras su traslado los afectados tuvieron serias dificultades para acceder a agua potable o a tierra agrícola de calidad.
El año pasado, los residentes de Tete bloquearon una mina durante más de 10 días tras varios intentos infructuosos por negociar una solución para disminuir los altos niveles de polvo en el aire.
La lista de acusaciones incluye trabajo esclavo en Brasil, contaminación de agua en Argentina y Nueva Caledonia, corrupción de líderes políticos en Guinea, además de espionaje de trabajadores, movimientos populares y periodistas.
En Canadá, en las provincias de Terranova y Labrador, se produjo una huelga que duró más de un año. En Indonesia, para poder abrir un camino hacia su mina de níquel en Sulawesi, Vale S.A. expulsó de sus tierras a las comunidades indígenas Karonsi'e.
Las comunidades de Cajamarca, en Perú, han denunciado el uso de milicias paramilitares para amenazar a los manifestantes. Allí, una filial de Vale S.A., Miski Mayo, extrae y exporta fosfatos.
La lista de acusaciones incluye trabajo esclavo en Brasil, contaminación de agua en Argentina y Nueva Caledonia, corrupción de líderes políticos en Guinea, además de espionaje a trabajadores, movimientos populares y periodistas.
En 2012, Greenpeace eligió a Vale S.A. como la peor empresa del mundo. Los numerosos conflictos con Vale llevaron a los manifestantes a organizar la Primera Reunión Internacional de Afectados por Vale en 2010 en Río de Janeiro. El evento reunió a 160 personas procedentes de los cinco continentes.
El día en que reventó la presa en Brumadinho, este grupo publicó una nota en la que decía: "Nos solidarizamos con todos los afectados y seguimos gritando: ¡no ha sido un accidente!".
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