democraciaAbierta: Opinion

Cannabis en América Latina, una industria millonaria

A pesar de que se resiste a su legalización, el mercado del cannabis prospera en la región, registra un crecimiento del 17% en 2021, y ya supera los 170 millones de dólares de negocio.

Juanita Rico
12 julio 2022, 12.01am

Cultivo de cannabis.

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Thomas Morris / Alamy Stock Photo

A raíz de su reciente legalización en varios países occidentales y en algunos estados de los Estados Unidos, el debate sobre los usos y abusos de la marihuana se extiende por todo el mundo. En América Latina, los mercados de cannabis más importantes se encuentran en México, Colombia y Brasil. El sector medicinal es el de mayor crecimiento, pero también hay potencial para el uso industrial, y se espera un aumento explosivo para 2026.

En 2021, según datos de Euromonitor International, el mercado del cannabis en América Latina creció un 17% y alcanzó un valor de 170 millones de dólares, siendo México el mercado más importante con unos 59 millones de dólares. La firma de investigación de mercados también señaló que el 2021 fue un año histórico debido a los avances en materia regulatoria y a que se dieron los primeros pasos en la creación de una verdadera industria funcional en diferentes países de la región.

El camino, sin embargo, es todavía largo. Según Euromonitor, la industria del cannabis en América Latina está todavía en sus inicios, ya que su crecimiento está impulsado casi en su totalidad por un mayor acceso a los productos de cannabis en diferentes formatos.

A medida que más países, reguladores, profesionales médicos y consumidores se informan sobre las distintas opciones para el consumo de cannabis, surgen mayores oportunidades para la industria. La tendencia de crecimiento más relevante está asociada al crecimiento de las medicinas tradicionales, las hierbas y los suplementos, debido a que la relación entre la industria de la salud y la del cannabis es evidente.

Por el momento, el cannabis medicinal es el mercado más prometedor, teniendo en cuenta que la mayoría de los países que ya tienen legislación sobre su uso (Chile, Colombia, Perú y Argentina) sólo lo permiten para este fin. En 2021 fue el segmento que registró el mayor incremento (27%), y se estima que tendrá un crecimiento anual del 91% en los próximos cinco años. Según las proyecciones de Euromonitor, en 2026 el mercado regional de cannabis medicinal alcanzará los 1.200 millones de dólares.

En la actualidad, el cannabis medicinal sólo es legal en unos pocos países.

En la actualidad, el cannabis medicinal sólo es legal en unos pocos países. Desde su legalización, en Chile se creó una amplia red de pacientes y ONGs para garantizar el acceso a más de 150.000 pacientes. A pesar de ello, sólo una pequeña parte tiene acceso a productos de calidad farmacéutica o medicamentos con receta, y muchos tienen acceso al cannabis a través del cultivo casero o comunitario.

En Colombia ocurre lo contrario. Desde su legalización, la entrada en el mercado ha sido un poco más lenta, pero hoy el marco regulatorio colombiano es un estándar para el resto de la región. Esto ha permitido la proliferación de empresas dedicadas al cannabis medicinal tanto para el mercado local como para el internacional.

Para 2022, se estima que el mercado médico potencial en México será ya el más grande de la región, con más de 40 millones de dólares. Mientras tanto, la legalización del uso recreativo del cannabis va con mucho retraso.

Cannabis medicinal, la joya de la corona

Los esfuerzos para regular el uso medicinal, recreativo e industrial del cannabis han sido impulsados por América Latina durante años. Comenzaron en Uruguay cuando se aprobó en 2013 una legislación que permite el uso medicinal y psicoactivo.

Algunos países avanzan políticas que tienden a reconocer el uso de la marihuana con fines recreativos y medicinales, pero muchos otros continúan con el discurso punitivo que va desde las multas hasta el encarcelamiento. A continuación, repasamos las jurisdicciones con más avances en esta materia.

México

La regulación para el uso medicinal del cannabis en México fue publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF). En 2017, el Congreso aprobó la reforma que permite el uso medicinal de la marihuana y sus derivados farmacológicos. Aun así, no fue hasta julio de 2020 que se retomó el camino para que el Ejecutivo cumpliera con la publicación de esta norma. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) concedió cuatro prórrogas tras resolver que la prohibición era inconstitucional.

El reglamento especifica que los permisos para el uso de cannabis medicinal se otorgarán con fines de investigación, para el diagnóstico y prescripción de medicamentos con cannabis, y para la producción primaria destinada a la obtención de materia prima. En 2021 se aprobó el uso recreativo.

Los derivados farmacológicos y los medicamentos con cannabis pueden ser importados siempre y cuando se obtenga un permiso sanitario de importación. Para estos efectos, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), órgano encargado de aplicar la legislación fiscal y aduanera en México, verifica el cumplimiento de las disposiciones aplicables a la importación y exportación de materias primas.

La norma publicada no limita el porcentaje de tetrahidrocannabinol (THC), el cannabinoide más conocido de la marihuana. En caso de deterioro de la salud por el uso de medicamentos o derivados del cannabis con un alto porcentaje de THC, la responsabilidad, podría ir desde el fabricante hasta el médico que prescribió el medicamento, dependiendo de la causa del daño. Por ejemplo, si el daño fue causado por una prescripción inadecuada, la responsabilidad es del médico tratante; sin embargo, si la causa del daño es atribuible al uso de materia prima defectuosa, la responsabilidad recae en el fabricante.

Perú

En 2017 el Ejecutivo peruano publicó la ley 30681 en la que se aprobó el uso medicinal y terapéutico del cannabis y sus derivados. Aun así, no fue hasta 2019 cuando se aprobó el reglamento derivado de esta ley. Así, la venta legal de medicamentos se dio hasta el 2020. Durante ese año sólo hubo una farmacia autorizada en todo el país, una sola para abastecer a un país con más de 33 millones de habitantes.

Según datos del Ministerio de Salud (Minsa), en Perú hay 27 farmacias autorizadas para importar y comercializar cannabis para medicamentos derivados de la marihuana.

El gobierno lleva un control de los pacientes que consumen este tipo de medicamentos a través del registro nacional de pacientes consumidores de cannabis, a cargo de la Dirección de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid). El médico tratante o el paciente realizan el registro en línea a través de una declaración jurada. Todos los usuarios reciben información sobre los beneficios y riesgos del uso de este tipo de medicamentos.

La legislación peruana diferencia el uso de drogas con concentraciones de THC mayores, iguales o menores al 1%. Sólo se permite la transformación de plantas o partes de la planta de cannabis cuyo contenido sea inferior al 1% en peso seco. El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego del Perú (Midagri), institución del sector agrícola encargada, supervisa este límite. Si una cosecha de cannabis supera el límite establecido de concentración de THC, todo el producto debe ser destruido.

La publicidad de los derivados del cannabis o de las drogas está prohibida.

La publicidad de los derivados del cannabis o de las drogas está prohibida, al igual que las muestras médicas o de regalo.

Se distinguen tres tipos de licencias; en primer lugar, la licencia de investigación científica que otorga el Minsa a las universidades acreditadas por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) y a las instituciones de investigación en salud. En el caso de la investigación agrícola o con componente agropecuario, la licencia es otorgada por el Minagri.

La Digemid otorga licencias de importación y comercialización a personas jurídicas o ciudadanos constituidos como establecimientos farmacéuticos autorizados y certificados. También otorga licencias de producción, que pueden ser de tres tipos: licencias que incluyen el cultivo, licencias que no incluyen el cultivo y licencias que incluyen la producción de semillas.

Argentina

En marzo de 2017 se aprobó en Argentina la ley 27.350 que regula el uso medicinal del cannabis y sus derivados con fines de investigación. Esta ley tiene como objetivo promover la investigación sobre la marihuana y sus derivados, generar acciones de concientización sobre el uso de la planta de cannabis y promover esfuerzos para garantizar el derecho a la salud.

La ley no regula el autocultivo y hace restrictivo el acceso al aceite de cannabis y sus derivados. Sólo los incorporados a programas de investigación para la epilepsia refractaria podían acceder a su uso. Debido a estas barreras para su consumo, los argentinos comenzaron a satisfacer sus propias demandas a través del autocultivo.

Esta preocupación formó parte de la exposición de motivos de la norma publicada en 2020 por el Ejecutivo argentino, una nueva regulación de la Ley 27.350. Se argumentó que para brindar "un acceso oportuno, seguro, inclusivo y protector a quienes necesitan utilizar el cannabis como herramienta terapéutica", era necesaria una nueva regulación. Gracias a esta nueva normativa, desde noviembre de 2020 se autoriza el autocultivo controlado de cannabis para uso medicinal y la venta de aceites terapéuticos de cáñamo en farmacias autorizadas. Y el consumo no se limitará a los pacientes con epilepsia.

Al igual que en Perú, los usuarios de cannabis medicinal tendrán que inscribirse en un registro. En Argentina, está en el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann), dependiente del Ministerio de Salud, y si desean cultivar su propio suministro, tendrán que obtener una licencia de cultivo.

En tanto, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) permitirá la importación de aceite de cannabis y sus derivados para pacientes con indicación médica.

El 5 de mayo de 2022, la Cámara de Diputados aprobó, con 155 votos a favor, 56 en contra y 19 abstenciones, la ley que regula la producción industrial de la planta de cannabis, que ya había sido aprobada por el Senado.

Colombia

En 2017 Colombia reguló el uso medicinal del cannabis y sus derivados mediante la publicación del Decreto 613. Desde entonces, diferentes instituciones del gobierno colombiano se encargan de expedir las licencias correspondientes. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) expide los permisos para la investigación científica.

En cambio, el Ministerio de Justicia y del Derecho (Minjusticia) expide licencias de cultivo con fines científicos. Dependiendo del proceso de cada persona para llevar a cabo el cannabis, se deben obtener las respectivas licencias. Así, la persona que desee cultivar y procesar cannabis debe obtener una licencia para fabricar derivados de cannabis y una licencia para cultivar cannabis.

Para quienes deseen fabricar derivados del cannabis, la autoridad impone una cantidad máxima de cannabis que puede ser adquirida para su transformación en aceites, resinas u otros extractos de cannabis, dentro de un período definido y como máximo cada año.

El Ministerio de Sanidad se encarga de llevar un registro de todas las licencias concedidas. Su más reciente actualización muestra un total de 650 licencias para el uso de semillas para siembra (98), cultivo de plantas de cannabis no psicoactivas (394), y aproximadamente más de 171 licencias para la fabricación de derivados del cannabis.

En Colombia se encuentran algunas de las empresas más importantes en la producción de cannabis a nivel mundial.

En Colombia se encuentran algunas de las empresas más importantes en la producción de cannabis a nivel mundial; Khiron Life Sciences Corp es una empresa totalmente centrada en la salud y el bienestar en el mercado en crecimiento. También está Canopy Growth, una empresa estadounidense y canadiense con sede en Colombia que tiene todas las licencias para el cultivo de cannabis psicoactivo, el cultivo de cannabis no psicoactivo y la fabricación en el marco de las ventas nacionales, científicas y de exportación.

El 12 de marzo de 2020, el Ministerio de Salud firmó la Resolución 315, que incluye el cannabis medicinal en la lista de estupefacientes y otros componentes sujetos a control del Estado y lo cataloga como uno de los medicamentos bajo control excepcional que pueden ser distribuidos en droguerías autorizadas para tal fin.

Uruguay

En Uruguay, las políticas destinadas a despenalizar el uso medicinal de la marihuana se iniciaron en 2013 con la publicación de la Ley 19.172. Así, se creó el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) para organizar las actividades de plantación, cultivo, cosecha, producción, procesamiento, almacenamiento, distribución y venta del cannabis. Pero no fue hasta 2015 cuando se emitió la regulación para el uso medicinal con el Decreto 46/2015.

En octubre de 2017 se reguló la autorización de venta bajo prescripción profesional para medicamentos con cannabidiol como principio activo, elaborados a partir de extractos de cannabis de variedades no psicoactivas de Cannabis (cáñamo especialmente) con menos del 1% de THC.

Actualmente, seis empresas están autorizadas a producir cannabis para uso medicinal, Gilkenal, Recogen, Algamur, Burey, Fotmer y Dormul. También se han concedido 19 licencias para utilizar el cannabis con fines de investigación.

Un detalle interesante es que Uruguay permite el uso de plantas de cannabis psicoactivas con fines medicinales. Tanto las variedades de cannabis con más del 1% de THC como las de menos del 1% de THC pueden utilizarse con fines medicinales y de investigación.

Las autoridades encargadas de supervisar la producción y el uso del cannabis son el Ministerio de Salud Pública y el IRCCA. Por ejemplo, el control de calidad de la cosecha de cannabis debe ser realizado por laboratorios autorizados por el IRCCA para este fin.

En Uruguay está prohibida la publicidad, promoción, patrocinio o mecenazgo directo o indirecto de productos psicoactivos a base de cannabis.

De flores y semillas

Por el momento, Colombia es uno de los países que ha recibido mayor inversión y llegada de empresas extranjeras interesadas en desarrollar el mercado del cannabis medicinal.

Un ejemplo es que en 2021 la multinacional estadounidense Kinetiq Group amplió su operación y su cartera invirtiendo en el sector del cannabis medicinal en el país sudamericano, concretamente en Breedco, una empresa colombo-británica ubicada en el Valle del Cauca para exportar semillas y flores secas de cannabis medicinal producidas en esta zona al Reino Unido, Europa, Canadá, Sudáfrica, Australia, Estados Unidos y varios países latinoamericanos.

Las semillas se han convertido en un atractivo nicho de exportación, y Colombia quiere aprovecharlo. Según datos de la consultora Markets and Markets, el mercado mundial de semillas se mueve actualmente en 63.000 millones de dólares, y en 2026 alcanzará los 86.800 millones, impulsado por el aumento de la demanda de las industrias de alimentos, bebidas, piensos, biocombustibles, farmacéutica y cosmética.

Estas industrias incluyen a grandes actores como Dupont y Syngenta, los mayores proveedores de semillas del mundo, pero trabajan muy poco con el cannabis.

En 2017 Brasil incluyó al cannabis en su lista de plantas medicinales, y en junio de 2022 el Superior Tribunal de Justicia (STJ) del país autorizó por primera vez el cultivo de cannabis; una decisión inédita en la región.

En Argentina, por ejemplo, la Confederación del Cannabis estima que para 2025 generará 10.000 nuevos puestos de trabajo, 500 millones de dólares en ventas internas anuales y 50 millones de dólares en exportaciones. Son cifras significativas para un cultivo que está ganando terreno en esta región.

El cáñamo, un futuro textil

Otra área muy atractiva es el cáñamo industrial, una fibra obtenida de la planta de cannabis y utilizada para fabricar textiles, materiales de construcción, bioplásticos y productos de papel.

Salvo Uruguay y recientemente México, el resto de los países latinoamericanos no permiten el uso del cannabis con fines recreativos.

Salvo Uruguay y recientemente México, el resto de los países latinoamericanos no permiten el uso del cannabis con fines recreativos. Sin embargo, su potencial es grande. La plataforma Statista proyecta que para 2024 el valor del mercado legal de cannabis recreativo en América Latina debería alcanzar los 300 millones de dólares.

Así, la industria del cannabis sigue creciendo y varios países latinoamericanos se suman a la llamada ola verde. que se espera se vuelva una de las más importantes del mundo. Sin embargo, el debate sobre si la legalización del uso recreativo del cannabis abre la puerta a la legalización de otras drogas ilegales es lo verdaderamente importante. Es urgente encontrar una salida al enorme e hiperviolento mercado de la cocaína. Esto sería un avance revolucionario en una región marcada por las tremendas consecuencias de la guerra contra las drogas, que se ha llevado por delante cientos de miles de vidas en América Latina. Quizás los avances con la legalización de marihuana enseñan un camino posible.

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