Con la detención de un hombre llamado Fabrício Queiroz, que había permanecido escondido durante 18 meses, este mes se produjo un gran avance en la trágica novela que es la política contemporánea en Brasil.
Su arresto, en una casa del abogado de la familia Bolsonaro, es clave porque, según los fiscales, Queiroz es el guardián de una serie de actividades corruptas cometidas por miembros de la familia Bolsonaro en las últimas dos décadas. Es especialmente cercano al senador Flávio Bolsonaro, el hijo mayor de Jair Bolsonaro, y podría infligir un daño enorme a la presidencia.
La amistad de Fabrício Queiroz con el presidente se remonta a 1984, cuando se desempeñó como recluta del ejército bajo la tutela de Bolsonaro. Después de abandonar el ejército, Queiroz se unió a la Policía Militar de Río de Janeiro. Era muy conocido y temido por los residentes de la favela de la Ciudad de Dios (que se hizo famosa con la película del mismo nombre). Una noche en 2003, él y un colega dispararon y mataron a un residente mientras patrullaban. Una investigación de homicidio sobre el caso sigue abierta hoy.
Queiroz mantuvo la amistad con Jair Bolsonaro después de salir del ejército. Numerosas fotografías de los dos disfrutando de momentos de intimidad circulan en internet: Queiroz y Bolsonaro pescando; Queiroz, Bolsonaro e hijos en una barbacoa y Queiroz, Flávio y Jair comiendo juntos. Queiroz trabajó para Flávio Bolsonaro durante 11 años, entre 2007 y 2018, después de sumarse a su equipo parlamentario en comisión de servicio de la Policía Militar. Si bien aparentemente su papel estaba orientado a ofrecer protección al político, Queiroz también ha sido descrito como "jefe de gabinete" y "conductor". Esencialmente, fue el protector, logista y mano derecha de Flávio durante más de una década.
En 2018, una unidad de inteligencia financiera del gobierno federal encargada de combatir el lavado de dinero identificó movimientos sospechosos de fondos a través de las cuentas de Flávio Bolsonaro y Queiroz. El proceso de monitoreo fue una extensión de la gigantesca investigación nacional Lava Jato puesta en marcha para librar a Brasil de la corrupción, y que fue celebrada por la familia Bolsonaro en sus compromisos electorales.
Los movimientos de dinero ahora en cuestión incluyeron 48 depósitos en efectivo distintos, pagados a Flávio en un período de un mes por un total de R$ 30,000 y un solo cheque de R$ 8,000 a nombre de la esposa de Jair Bolsonaro. Estas revelaciones desencadenaron una investigación por parte de los fiscales en Río. Esta evidencia sugiere que Bolsonaro y Queiroz operaron un esquema descarado para malversar fondos públicos. La evidencia era tan convincente que, por lo que parece, empujó a Queiroz a la clandestinidad.
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