Hoy sabemos que nuestras experiencias también son válidas, tenemos mujeres que narran realidades que se entretejen con nuestros territorios. Hoy atesoramos las palabras de: María Lugones, Ochy Curiel, Yuderkys Espinosa, Aura Cumes, Silvia Rivera Cusicanqui, Leydy Pech, Rita Segato, Yasnaya Elena Gil, Gladys Tzul Tzul, Marielle Franco y tantas otras.
La lucha feminista es el llamado a no soltar la resistencia de 500 años para muchas, y a despertar de la larga noche para otras. Es una lucha que no es una y no es única: es lucha de luchas, conecta las narrativas desde los feminismos negros, decoloniales, periféricos, populares, indígenas, transincluyentes. Los feminismos construidos desde las vivencias de las mujeres, los movimientos sociales y la academia en estos territorios, que hoy nos permiten situarnos en la complejidad global desde nuestras propias experiencias.
Hace poco escuché a Angela Davis decir que: “Las personas asumen que cuando te comprometes con prácticas feministas te enfocas sólo en problemas de género, o te enfocas sólo en mujeres. Para mí, el feminismo es una metodología, una forma de pensar respecto del mundo; es un método de organización, nos llama a ser inclusivxs. A ser inclusivxs entendiendo las conexiones y las relaciones. El feminismo asegura que nadie se quede atrás”. Y sí, ser feminista es mucho más que romper el pacto y tirar al patriarcado. Ser feminista es declararse antirracista, anticolonialista; es actuar para romper el pacto de raza y clase. Ser feminista es luchar por nosotras aboliendo nuestros propios privilegios, porque el poder entre pocas, tampoco sirve.
Los feminismos representan al movimiento social más relevante de la historia contemporánea; también pueden ser la oportunidad de deconstruir los sistemas político-económicos que amenazan la vida; la oportunidad de forjar democracias que respondan a las demandas sociales y ambientales de nuestros tiempos. A partir del tejido fino entre los feminismos y sus luchas, podemos imaginar un sistema alternativo que garantice una vida digna para todes y reconozca la autodeterminación de las naciones sobre sus territorios. Ese sistema ya está ahí, dando vueltas en los imaginarios de muchas que saben que un mundo ch’ixi es posible[1].
Seré breve, nada tiene que ser como es.
Este es el momento histórico que nos tocó vivir; asumámoslo en colectivo y en plural.
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