Colombia ocupa el segundo lugar con un total de 24 asesinatos, seguido por Brasil, Guatemala, México y Honduras. Brasil cae del primer lugar el año pasado al cuarto lugar con 20 asesinatos; en Guatemala se reportaron 16, en México 14 y en Honduras 4.
La gran mayoría de los asesinatos están relacionados a la minería e industrias extractivas y a la agroindustria y la construcción de represas - fenómenos cada vez más comunes en América Latina. En Colombia, reportan que la ocupación de tierras por paramilitares y bandas criminales - que anteriormente fueron controladas por las FARC - representa una amenaza grave a defensores del medio ambiente, llevando a Colombia a ser el país más peligroso de la región para activistas.
El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, también representa una amenaza grave a los defensores medioambientales debido a su política de explotación de reservas indígenas con proyectos de minería, agricultura e infraestructura. Ya se han efectuado varias invasiones de tierras indígenas por parte de los involucrados en proyectos con apoyo gubernamental y una invasión la semana pasada resultó en el asesinato de líder indígena comunitario de 68 años, Emyra Wajãpi.
En Guatemala, los asesinatos se quintuplicaron desde el año anterior y se destacan asesinatos relacionados con el proyecto hidroeléctrico San Mateo Ixtatán, que ha sido vinculado con una de las familias más ricas y poderosas del país. Las acciones del presidente Jimmy Morales para impedir el funcionamiento de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, también han abierto el camino para que el accionar de las élites militares y económicas en contra de activistas queden en la impunidad.
Sólo se reportan buenas noticias de Honduras, donde gracias a la atención sostenida de medios internacionales sobre la situación tras el asesinato del activista Berta Cáceres en 2016, declararon culpables a siete hombres y encontraron que los altos ejecutivos de la empresa DESA, responsable de construir la represa contra la cual luchaba Berta, ordenaron su asesinato.
La criminalización de los activistas medioambientales
El informe encontró que varios son los gobiernos que han manipulado sus sistemas judiciales para atacar a los defensores medioambientales con causas penales y así impedir que ellos desafíen los intereses de grandes multinacionales y empresas.
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