democraciaAbierta: Opinion

‘Vivos se los llevaron, vivos los queremos’: raza, clase y las desapariciones forzadas en América Latina

“Vivos” es un documental del artista chino Ai Weiwei sobre el dolor y la lucha de las familias de los 43 estudiantes mexicanos de Ayotzinapa desaparecidos en 2014, y sobre el papel del Estado en las desapariciones forzadas en América Latina.

Marilia Heloisa Fraga Arantes
Marilia Arantes
4 diciembre 2020, 12.01am
Una manifestante con la cara roja sostiene un cartel que dice "¿Y si tu hijo fuera el 44?" en referencia al caso Ayotzinapa
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Alex Torres/Flickr/CC BY-NC-ND 2.0

Como jurada en un festival internacional de documentales de derechos humanos, no tuve la oportunidad de premiar a “Vivos” como la mejor película de su categoría. Pero, siendo de América Latina y habiendo presenciado de cerca esta tensión social, sentí la urgencia de escribir sobre “Vivos”.

Dirigida por el artista y activista chino Ai Weiwei, “Vivos” es una película sobre el dolor y la lucha constante de las familias de los 43 estudiantes mexicanos de Ayotzinapa que desaparecieron en 2014. Sin embargo, también es sobre el Estado como autor de violencia racial y de clase. Y, por supuesto, sobre la desaparición forzada de personas, una herida abierta en la historia reciente de América Latina.

La composición artística de la película destaca la intimidad colorida de las familias mexicanas, equilibrada con el uso sofisticado de entrevistas con familiares y amigos de los estudiantes desaparecidos. Ai Weiwei abre a las familias la posibilidad de volver a contar su versión del 'caso Ayotzinapa' o 'La masacre de Iguala'.

En resumen, este caso se refiere a la desaparición de 43 estudiantes mexicanos durante un viaje en autobús a la Ciudad de México para participar en manifestaciones y protestas. Luego de las investigaciones, la 'verdad histórica' presentada por el gobierno mexicano estableció que policías corruptos entregaron los estudiantes a un cartel. Sin embargo, las investigaciones internacionales han descartado esta versión. Y cualquier "verdad", ya sea histórica o no, permanece desconocida.

Una vasta literatura clasifica las desapariciones forzadas como una práctica sistémica característica de los regímenes dictatoriales

Pero al recordar este caso, "Vivos" va más allá del contexto de Iguala. Aunque seis años más tarde el caso de los 43 sigue siendo espantoso, revela el problema como una constante en la historia reciente de América Latina. La región es líder mundial en número de desapariciones forzadas: siete de los diez países con mayor número de desapariciones forzadas están en América Latina.

Aunque las desigualdades estructurales impulsan los altos índices de violencia en la región, la dimensión urgente de las desapariciones forzadas se hace evidente cuando se tiene en cuenta el significado del término.

Según las Naciones Unidas, la "desaparición forzada" es la privación de libertad por agentes del Estado o por personas o grupos que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado. Esto significa que si eres latinoamericano, corres el riesgo de ser víctima de una desaparición forzada.

En "Vivo", uno de los entrevistados explica con más detalle la dimensión más profunda de este problema: no hay estado de derecho si la policía o el ejército no son responsabilizados de sus acciones. Una vasta literatura clasifica las desapariciones forzadas como una práctica sistémica característica de los regímenes dictatoriales, un hecho que muestra cómo las instituciones en América Latina, donde la mayoría de los Estados se consideran democráticos, no promueven el derecho a una vida libre de temor.

"Vivos" recuerda cómo los que quedan encuentran fuerza en la lucha por la justicia y por el fin de las estructuras de secuestro dirigidas por el Estado

Al mismo tiempo, la dimensión racial de este problema revela cómo, además de imponer un constante estado social de temor, las desapariciones forzadas implican la creación de dos castas: las susceptibles y las no susceptibles de desaparición. Brasil, por ejemplo, documentó 80.000 desapariciones en 2019, un promedio de 217 desapariciones por día. La mayoría de las víctimas eran negras, jóvenes y pobres.

Casos emblemáticos como el de Amarildo, un trabajador negro y pobre que desapareció en 2012, causaron una fuerte conmoción pública a nivel nacional e internacional. Pero la verdad sobre el caso de Amarildo permanece oculta (o ignorada) por un sistema de justicia desigual, encubierto por los cientos de vidas diarias desaparecidas.

Por último, ante la preocupante situación de los afectados por las desapariciones, "Vivos" recuerda cómo los que quedan encuentran fuerza en la lucha por la justicia y por el fin de las estructuras de secuestro dirigidas por el Estado. Seis años después del caso, los amigos y familiares de los 43 de Ayotzinapa siguen saliendo a la calle bajo el lema "Vivos se los llevaron, vivos los queremos". Inevitablemente, estas palabras hacen eco de los movimientos históricos latinoamericanos, como las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, que luchan hace cuatro décadas por la verdad sobre sus hijos desaparecidos durante la dictadura militar del país.

Como un documental sobre los que se quedaron, "Vivo" nos recuerda que, después de décadas de democracia, el estado de derecho en América Latina sigue en construcción. La lucha por la justicia y la verdad debe ser uno de los pilares de la lucha social.

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