En el 2020, según una encuesta Cid Gallup publicada por Voz de América, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia contaba con apenas 1% de aprobación popular, el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que ya ha gobernado al país el 3% y la Unidad Azul y Blanco el 5%.
No obstante, el ex guerrillero y ex aliado del FSLN Hugo Torres dijo a Voz de América que muchos nicaragüenses pueden haber respondido las encuestas favorablemente al FSLN por miedo a represalias. “Yo creo que la base del orteguismo se ha venido erosionando a partir de los últimos años, sobre todo a partir de abril de 2018 cuando se dio la masacre contra los manifestantes,” dijo.
De todas formas, la fragmentación de la oposición también es clave para la división política en Nicaragua. Según la misma encuesta, 64% de la población se declaró “indecisa” o “sin partido”. Para José Pallais, miembro de Alianza Cívica, la oposición necesita unirse para capturar los votos de la población insatisfecha con ambos campos. “Tenemos que movilizar a ese 60% que se considera independiente. La población no quiere más división,” dijo Pallais a Voz de América.
La batalla de la información también es clave para que se den una elecciones verdaderamente justas y libres en Nicaragua. Sin embargo, los recientes ataques de Ortega a la libertad de expresión y a los medios independientes ha sido calificada como una ola represiva sin precedentes. El periodista Carlos Chamorro, director del digital independiente Confidencial, recientemente galardonado con el prestigioso premio Ortega y Gasset de periodismo 2021, denunció el asalto policial contra Confidencial y Esta Semana el pasado día 20 de mayo, para cerrar por segunda vez este medio de comunicación independiente. “Nuevamente, no hay una orden judicial u otra justificación que no sea la desesperación de Ortega por aplastar la libertad para cerrar un medio independiente” dijo Chamorro.
Con más de 120 presos políticos, el asedio policial que mantiene en sus casas a más de 80 ciudadanos, incluyendo a varios candidatos opositores, la represión de la libertad de prensa,el procesamiento judicial de opositores y los ataques a la independencia del poder judicial, el régimen de Ortega muestra hasta dónde está dispuesto a llegar para mantenerse en el poder.
En estas condiciones, los nicaragüenses no tendrán la oportunidad de realmente demostrar sus preferencias políticas en las elecciones de noviembre. Mucho tienen que cambiar las cosas en los seis meses que quedan hasta la convocatoria para que Nicaragua recupere el ejercicio de la democracia y de la justicia en libertad que el tándem Ortega-Murillo le ha arrebatado al país.
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