Pero su victoria abre demasiadas incógnitas lo que hizo que el Sol, la moneda peruana, llegase a un bajo sin precedentes contra el dólar estadounidense.
El poder detrás del poder
Esta historia, sin embargo, tiene otro protagonista: Vladimir Cerrón, el hombre que impulsó a Castillo a las elecciones y dueño y señor de su partido político, Perú Libre.
Cerrón, influyente neurocirujano y exgobernador de Junín, región amazónica, soñaba con lanzarse a la presidencia. Sin embargo, su candidatura fue vetada, lo que le decidió poner a Castillo como candidato del partido. Ahora, con Castillo en el poder, será la relación entre ambos la que determine, en gran parte, lo que ocurra con el nuevo gobierno.
Durante la campaña, Cerrón fue problemático para Castillo, que quiso moderar un poco su discurso populista, cosa que a Cerrón no le gustó; él mantuvo sus posiciones radicales contra las élites. Como respuesta, éstas trataron de difundir la idea de que, si ganaba Castillo, Perú sería la próxima Venezuela (argumento, el del fantasma castrochavista, que también se ha usado en países como Colombia, Ecuador o Brasil para disuadir a los electores de votar por un candidato de izquierda).
Aunque no se ha podido probar, las autoridades peruanas acusan a Cerrón de haber sido una de las cabezas ideológicas de Sendero Luminoso, grupo terrorista de fundamentos maoístas muy activo en los años 80 y 90 del siglo pasado, y que ya fue desarticulado, aunque a un alto precio en vidas y violaciones de los derechos humanos.
Queda clara entonces la brecha entre Cerrón, que se autodenomina como marxista-leninista, y el más pragmático Castillo. Ahora falta ver cómo actuarán los 37 congresistas que tiene Perú Libre y cómo se dividirá la influencia entre uno y otro.
Comentarios
Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios