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"Las ciencias sociales y las humanidades no son un lujo": Manifiesto contra los recortes para las Ciencias Humanas en Brasil

Más de mil académicos de universidades de todo el mundo firmaron el lunes un manifiesto contra la eventual reducción de recursos para las facultades de Ciencias Humanas propuesto por el gobierno de Jair Bolsonaro. Portugues. English.

Achille Mbembe The Gender International Etienne Balibar Seyla Benhabib
8 mayo 2019, 12.01am
Cartel durante manifestación frente al Colegio Militar de Río: "¡Un país se hace con educación! Quién planta armas, recoge cuerpos en la tierra". Foto: @claudianeo. Todos los derechos reservados.

En 2016, el juicio político a la entonces presidenta Dilma Rousseff fue un inesperado golpe para la democracia brasileña. El encarcelamiento y la eventual eliminación de Luiz Inácio Lula da Silva de la carrera presidencial en 2018, mientras que las encuestas indicaban que él era claramente el favorito, no fue más que un episodio esperado dentro de la crisis política en Brasil.

Una de las consecuencias de esta crisis fue la victoria, no de la derecha, sino de la extrema derecha. La democracia brasileña ha estado amenazada desde la toma de posesión de Jair Bolsonaro el 1 de enero de 2019. Era bien sabido que el nuevo presidente tenía nostalgia de la dictadura militar que Brasil había sufrido durante veinte años; hoy, incluso, quiere celebrar el golpe de 1964.

La ejecución de Marielle Franco, una activista que luchaba contra la brutalidad policial en las favelas, parece haber sido un presagio de la violencia estatal que ha ido en aumentado desde entonces. Incluso antes de las elecciones, Bolsonaro era conocido por sus comentarios racistas, sexistas y homofóbicos, y el imaginario "kit gay" incluso aumentó su popularidad. El nombramiento de Paulo Guedes a cargo de la economía confirmó que el gobierno de Bolsonaro seguiría la linea neoliberal de los Chicago Boys, que definieron el gobierno del general Augusto Pinochet en Chile.

Las recientes medidas contra la sociología y la filosofía en las universidades públicas, anunciadas por el ministro de Educación, y apoyadas por el presidente, pueden parecer sorprendentes en un país cuyo lema, Orden y Progreso, adornando la bandera nacional, es tomado del filósofo y fundador de la sociología, Augusto Comte. Sin embargo, estas medidas aclaran la conexión entre los ataques culturales e ideológicos del nuevo régimen. Esta petición internacional, disponible en varios idiomas, ya ha sido firmada por más de 1.000 académicos, de más de 40 países y 30 disciplinas, por asociaciones profesionales o sus presidentes.

El texto reproducido a continuación hace hincapié a las cuestiones antidemocráticas y económicas del antiintelecualismo de Bolsonaro y su gobierno:

Bolsonaro anuncia el recorte para facultades de Ciencias Humanas como una necesidad para "enfocarse en areas que generen un retorno inmediato al contribuyente".

"El 26 de abril de 2019, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, confirmó en Twitter lo que su ministro de Educación, Abraham Weintraub, había anunciado un día antes: su plan de gobierno es recortar los fondos federales para programas académicos en sociología y filosofía. Los futuros estudiantes de estas disciplinas tendrían que pagar por su propia educación.

Mientras que el Ministro modeló su propuesta a partir de la de Japón en 2015, el Presidente insistió en que la educación superior debería centrarse en la lectura, escritura y aritmética, y que en lugar de las humanidades, el Estado federal debería invertir en áreas que traigan "beneficios inmediatos" para el contribuyente, como las escuelas de veterinaria, ingeniería y medicina.

Nosotros, los firmantes de esta declaración, advertimos de las graves consecuencias de tales medidas, que han llevado incluso al gobierno de Japón a retirarse de sus propuestas tras una amplia protesta nacional e internacional.

En primer lugar, la educación en general y la educación superior en particular no aportan beneficios inmediatos; son una inversión en el futuro de las nuevas generaciones.

En segundo lugar, las economías modernas no sólo requieren técnicos especializados; nuestras sociedades necesitan ciudadanos con una formación amplia y general.

En tercer lugar, en nuestras sociedades democráticas, los políticos no deben decidir qué ciencia es buena y que ciencia es mala. La evaluación del conocimiento y de su utilidad no puede llevarse a cabo de tal manera que se ajuste a las ideologías de los que están en el poder.

Las ciencias sociales y las humanidades no son un lujo; pensar en el mundo y comprender nuestras sociedades no debe ser el privilegio de los más ricos.

Como académicos de los más diversos campos y disciplinas, estamos plenamente convencidos de que nuestras sociedades, incluido Brasil, necesitan más y no menos educación. La inteligencia colectiva es tanto un recurso económico como un valor democrático."

Firman:

Judith Butler (UC Berkeley)

Étienne Balibar (Paris-Nanterre)

Seyla Benhabib (Yale U.)

Michel Bozon (INED)

Wendy Brown (UC Berkeley)

Sonia Correa (Sexuality Policy Watch)

Éric Fassin (Paris 8),

Zeynep Gambetti (U. Bogazici, Istanbul),

Agnieszka Graff (U. of Warsaw)

Maria Filomena Gregori (UNICAMP, São Paulo,ABA)

Catherine Malabou (Kingston U., London)

Achille Mbembe, (U. of Witwatersrand)

Richard Miskolci (UNIFESP, São Paulo)

Pippa Norris (Harvard University, Cambridge, Mass.)

Larissa Pelucio (UNESP, São Paulo)

José Ignacio Pichardo (U. Complutense, Madrid)

Gita Sen (Bangalore)

Mara Viveros Vigoya (U. de Colombia, Bogota).

El resto de firmas se pueden ver aquí.

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