¿Qué está pasando con la democracia en América Latina?
Esta edición del informe que realiza The Economist año tras año, prende todas las alarmas sobre la salud de la democracia en América Latina. Aunque aproximadamente el 80% de la población del continente vive bajo Estados democráticos, solo el 1,3% vive bajo “democracias completas” (Costa Rica y Uruguay). Siete países de la región bajaron entre diez y veinte puestos en el Índice, el mayor número en todo el mundo. Chile pasó de ser una “democracia completa” a ser una “democracia incompleta”; Ecuador, México y Paraguay pasaron de “democracias incompletas” a “regímenes híbridos”; y Haití pasó de ser un “régimen híbrido” a un “régimen autoritario''.
La categoría que lideró la caída del puntaje de la región fue la de cultura política. Según el reporte, esto refleja el desacuerdo de la ciudadanía hacia la manera cómo los gobiernos manejaron la pandemia, lo que a su vez resulta en escepticismo hacia la democracia y en apertura hacia opciones más autoritaristas. Algunas decisiones de líderes como Bolsonaro en Brasil, López Obrador en México y Bukele en El Salvador, así como las derivas autoritarias en Nicaragua y Venezuela, dan cuenta de este fenómeno.
Otro desafío democrático que vivió la región en el 2021 tiene que ver con los procesos electorales. Aunque hubo candidatos/as que no pertenecen a partidos tradicionales, mostrando el quiebre de la política tradicional que se viene produciendo en los últimos años, la polarización que esta clase de candidaturas presentaron deterioró la democracia. Por ejemplo, Pedro Castillo, en Perú, ha liderado con fragilidad por lo ajustados que fueron los resultados de las elecciones que llevaron a la segunda vuelta a candidatos con un soporte inicial muy débil en un escenario de fragmentación y alta polarización política, al igual que ocurrió con el controvertido paso a la segunda vuelta de Guillermo Lasso en Ecuador. Esto aumenta la desconfianza hacia las instituciones y la preferencia por liderazgos fuertes, con tintes populistas autoritarios, por parte de la ciudadanía.
The Economist también resalta el creciente populismo de la región como una amenaza a la democracia, en especial a sus instituciones. Resaltan el caso de Bolsonaro, que forzó la renuncia de dos magistrados de la Corte Suprema por investigar grupos pro-gobierno que difunden información falsa, o que cuestionó la legitimidad del proceso electoral brasileño arrojando sospechas sobre un sistema de voto electrónico perfectamente contrastado y seguro. Igualmente, resaltan los esfuerzos de AMLO en México por concentrar el poder en la rama ejecutiva y su cuestionamiento, de nuevo, del organismo electoral.
Por último, el reporte discute acerca de la incapacidad de los gobiernos Latinoamericanos a hacer frente a la desigualdad y de escuchar lo que su ciudadanía protesta. Paraguay, Cuba y Colombia vivieron importantes protestas ciudadanas, que no parecen haber sido escuchadas por sus gobernantes.
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