
Protesta en el Zócalo de la Ciudad de México el 28 de septiembre 2017, exigiendo la despenalización del aborto en todo el país. Crédito: Balance A.C.
Hace casi dos años, Ana* descubrió que estaba embarazada. La mujer, que tiene ahora 26 años, padece lupus eritematoso y esclerosis múltiple – ambas, enfermedades crónicas que afectan su salud física y mental. "Apenas podía cuidar de mí misma y, mucho menos, de otro bebé", dice.
Ana, que ya era madre de una niña de dos años, decidió poner fin a su embarazo. Pero vive en el estado de Puebla, donde la ley permite el aborto solo en casos de violación, si la vida de la mujer corre peligro, o si se plantean defectos de nacimiento graves o se identifican trastornos genéticos en el feto.
Han pasado diez años desde que la Ciudad de México despenalizó el aborto, después de una larga y dura batalla por parte de grupos feministas. Hoy, una mujer en la capital puede elegir interrumpir su embarazo hasta la duodécima semana de gestación.
Pero sigue siendo una isla progresista en un mar de estados conservadores - y el derecho a elegir peligra también aquí. A pesar de su despenalización, las mujeres todavía luchan por acceder a los servicios. Y los grupos antiaborto, muy activos, adquieren cada vez más visibilidad.
'La ciudad de México es una isla progresista en un mar de estados conservadores – y el derecho a elegir peligra también aquí.'
Ana llamó a una amiga de la escuela que estaba estudiando en Ciudad de México y ella le informó de las clínicas de la capital donde podría abortar. Una ONG llamada Fondo de Aborto para la Justicia Social MARIA (Fondo María) le ayudó a acceder a una de ellas.
" Sí, me pone muy triste recordar todo eso ", dice al hablar de su visita a la clínica, donde descubrió que el feto no se estaba desarrollando adecuadamente. A la vuelta, pagó cara su decisión de interrumpir el embarazo: sus padres la echaron de casa.
La historia de Ana no es única ni mucho menos en México, donde el aborto solo está despenalizado en uno de los 32 estados del país: en la Ciudad de México. Desde 2009, Fondo María ayuda a las mujeres a sufragar los costes financieros y emocionales de acceder a los servicios de aborto en la capital.
"Ya existía una desigualdad social, porque las mujeres en México que han tenido recursos, han tenido acceso a proveedores seguros”, explica Oriana López Uribe, ex coordinadora de Fondo María y actual directora ejecutiva de la asociación feminista Balance.
"El hecho de que la CDMX despenalizara el aborto, generaba una situación de desigualdad no solo socio-económica sino también geográfica porque siendo ciudadana del mismo país, por haber nacido o estar residiendo en otro estado de la república, no tienes acceso al aborto."
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"Una carga desigual de trabajo doméstico impide a las mujeres viajar", explica López. "Hay un control social constante del tiempo y la ubicación de las mujeres por parte de su familia, de su pareja, incluso de su comunidad... lo que hace que las mujeres no puedan viajar con facilidad".

Marcha con motivo del 14º Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC), en Montevideo, para protestar contra la violencia de género. Créditot: Balance A.C.
Solo cuatro Estados de América Latina y el Caribe (Cuba, Guyana, Puerto Rico y Uruguay) han despenalizado el aborto por completo, sin restricciones. Más del 97% de las mujeres en edad reproductiva de la región viven en países donde el aborto está limitado o prohibido.
En México, que es un país federal, las leyes varían de estado a estado. El aborto es legal en 24 estados, si la vida de la mujer corre peligro; en 16, si se identifican defectos de nacimiento graves o trastornos genéticos en el feto; en 14, si la salud de la mujer está amenazada.
Sobre el papel, los 32 estados mexicanos permiten el aborto en casos de violación (si se denuncia la agresión a las autoridades), y solo dos lo permiten por razones socioeconómicas (si la mujer tiene ingresos insuficientes y como mínimo tres hijos).
Según estadísticas del gobierno, en los últimos diez años las mujeres de la Ciudad de México contabilizaron el 70% de los abortos legales en el país, seguidas de las mujeres del vecino estado de México (25%). Las mujeres de Puebla contabilizaron solo el 0.6% del total.
Pero incluso en la Ciudad de México, las activistas de derechos reproductivos hablan de problemas no fáciles de superar - desde el límite de 12 semanas de la ley actual, que están presionando para que se amplíe, a la necesidad de mejorar los servicios en las clínicas, pasando por las amenazas de los grupos antiaborto, cuya actividad es cada vez más elevada.
En principio, el aborto es gratuito en la Ciudad de México aunque, en la práctica, los servicios y la información sobre ellos no siempre se encuentran disponibles. El resultado es que algunas mujeres acaban haciendo frente a abultadas facturas para pagar por estos servicios, que también se ofrecen por vía privada. Ana, que hizo la consulta en línea, dice que descubrió que un aborto en una clínica privada en la capital puede costar entre 5.000 y 7.000 pesos mexicanos (£ 190-265).
'En principio, el aborto es gratuito en la Ciudad de México aunque, en la práctica, los servicios y la información sobre ellos no siempre se encuentran disponibles.'
A mediados de 2018 se celebrarán elecciones federales en México y existe la posibilidad de que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centroizquierda, que lleva 20 años gobernando la Ciudad de México, pierda el poder y de que el derecho a elegir en la capital quede más desprotegido y políticamente menos defendido.
Las activistas de derechos reproductivos advierten asimismo que hay grupos antiaborto muy activos y cada vez más visibles que están usando tácticas "especializadas y personalizadas" para señalar y ejercer presión sobre las mujeres que acceden a los servicios de aborto.
Un caso: en 2014, la asociación Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) acudió a la Corte Suprema para impugnar la negativa del estado de Hidalgo, al norte de la capital, a permitir el aborto de una menor embarazada tras haber sido violada.
Jennifer Paine, del GIRE, cuenta que la Corte Suprema, como suele hacer, publicó un registro en línea sobre el caso, incluido el nombre de la niña. Posteriormente, grupos en contra de los derechos reproductivos rastrearon a la menor y a su familia y les ofrecieron dinero a cambio de que retirasen su caso.
"Fue la primera vez que veíamos algo así", dice Paine, que califica el hecho de "estrategia especializada y personalizada". Y, al parecer, funcionó: la familia retiró el caso (aunque no se sabe si aceptó o no el dinero).
“Para mí, son terroristas. Están generando miedo constantemente.”
Oriana López, de Balance, dice que después de que la Ciudad de México despenalizara el aborto, otros estados reaccionaron a la contra, limitando derechos. Y la actividad de los grupos antiaborto, como Vida y Familia, se ha hecho cada vez más visible en todo el país.
Algunos de estos grupos difunden información errónea para "infundir miedo", dice López, y pone como ejemplo la afirmación de que existiría un supuesto síndrome "post-aborto" que provoca dolor y genera culpabilidad a las mujeres el resto de su vida, llevándolas a la depresión y hasta al suicidio.
Tanto López como Paine, por separado, cuentan que los antiabortistas estacionan camiones frente a las clínicas y que, disfrazados de personal sanitario, hostigan a las mujeres que acuden a las instalaciones.
Los antiabortistas en México cuentan desde siempre con aliados internacionales. ADF International, la rama exterior del polémico “ejército legal” cristiano estadounidense, hace años que interviene en los tribunales mexicanos en contra los derechos reproductivos.
También la plataforma conservadora española de campañas en línea CitizenGo (el Change.org de derecha) presenta numerosas peticiones contra el aborto en su sitio web. En abril de 2017, por ejemplo, un barco de la ONG holandesa Women on Waves llegó a las costas de México para prestar servicios de aborto a bordo.
CitizenGo reaccionó presentando una petición dirigida al presidente de México y a los mandos militares mexicanos en la que se calificaba la presencia del barco de "ataque a la soberanía nacional".
Los grupos antiaborto "inducen miedo para que las mujeres no realicen abortos: esa es su estrategia", dice López. "Para mí, son terroristas. Están generando miedo todo el tiempo".
* Se han cambiado los nombres para proteger la identidad de las personas implicadas.
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