Sin embargo, según las autoridades de Migración, respondiendo a preguntas de la agencia de noticias española EFE, Rajal mintió durante la entrevista de migración, declarando que vendría al país por turismo y no por trabajo, como aclaró más tarde. Supuestamente, más tarde clarificó que se dirigía a Medellín, donde se lleva a cabo el Festival Gabo, pero en realidad también estaba planeando ir a Cúcuta, algo que Rajal desmiente con rotundidad. "No es que nos parezca sospechoso ingresar al país por razones de turismo. Sin embargo, existen reglas establecidas para quienes ingresan al territorio nacional", dijo Migración.
Cuando se le preguntó sobre la detención de Rajal, Migración le dijo a EFE que "no fue detenida", sino que permaneció en una "sala de tránsito" mientras esperaba un vuelo de regreso a México, siguiendo estrictamente lo establecido por los protocolos.
"No es cierto que la periodista estuviera incomunicada, prueba de esto es que llamó al coordinador o al gerente de producción y le dijo lo que estaba sucediendo", concluyó Migración.
Con todo, estas son claramente excusas muy débiles para una actitud intimidatoria y abusiva de las autoridades de migración que es del todo intolerable. Es muy desafortunado que Migración haya reaccionado exageradamente a las supuestas contradicciones de Rajal en la entrevista en la frontera, y que como consecuencia se violara su derecho a hacer su trabajo como periodista.
Colombia acoge esta semana el Festival Gabo, uno de los foros latinoamericanos más prestigiosos para el periodismo y la libertad de expresión, e incidentes como este hablan mucho de las contradicciones internas del país, con un gobierno que no parece creer en esa libertad.
Muchas cosas que suceden en Colombia deben ser reportadas y no es enviando de regreso a periodistas del IWMF y violando sus derechos que se hará posible este trabajo urgente.