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Butantan, 'Bum Bum Tam Tam' y la vez que el funk salvó a Brasil

En cuatro versos, MC Fioti dialoga mejor con los brasileños que su gobierno en un año de lucha contra el coronavirus

Marilia Heloisa Fraga Arantes
Marilia Arantes
10 febrero 2021, 2.38pm
En esta foto, se ve una jeringa médica con el logo del Instituto Butantan en una pantalla de fondo. Sinovac e Instituto Butantan están probando la vacuna en Brasil
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Rafael Henrique/SOPA Images/SIPA USA/PA Images

Durante casi tres décadas, el funk en Brasil ha sido perseguido por grupos conservadores y medios reaccionarios. A pesar de ello, el funk está en defensa de la población brasileña, en un intento por rescatar al país de su actual caos político-sanitario.

En São Paulo, Brasil, el Instituto Butantan es el organismo responsable de la investigación y fabricación de insumos para el sistema de salud pública brasileño y es el mayor productor de inmunobiológicos y biofarmacéuticos de América Latina. Una palabra de origen tupi guaraní, Butantan significa tierra triturada. En pronunciación y escritura, esta palabra se asemeja a "Bum Bum Tam Tam", el título de un funk lanzado en 2017 por MC Fioti.

En medio del caos político-sanitario de la pandemia en Brasil, la vacuna contra la Covid-19 producida por el Instituto Butantan, en alianza con el laboratorio chino Sinovac, ha sido atacada por grupos que cuestionan su efectividad, incluido el propio presidente Jair Bolsonaro. En defensa del Instituto Butantan y movido por la avalancha de memes que asocian el título de su canción a la palabra tupí guaraní, MC Fioti lanzó el 21 de enero de 2021 el remake de “Bum Bum Tam Tam”.

Este funk ahora es aclamado como el himno de la vacuna brasileña: fue grabado en el Instituto Butantan y mostra funcionarios de la institución bailando al son de “Bum Bum Tam Tam”. Dentro de un laboratorio, MC Fioti canta:

Help us uncover the truth about Covid-19

The Covid-19 public inquiry is a historic chance to find out what really happened.

“Es la vacuna envolvente que se mete en la mente

De los presentes

La vacuna es destacada

Nos va a curar del virus y va a salvar a mucha gente"

En solo cuatro versos, “Bum Bum Tam Tam” se comunica mejor con la población brasileña que su propio gobierno en casi un año de lucha contra el coronavirus.

De luto por la pérdida de más de 230 mil vidas, Brasil está combatiendo, no solo el virus, sino también la desinformación. Por el momento, el tratamiento oficial prescrito por el Ministerio de Salud de Brasil, conocido como "tratamiento precoz", ya ha demostrado ser científicamente ineficiente, mientras que el presidente Bolsonaro cuestiona públicamente la efectividad de la vacuna, incluso bromeando que podría transformar los pacientes en un caimán.

Con 8 millones de vistas en siete días, la versión de la vacuna de “Bum Bum Tam Tam” difunde información correcta y contradice noticias falsas: la vacuna del Instituto Butantan es segura y debe priorizarse sobre las soluciones sin respaldo científico.

Durante casi tres décadas, el funk en Brasil ha molestado a la clase media y las élites reaccionarias, por su "ruido" y "contenido inmoral". Pero principalmente, el funk molesta debido a su capacidad de comunicarse con los sectores pobres de la población brasileña. Hoy, los grupos reaccionarios, que anteriormente intentaron criminalizar el funk, pero que se oponen a la gestión del gobierno Bolsonaro de la pandemia, deberían reconocer cómo este ritmo puede estar a la vanguardia para combatir la epidemia de desinformación.

El funk molesta a las élites brasileñas por su capacidad para ocupar espacios exclusivos de manera ruidosa, pero sobre todo por su capacidad de poner en evidencia las contradicciones sociales. En 1995, los MCs Cidinho y Doca cimentaron la función social del funk al copar las emisoras de radio brasileñas con la letra:

"Yo sólo quiero ser feliz

Caminar tranquilamente

En la favela donde nací

Y estar orgulloso

Y ser consciente

Que los pobres tengan su lugar ”

El funk expone problemas estructurales en la sociedad brasileña como el machismo, cuestiones de raza, clase y violencia estatal en las favelas brasileñas. El funk reflexiona sobre las necesidades y deseos de la población brasileña marginada y sobre las experiencias cotidianas de la vida en la periferia.

En lugar de intentar criminalizar el funk, debemos reconocer, repensar y defender su función social

Como un ritmo heterogéneo, diferentes estilos de funk han prevalecido en los últimos años, guiando el contexto social brasileño. Por ejemplo, en su versión ostentación, MCs con joyas, ropa de diseñador y coches lujosos, exponen y dialogan con los deseos de la población brasileña de bajos ingresos, jóvenes en una sociedad que exacerba el consumo. Este estilo prevaleció después del gobierno de Lula y en el boom de las commodities de los 2000, una época de mayor poder de consumo para las clases bajas en Brasil.

Alternativamente, en el funk gospel, el ritmo es acompañado de letras religiosas. El funk gospel, un estilo emergente, dialoga con la gran parte evangélica de la población brasileña que vive en las periferias del país.

En 2021, el funk consciente nunca fue tan necesario, ya que estaba muy bien elaborado en “Bum Bum Tam Tam”. En la misma dirección, otros ejemplos de funk consciente son 'Nunca fue suerte' y 'Di no a las drogas' que retratan luchas como la adicción, el racismo y la violencia policial.

Los principales medios de comunicación, los prejuicios culturales y el racismo estructural en la sociedad brasileña, son en gran parte responsables de los intentos de "criminalizar" el funk. El poder legislativo brasileño ha intentado sucesivamente censurar o prohibir este ritmo. Por ejemplo, en 2017, al considerar el funk como una “falsa manifestación cultural” y un “problema de salud pública”, y en 2019, al intentar restringir letras que contenían odio al Estado y la política.

Ciertamente, no podemos adoptar una postura meramente acrítica ante el funk. Muchas letras contienen un lenguaje violento sobre las mujeres, cosificando los cuerpos femeninos y, en casos extremos, haciendo apología de la violación. Asimismo, durante la pandemia, se registraron varios episodios de fiestas de funk abarrotados, a pesar de las medidas de distancia social.

Pero junto a las críticas, hay que reconocer el poder del funk para difundir un mensaje sencillo y coherente en la lucha contra el coronavirus. En lugar de intentar criminalizar el funk, debemos reconocer, repensar y defender su función social.

Hoy, Brasil está de luto por el caos público causado por la Covid-19, agravado por decisiones gubernamentales, negligencia y desinformación. Las poblaciones pobres y periféricas fueron las más afectadas por la crisis. En este contexto, “Bum Bum Tam Tam” toma la iniciativa para dilucidar un problema social urgente de desinformación sobre la vacuna contra la Covid-19. En 2021, cuando la verdad se ha vuelto escasa, el funk podría salvar a Brasil.

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