En este sentido, los gritos de 'sin partido' o 'ni izquierda, ni derecha' promovieron la despolitización de los manifestantes mediante la difamación del sistema político de partidos y la política. Proyectos políticos como el de Bolsonaro comenzaron a diseñarse en 2013, alimentando discursos antipartidos, antipolíticos y antipetistas (por PT, Partido de los Trabajadores, al cual pertenecen los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff).
A diferencia de Escuela sin Partido y las protestas, el "sin partido" de Bolsonaro no enmascara su conservadurismo, ya que él utilizó discursos de ultraderechistas abiertamente para elegirse. El peligro existe, entonces, en la difamación de la estructura partidaria, en la negación de la importancia de los partidos políticos y con ello, del sistema democrático de partidos.
Uno de los mayores legados de la redemocratización brasileña fue el establecimiento del pluripartidismo en la constitución federal, ya que en períodos de violencia autoritaria se negaba la existencia o autonomía de los partidos. Como reconoce el propio Tribunal Superior Electoral brasileño:
“En nuestra experiencia histórica, las nociones de partido político y democracia (...) están estrechamente ligadas, porque la difusión, por parte de los partidos, de diversas doctrinas filosóficas y políticas existentes en el mundo ha propiciado el debate y la búsqueda de soluciones a la diversas dolencias que afligen a nuestra sociedad, favoreciendo la formación de opiniones sobre los principales temas que involucran al país y la maduración del votante para el ejercicio de la ciudadanía".
Desde sus días de parlamentar, Bolsonaro ha coqueteado abiertamente con el autoritarismo, ya sea en posturas necropolíticas, en defensa de torturadores o en la interferencia directa del gobierno. Sin embargo, mientras continúa gobernando 'sin partido', muestra una postura de afrenta directa a la histórica lucha democrática brasileña y los derechos políticos como componentes de la ciudadanía.
Un presidente sin partido minimiza el papel de la movilización política y alimenta la despolitización y la antipolítica en su base, mientras celebra la erosión de las estructuras democráticas que lo llevaron al poder.
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