A pesar de la similitud, las diferencias entre Lula 2002 y Lula 2022 son notorias. En un escenario brutalmente polarizado, el tándem "paz e amor" de Lula se apoya en un mix de discursos. Frente al presidente Jair Bolsonaro, Lula adopta puntuales posturas vigorosas.
Aun así, la semejanza de las candidaturas de Lula en 2002 y 2022 es grande. Y no tiene apenas que ver con la crisis política, económica y social que, entonces y ahora, golpea a Brasil. Está relacionada con un mecanismo que desde la proclamación de la independencia a la llegada de Lula al poder, está profundamente enraizado en la política brasileña: la conciliação.
El hombre cordial
El 7 de septiembre de 1822, después de que diversos alzamientos armados provocasen la independencia de la mayoría de los países de América Latina, Brasil declaraba su separación de Portugal. Si bien la independencia estuvo precedida de algunos altercados armados, el fondo y la forma fueron diferentes al resto de la región: fue el propio Príncipe Regente de Brasil, Pedro I, quien provocó la independencia.
Dom Pedro, desobedeciendo a su linaje y a Lisboa, se convirtió en Emperador de Brasil. En 1847, el emperador Pedro II creó el Ministério da Conciliação, un órgano para aproximar las fuerzas conservadores y liberales. La tardía abolición de la esclavitud del 13 de mayo de 1888 también llego à brasileira: sin un alzamiento violento ni excesivo derrame de sangre.
El método de la conciliação continuó a lo largo del siglo XX. Y germinó como uno de los mitos fundacionales del país. En 1936, Sérgio Buarque de Holanda, en su ensayo Raízes do Brasil, definió como "homem cordial" a la "raça brasileira". Si bien el concepto problematizaba, entre otras cosas, la confusión entre lo público y lo privado, la cordialidad emergía como forma de lidiar con los problemas. No decir "no" directamente, rodear el conflicto, velar disensos para consensuar decisiones.
Precisamente en la década de 1930, nació el denominado Estado de Compromisso. Getúlio Vargas, el mayor líder político del siglo XX brasileño, daba inicio así a una especie de ideal político brasileño, independiente de ideologías y partidos políticos. Algo similar a lo que en la actualidad se denomina gobernabilidad. La conciliação es también un mecanismo que evitar rupturas y que no se produzcan cambios fuertes en la estructura económica. Salvando las distancias, el "cambiar todo para que no cambie nada".
No se puede entender la llegada a Lula al poder en 2002 sin un anclaje en el mecanismo histórico de la conciliação. Lulinha, paz e amor –lema, verso, proyecto– conectaba con el subconsciente colectivo de todo un país. Invocaba un profundo anhelo de paz social, tan eternamente inconcluso como inspirador.
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