Las cifras son alentadoras y es fácil dejarse seducir. Esconden una batalla frente a la pandemia que es más compleja y está lejos de acabarse. Aclarar estos puntos es aún mas importante en este año electoral cuando se eligen a constituyentes, gobernadores y consejeros regionales, alcaldes, concejales, diputados, senadores y al presidente.
Poco se ha hablado de la implicancias que tiene la vacunación en un periodo de elecciones y es fácil caer en el manejo político de las estadísticas. Las distintas temporalidades de las epidemias hace aún más importante este punto. Cuando las estadísticas de vacunación son de uso inmediato, la tasa real de protección de la población solo se conocerá varias semanas después y no es antes de meses que se verá reflejado en el número de muertos el éxito o el fracaso de la estrategia del gobierno frente a la pandemia.
Más allá de usos electoralistas, la difusión y amplificación por líderes políticos y mediáticos de un mensaje que lleva a muchas personas considerarse protegidas del virus cuando no lo son, o solo parcialmente, puede resultar en una nueva ola de contagio y, por lo tanto, a numerosos muertos adicionales de la COVID-19.
A nivel colectivo puede tener sentido usar masivamente una vacuna que solo es efectiva al 50% para bajar la circulación del virus entre la población. Pero si las personas que recibieron esta vacuna se creen protegidas del virus, bajan la atención a las protecciones sanitarias y retoman su vida activa como si el virus ya no les afectara. El riesgo es alto, de ser así esta campaña de vacunación podría tener el efecto inverso, hacer subir el número de contagiados y de muertes por la COVID.
Mantengamos las precauciones sanitarias
Tercero, es crucial que los ciudadanos no bajemos la guardia frente a la COVID-19. Todas y todos podemos dejarnos cautivar por las atractivas cifras y la esperanza de un pronto regreso a la vida social activa.
El virus no ha desaparecido y la pandemia está lejos de acabarse. Muchas de las personas vacunadas pueden ser infectadas por el virus y por tanto propagarlo. Si estas personas disminuyen las precauciones sanitarias y retoman una vida activa “como antes”, lejos de estar a punto de vencer la pandemia como lo dejan creer las estadísticas de vacunaciones, estamos al borde de una tercera ola de contaminación.
Es indispensable y urgente llamar a las y los ciudadanos a mantener las medidas de cuidado, respetar la distancia social, usar correctamente la mascarilla, el lavado constante de manos, el uso de alcohol gel y seguir con las acciones de solidaridad y ayuda mutua que salvaron a muchos durante esta pandemia.
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