
La despenalización del aborto en México: una respuesta necesaria
La decisión histórica es una gran victoria para las mujeres, aunque su implementación todavía ofrece desafíos

La descriminalización del aborto en México es una victoria para todas las mexicanas que luchan por la legalización de ese derecho hace décadas. Pero la decisión de la Suprema Corte de Justicia de 7 de septiembre también trae esperanza para toda la región, donde la interrupción del embarazo es legal solo en Argentina, Uruguay, Cuba, Guyana, Guyana Francesa y Puerto Rico, estos dos últimos como territorios pertenecientes a Francia y Estados Unidos, respectivamente.
La victoria se hace más importante frente a los ataques judiciales que se vienen produciendo en Estados Unidos, demostrando que América Latina puede surgir como respuesta a la ola retrógrada en algunos estados de la gran potencia del norte del continente.
Los jueces de la corte mexicana decidieron que el aborto no es un delito al invalidar una parte del Código Penal del estado de Coahuila, una decisión que determina que es inconstitucional encarcelar a cualquier mujer por obtener el procedimiento. De esa forma, la corte abrió un precedente favorable a la legalización del aborto en un país donde, con o sin leyes a favor, se realizan entre 750.000 y 1 millón de abortos al año.
Los obstáculos al acceso al aborto son muchos
La despenalización del aborto es indudablemente un gran logro, pero el camino para implementar los cambios a nivel estatal todavía es largo. En México, el aborto es regulado a nivel local. Aunque la decisión unánime de los jueces protege a las mujeres de ser procesadas penalmente por los jueces a nivel nacional, no elimina el delito de aborto de los Códigos Penales de cada estado.
Actualmente, el aborto es ilegal en 28 de los 32 estados mexicanos. En apenas cuatro, Ciudad de México, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo, las mujeres son libres para interrumpir de forma segura el embarazo durante las 12 primeras semanas de gestación, lo que muestra el arduo trecho que queda por delante en la lucha por la legalización de ese derecho sexual y reproductivo.
La decisión de la Suprema Corte de México es una respuesta importante en un momento de creciente radicalización conservadora de la política mundial
Además de la burocracia y oposición a los cambios legislativos a nivel local, hay otros obstáculos prácticos que dificultan el acceso al aborto seguro en México. En 2018, legisladores mexicanos dictaron que los médicos tienen el derecho a negarse a realizar abortos si el procedimiento va en contra de su conciencia o creencias, salvo en casos de urgencia – un derecho que la Suprema Corte avaló este lunes, 13 de septiembre, al decidir que la objeción no infringe el derecho a la salud.
De esa forma, en una semana, la Corte promovió una victoria y solidificó un obstáculo al acceso al aborto en México.
México consolida una tendencia en América Latina
En diciembre de 2020, Argentina se convirtió en el país con mayor población en América Latina a legalizar el aborto. La despenalización del aborto en México nueve meses después de la aprobación de la ley en el Senado argentino muestra que la tendencia de despenalización del aborto en la región es positiva.
Los pañuelos verdes argentinos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se han convertido en un símbolo regional de la lucha por ese derecho. Según la destacada antropóloga brasileña Debora Diniz, no es un fenómeno común en la región.
"Tradicionalmente, América Latina no opera de esta manera. Era una región colonizada, que miraba mucho más al norte global. Y ahora nos miramos los unos a los otros. Incluso un país que se entiende a sí mismo como un continente, como Brasil, está usando el pañuelo verde para representar las causas de las mujeres,” dijo en entrevista a la BBC.
México y Argentina muestra que es posible separar leyes y creencias conservadoras
Los mexicanos, en su mayoría, son conservadores en lo social. Una encuesta de 2019 muestra que 63% de los ciudadanos son contrarios a la legalización del aborto, con solo el 32% de los encuestados declarándose a favor. La mayoría de la población está a favor del aborto legal en solo 2 de las 32 entidades federativas mexicanas, como muestra la misma encuesta – Ciudad de México, con un 53%, y Baja California, con un 51%, si bien son porcentajes que muestran una mayoría muy baja.
La influencia en lo social de las entidades religiosas todavía es fuerte en la región. En 2018, la influencia de la Iglesia quedó evidente cuando la mayoría de los senadores argentinos rechazaron el proyecto de ley para legalizar la interrupción del embarazo. En la ocasión, el arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli celebró una “Misa por la Vida” mientras se debatía la ley en el Senado. Anteriormente, el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, había instado a los diputados – por nombre y apellido – a votar en contra de la medida.
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Aun así, dos años más tarde se hizo ley. Y menos de un año después, México despenalizó el aborto. Con sus decisiones históricas, México y Argentina mostraron que, incluso en países con fuerte influencia de la Iglesia Católica, es posible separar el poder judicial y las creencias personales de cada ciudadana.
La respuesta mexicana durante ola antiaborto estadounidense
La decisión de la Suprema Corte de México es una respuesta importante en un momento de creciente radicalización conservadora de la política mundial, incluida la de América Latina. Aunque algunas activistas mexicanas consideren que la decisión judicial en México se trate de una “semi-despenalización” debido a descentralización de la reglamentación del aborto en el país y de los obstáculos sociales e institucionales, la decisión es una respuesta contundente frente a los significativos reveses vistos en tiempos recientes.
Más notablemente, el rico y políticamente influyente estado de Texas, en Estados Unidos, que comparte una larga frontera con México, aprobó una ley que prohíbe casi por completo al aborto. Además de prohibir abortos después de las sexta semana de embarazo, la ley también delega a las personas comunes la obligación de denunciar casos de abortos ilegales en vez del Estado. Esta ley asombrosamente restrictiva abre un peligroso precedente en Estados Unidos, donde el derecho al aborto, legal a nivel nacional desde 1973, viene sufriendo una serie de reveses por parte de estados conservadores.
La despenalización del aborto en México no soluciona todos los problemas en la lucha por ese derecho fundamental. Pero es un paso importante que muestra que América Latina va por el camino correcto, a pesar del contexto retrógrada que se viene instalando en los EE.UU.
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