
"Las balas de la policía militar ('PM') sólo matan a los negros." Protesta en São Paulo, 2014. Foto: Oswaldo Cornetti/fotos públicas. Algunos derechos reservados.América Latina enfrenta un aumento del uso de la violencia en la forma como resuelve sus conflictos cotidianos. La presencia del crimen organizado en la mayoría de países de la región ha traído de la mano el desborde de tasas de homicidios que cuadruplican las tasas mundiales y se sitúan ya en estados de emergencia o epidemia.
Si bien los países con la mayor presencia de homicidio son Honduras, El Salvador, Jamaica, y Venezuela; los promedios regionales muchas veces invisibilizan cruentas realidades locales. Así por ejemplo la realidad de ciudades tan diversas como Acapulco en México, Trujillo en Perú o partes del Gran Buenos Aires en Argentina, presenta también tasas de violencia muy altas. Así, a la hora de asumir la geografía de la violencia, debemos reconocer que ésta involucra una mirada específica y localizada de diversos fenómenos que empañan la cotidianeidad latinoamericana.
El panorama es multidimensional. En muchos países donde los homicidios no han aumentado de forma sostenida, la criminalidad está en niveles superiores a los que estaba hace sólo una década. Las encuestas disponibles evidencian que prácticamente un tercio de los ciudadanos de Chile, Uruguay y Costa Rica, entre otros, han sido víctimas de un delito en los últimos 12 meses. Situación que también caracteriza un proceso de erosión de la calidad de vida cotidiana en muchos países.
La visibilización (aún lenta y tardía) de la violencia contra las mujeres que se expresa en múltiples escenarios, que van desde el acoso callejero hasta las miles de violaciones y agresiones sexuales que sufren niñas, adolescentes y adultas, es también un proceso reciente. Sin duda, los esquemas tradicionales de distribución del poder entre hombres y mujeres juegan un rol central en los altos niveles de violencia, al igual que la indiferencia institucional a la hora de disminuir los niveles de impunidad que tienen estos delitos.
Todo esto marca una convivencia temerosa para los ciudadanos y ciudadanas en demasiados lugares de América LAtina, que si bien expresan su ansiedad principal en la vinculación con la posibilidad de ser víctimas de un delito en el tiempo próximo, se relaciona con múltiples elementos constitutivos de lo que es hoy la vida en sociedad. El temor, o sentimiento de inseguridad, se ha convertido en un problema social autónomo, que impacta en la calidad de vida de los ciudadanos, en la forma como nos relacionamos y en lo que le exigimos a nuestros gobiernos e instituciones.
Este complejo escenario ha sido identificado por DemocraciaAbierta como uno de sus principales ejes de análisis y de acción en la región latinoamericana y, en colaboración con la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, se ha puesto por objetivo profundizar el debate y el conocimiento de realidades tan diversas como complejas que hoy enfrentamos. En este espacio de la sección Violencias de DemocraciaAbierta se presentaran de forma constante aportes de especialistas, actores públicos y representantes de la sociedad civil sobre temáticas entorno a este fenómeno epidémico intolerable que requieren ser revisadas con mayor profundidad.
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