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Conservar los manglares frente a la crisis climática: ¿un modelo centroamericano?

La conservación de los manglares por parte de mujeres y pescadores salvadoreños tiene un impacto significativo en la resiliencia ambiental y económica de la costa

Julian Reingold
7 febrero 2023, 12.12pm
Francisco Pineda sostiene cangrejos azules recogidos en los manglares de la cuenca del río Paz en El Salvador
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Julián Reingold

Cerca de la frontera con Guatemala, a dos horas en automóvil desde la capital de El Salvador, se encuentra una costa tropical de bosques de manglares donde prosperan cocodrilos, corales y pesquerías. La Barra De Santiago es un hábitat para numerosas especies amenazadas y en peligro de extinción, incluidas cuatro especies de tortugas marinas: la tortuga carey, la tortuga golfina, la tortuga laúd y la tortuga verde, y la cotorra de nuca amarilla, que se encuentra gravemente amenazada debido a su valor comercial en el comercio de mascotas.

Los manglares funcionan como barrera contra las tormentas tropicales, y previenen el aumento del nivel del mar causado por el cambio climático en El Salvador, un país que está en alto riesgo de desastres naturales. A pesar del daño que el huracán Julia causó en todo el país en 2022, las fuertes lluvias alrededor del bosque de manglares de Barra de Santiago solo provocaron inundaciones limitadas.

Pero desde hace 30 años, la urbanización y la ganadería sin restricciones, la expansión de la industria de la caña de azúcar y la creciente demanda de madera, han provocado deforestación y alteraciones en la hidrología de la zona. Aunque está designado como sitio Ramsar, un humedal cuya conservación y uso sostenible se rigen por un tratado internacional, el bosque de manglares se ha reducido en un 50% según estimaciones de 2018.

Desde 2012, varias organizaciones locales de mujeres y pescadores, algunas con apoyo internacional, han comenzado a restaurar el ecosistema de manglares, creando nuevos medios de vida para los residentes, como la cría de cangrejos, mientras protegen la biodiversidad del área.

Los resultados han sido limitados hasta ahora, pero el éxito de las organizaciones locales proporciona un modelo de cómo este tipo de ecosistema puede restaurarse a nivel mundial.

Los manglares son importantes sumideros de carbono, ya que pueden secuestrar cuatro veces más carbono que las selvas tropicales. Por lo tanto, existe un gran interés en su uso como una forma de mitigar el calentamiento global. Pero algunas políticas gubernamentales en El Salvador, particularmente en el desarrollo de agronegocios, no están alineadas con los esfuerzos de conservación y representan una amenaza para la continuación de este trabajo.

Los beneficios socioeconómicos de la restauración de manglares

La degradación de este bosque de manglar comenzó con el huracán Fifi en 1974, que arrasó con gran parte del ecosistema y la calle principal de la localidad de Barra de Santiago. Las fuertes lluvias en las áreas deforestadas en la parte alta de la cuenca del río Paz provocaron que los ríos se desbordaran río abajo. A pesar del dragado de los canales del manglar, no pudo absorber toda el agua y se inundó.

La Asociación de Mujeres de Desarrollo Comunitario de Barra de Santiago (AMBAS) y otras ONG locales se propusieron sensibilizar a las comunidades sobre la importancia del ecosistema de manglares en el estuario del río Paz en 2004. Se arremangaron, se pusieron botas de goma e hicieron su camino alrededor del pantano para dragar nuevos canales de agua y así mejorar la hidrología del sitio, plantando plántulas de manglares en el lodo fértil. Su meta es restaurar 42 hectáreas de bosque para 2024.

Los manglares son importantes sumideros de carbono, ya que pueden secuestrar cuatro veces más carbono que las selvas tropicales.

Los resultados han sido limitados hasta ahora, pero el éxito de las organizaciones locales proporciona un modelo de cómo este tipo de ecosistema puede restaurarse a nivel mundial.

Los manglares son importantes sumideros de carbono, ya que pueden secuestrar cuatro veces más carbono que las selvas tropicales. Por lo tanto, existe un gran interés en su uso como una forma de mitigar el calentamiento global. Pero algunas políticas gubernamentales en El Salvador, particularmente en el desarrollo de agronegocios, no están alineadas con los esfuerzos de conservación y representan una amenaza para la continuación de este trabajo.

Los beneficios socioeconómicos de la restauración de manglares

La degradación de este bosque de manglar comenzó con el huracán Fifi en 1974, que arrasó con gran parte del ecosistema y la calle principal de la localidad de Barra de Santiago. Las fuertes lluvias en las áreas deforestadas en la parte alta de la cuenca del río Paz provocaron que los ríos se desbordaran río abajo. A pesar del dragado de los canales del manglar, no pudo absorber toda el agua y se inundó.

La Asociación de Mujeres de Desarrollo Comunitario de Barra de Santiago (AMBAS) y otras ONG locales se propusieron sensibilizar a las comunidades sobre la importancia del ecosistema de manglares en el estuario del río Paz en 2004. Se arremangaron, se pusieron botas de goma e hicieron su camino alrededor del pantano para dragar nuevos canales de agua y así mejorar la hidrología del sitio, plantando plántulas de manglares en el lodo fértil. Su meta es restaurar 42 hectáreas de bosque para 2024.

Una pescadora en la bahía de Barra de Santiago, en El Salvador

Una pescadora en la bahía de Barra de Santiago, en El Salvador

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Julián Reingold

Según Wilfredo López, biólogo del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) de El Salvador, a lo largo de cuatro años, el proyecto de Biodiversidad Costera ha logrado reducir la presión sobre los recursos marino-costeros de esta región de dos maneras. Socioeconómicamente ha brindado lineamientos para el manejo de las poblaciones de cangrejos y restauración de manglares, así como mejorando el biocomercio (bienes y servicios comerciales basados en la explotación sostenible de la biodiversidad) y establecimiento de negocios apícolas exitosos. 

En términos de biología, ha contribuido a la investigación a través de estudios realizados sobre las especies de la bahía, como las poblaciones de peces comerciales, los corales y los caballitos de mar.

Resiliencia para el futuro

De vuelta en la oficina de la UICN en San Salvador, Zulma de Mendoza, bióloga y coordinadora regional del proyecto de Biodiversidad Costera, reflexiona sobre los esfuerzos de conservación. Para De Mendoza, la resiliencia necesaria para regenerar este ecosistema es como caminar sobre el lodo y las raíces del manglar. 

“La pasión por la conservación choca con la idea de rentabilidad, y eso es difícil de entender tanto para los ministros de medioambiente como para los pescadores. Te puedes deslizar, hundir o aprender a caminar”, dice. Hace referencia al periquito Pacífico (Psittacara strenuus) que está prosperando en este entorno como un ejemplo de lo importante que es ser adaptable.

Para De Mendoza, uno de los mayores logros del proyecto de Biodiversidad Costera es que ha podido verificar y demostrar las amenazas a la biodiversidad en los ecosistemas costeros vitales de manglares y arrecifes.

Aún así, “la clave del éxito de estas acciones es que se basan en una coordinación constante con las comunidades locales”, dice De Mendoza. “Hemos estado formando iniciativas de biocomercio, una forma alternativa de fortalecer las opciones de vida de estas comunidades, para recuperar su autoestima y ayudarlas a ser más resilientes”.

Zulma de Mendoza, coordinadora regional del proyecto de Biodiversidad Costera de la UICN, señala un mapa de áreas prioritarias para la restauración forestal en Centroamérica

Zulma de Mendoza, coordinadora regional del proyecto de Biodiversidad Costera de la UICN, señala un mapa de áreas prioritarias para la restauración forestal en Centroamérica

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Julián Reingold

UNES espera que todas las ONG más pequeñas involucradas continúen prosperando una vez que el proyecto concluya en 2024. Esperan dejar a estas organizaciones fortalecidas para que puedan prosperar por sí mismas. Todavía queda mucho trabajo por hacer, y para las comunidades sin el apoyo del gobierno local y nacional, los desafíos serán grandes.

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Esta historia, publicada originalmente en Diálogo Chino, fue producida con una subvención para artículos del proyecto Coastal Resilience de Earth Journalism Network de Internews.

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