Al mismo tiempo, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, aceptó el llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y redujo la cuota de su país en la vacuna Pfizer Covid-19 para evitar el "acaparamiento" y hacer que la vacuna esté disponible en los países más pobres a través de la iniciativa COVAX de la OMS. "En cualquier caso", explicó AMLO, "no cambia nuestros planes porque ya estamos buscando otras vacunas además de la de Pfizer... así que todavía tendremos suficientes vacunas".
Según el Centro de Innovación de Salud Global de la Universidad de Duke, ciento noventa países de todo el mundo han firmado el acuerdo COVAX. Sólo cinco países no lo han hecho: Rusia, Kazajstán, Bielorrusia, Groenlandia y los Estados Unidos.
El objetivo de COVAX es proporcionar suficientes vacunas para cubrir sólo el 20% de la población de países de bajos ingresos como Afganistán, Eritrea, Mauritania y Honduras. Las naciones ricas ya han asegurado contratos para comprar varias veces suficientes vacunas para todos sus habitantes.
Canadá ha comprado cinco veces más de lo que necesita, incluidas vacunas que tal vez no obtengan la aprobación, pero se compromete a entregar las existencias no utilizadas a los países más pobres.
El Centro de Innovación de Salud Global de Duke explica: "Los países de ingresos altos tienen actualmente 4.200 millones de dosis confirmadas, los países de ingresos medios altos tienen 1.200 millones de dosis y los países de ingresos medios bajos tienen 495 millones de dosis. No hemos podido encontrar pruebas de ningún trato directo realizado por los países de bajos ingresos, lo que sugiere que los países de bajos ingresos dependerán totalmente de la cobertura del 20% de la población de COVAX".
La estricta imposición de cuarentena por parte del presidente venezolano Nicolás Maduro cuando surgieron los primeros casos de Covid en el país en marzo, además de su relativo aislamiento como resultado de los bloqueos impuestos al país por el mundo entero, explican por qué Venezuela tiene uno de los índices más bajos de contagio de la Covid-19 en América Latina y puede permitirse donar el oxígeno. Sin embargo, el líder de la oposición Juan Guaidó acusó a Maduro de una estratagema política al hacer la donación. El Reino Unido y los Estados Unidos reconocen a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela, mientras que la Unión Europea anunció el 6 de enero que ya no lo hace.
El ministro de asuntos exteriores del gobierno de Maduro, Jorge Arreaza, insiste en que enviar oxígeno y médicos a Manaos es un acto de solidaridad. "Es un acto humanitario que debe estar por encima de las diferencias políticas. Lo que nos une es el objetivo de salvar vidas. Esperamos que el gobierno brasileño entienda la importancia de tener una buena relación con sus vecinos".
La crisis de Manaos pone en evidencia cómo el régimen de Bolsonaro desprecia al norte brasileño, más pobre y liberal, incluyendo los continuos cortes de energía que han estrangulado al estado norteño de Amapá, y el genocidio de los pueblos indígenas durante décadas para dar paso a la explotación industrial de la Amazonia.
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