Y así, Bukele había asumido el control de los tres poderes del Estado. Su gobierno ya demuestra estar pensando en el largo plazo, pues su vicepresidente ha presentado un plan de reforma constitucional que busca, entre otras muchas revisiones, aumentar el mandato presidencial de cinco a seis años.
La popularidad de Bukele en un país que desconfía de la democracia
Con una popularidad actual de casi 85% de aprobación, según una encuesta publicada el 3 de septiembre, Bukele no cuenta con muchas barreras para gobernar. El presidente ha usado su amplio apoyo popular para paulatinamente desintegrar las instituciones del país – y la reciente decisión de la Corte Suprema demuestra que no está preocupada por esconderlo.
Electo en 2019, Bukele, de 40 años recién cumplidos, ascendió al poder durante la poderosa ola antisistema que barrió el mundo luego de la elección de Donald Trump en Estados Unidos, quien popularizó campañas de outsiders. Bukele, como otros populistas, disemina desconfianza en las instituciones democráticas y usa efectivamente las redes sociales para propagar sus ideas.
Sembrar recelo hacia las instituciones en El Salvador no es tarea difícil. Según el informe de 2018 de Latinobarómetro, solo el 28% de los salvadoreños consideraban a la democracia preferible a otras formas de gobierno – el porcentaje más bajo desde 2001, cuando 25% de los encuestados respondieron que apoyaban la democracia.
A los 37 años, Bukele logró romper la dicotomía política electoral del país, siendo el primer candidato que no era del FMLN o de la Arena en ganar las elecciones desde el fin de la Guerra Civil, en 1992.
En 2024, Bukele puede hacer historia una vez más al convertirse en la primera persona en ganar reelecciones inconstitucionales y ser presidente por dos mandatos consecutivos. Pero todavía quedan tres años y, como dijeron los propios magistrados de la Corte Suprema, el hecho que Bukele se postule “no implica de facto que este llegue a ser electo… y es el pueblo quien decide si deposita nuevamente la confianza en él o si se decanta por una opción distinta”. Mientras tanto, es deber de todos garantizar que Bukele respete la Constitución y las leyes del país, si pretende competir en elecciones que solo son posibles gracias a ella.
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