
Desaparecidos de la dictadura recordados con efigies con sus nombresen Buenos Aires (Photo: Beatrice Murch. All righjs reserved)
Todo aniversario es una oportunidad para re-preguntarnos y aspirar a nuevas respuestas. Es ocasión para reflexionar y vislumbrar caminos para construir nuestra historia colectiva en contextos políticos, siempre, en mutación.
En este caso, el 40 Aniversario de último golpe de Estado en Argentina llega en un momento de transformaciones políticas importantes, tanto en el país como en la región y en el mundo. Un breve balance debe considerar los desafíos presentes y futuros en estos tiempos de “cambio”.
Es esta una oportunidad para reafirmar en Argentina las victorias alcanzadas en términos de derechos humanos, y para ampliar una visión integral de los derechos humanos para todos. Es una oportunidad para valorar y promover los derechos humanos como algo más expansivo y transversal, que incluye los derechos económicos, culturales, sociales y políticos. En esta materia, Argentina puede seguir siendo un ejemplo para el mundo si se mantiene alerta, activa y crítica en el control de todos los gobiernos.
Aspirar a una memoria siempre viva y a la justicia para todos
Hace pocos meses, los argentinos eligieron como nuevo presidente a Mauricio Macri, representante de Propuesta Republicana (PRO) -un partido de centro-derecha o de derecha, según quien y cómo lo defina- que, en determinadas ocasiones, no dudó en desestimar y desprestigiar determinadas políticas en materia de derechos humanos en Argentina. Un partido que también muestra tendencias preocupantes en políticas de seguridad y control de la protesta social.
En este contexto, surgen algunas preguntas: ¿Acaso la reciente reapertura de los argentinos hacia las propuestas socio-económicas y políticas del PRO denota el fracaso del proyecto sostenido sobre la práctica de la “Memoria, Verdad y Justicia” ampliamente respaldado durante el gobierno de los esposos Kirchner y, desde mucho antes y hasta hoy, por decenas de agrupaciones de derechos humanos? En este aniversario del golpe, y cuando se cumplen 100 días de Macri en el gobierno, es momento para reflexionar sobre si la memoria de los argentinos es o no una memoria “viva”, y si logrará que no haya retrocesos en las políticas de derechos en Argentina.
Memoria, Verdad y Justicia en tiempos del PRO
Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner -el último decenio- Argentina logró resultados remarcables en materia derechos humanos, que son tomados como referentes en la región y el mundo. Por ejemplo, en 2003, el presidente Kirchner obtuvo un fallo de la Corte Suprema que permitió extradiciones en los casos de crímenes contra la humanidad. El mismo año, el Congreso Argentino derogó la Ley de Punto Final. En 2005, el Tribunal Supremo dictaminó que las leyes de protección de mandos militares acusados de delitos eran inconstitucionales. Hoy, cientos de militares han sido condenados y hay otros cientos de investigaciones en curso, incluyendo la investigación "Plan Cóndor" -los vínculos regionales que permitieron la represión sistémica en toda América Latina. Al mismo tiempo, se inició el proceso de investigación sobre determinadas empresas nacionales e internacionales que apoyaron la represión. También se abrieron espacios de la memoria, para compartir públicamente la verdad descubierta.
Con el triunfo del PRO en las últimas elecciones presidenciales, emergió una preocupación generalizada sobre la posibilidad de retrocesos. Este miedo no es infundado: por ejemplo, representantes del nuevo gobierno realizaron declaraciones públicas en las que ligaron los derechos humanos con un “curro” (algo hecho en provecho propio), se pusieron en duda el número de desaparecidos durante la última dictadura militar, y también se adujo que las víctimas estaban guiadas por el deseo de obtener subsidios. Algunos de los medios de comunicación, intelectuales y académicos ligados al partido político gobernante hacen mención constantemente de la necesidad de “reconciliar” a los argentinos: reconciliación, en el pasado, ha significado indulto, amnistía y “perdón” a los criminales que jamás mostraron remordimiento ni cooperaron con la justicia. Mienstras tanto, trabajadores y funcionarios de algunos de los espacios de la memoria fueron despedidos. Estos gestos políticos generaron tensión.
Sin embargo, la rápida movilización de los organismos de derechos humanos, así como de los ciudadanos en general, parecen haber logrado que el gobierno no tenga espacio para retroceder en relación a la búsqueda de la justicia y la verdad en Argentina, como prioridad de la política de derechos humanos. Tanto Macri como la gobernadira de Buenos Aires –Eugenia Vidal- se reunieron con reprsentantes de las Madres de la Plaza de Mayo y garantizaron que se seguirá avanzando en la investigación y la búsqueda de justicia. Al mismo tiempo, Macri se atrevió a decir “Nunca Más” en su discurso de apertura de las sesiones parlamentarias, y el gobierno se adjudicó como éxito diplomático suyo la decisión de Estados Unidos de abrir más archivos secretos, que podrían demostrar la vinculación y el apoyo de ese país a la dictadura argentina –así como a otras dictaduras de la región-. Macri y Obama visitaron juntos el Parque de la Memoria y rindieron homenaje a los desaparecidos, muertos y perseguidos entre 1976- 1983 a manos de militares entrenados por Estados Unidos y Francia. Estos gestos denotarían que ya no hay vuelta atrás en una Argentina comprometida en continuar siendo un referente global en el procesamiento por crímenes de lesa humanidad y en la promoción de los derechos humanos.
De todos modos, consideramos que se deberá mantener un control constante del gobierno para que estos gestos iniciales relativamente positivos se mantengan en términos de políticas y programas de defensa de la memoria, la verdad y la justicia, financiados y apoyados apropiadamente y en el largo plazo. Como en el pasado, la movilización y reflexión activa de organizaciones y ciudadanos protegiendo las instituciones y marcos legales en defensa de los derechos humanos será vital.
Todos los Derechos Humanos: memoria activa, transversal y presente
El desafío será expandir una memoria activa, transversal y presente. Con esto, entendemos que será preciso mantener la política de derechos humanos en relación a la última dictadura mientras se observa críticamente los visibles retrocesos recientes en relación a la política de seguridad del gobierno de Macri.
Avanzar en más y mejor democracia es también garantizar la participación y seguridad ciudadanas, mientras se respeta el derecho a la libre expresión, asociación y protesta. Será preciso estar atentos ante propuestas en materia de seguridad interna. Nos referimos, por ejemplo, a la posible militarización excesiva, bajo la el justificación de la “lucha contra el narcotráfico”, y a posibles acuerdos militares y de inteligencia con Estados Unidos en esta materia. Darle mayor poder a las fuerzas militares y de seguridad implica un posible retroceso en relación a los logros del gobierno anterior, cuando se garantizó el control de los poderes civiles en la investigación y combate del narcotráfico, la defensa y la inseguridad nacional. Por ejemplo, a través de la “Ley de Defensa Nacional”, aprobada durante el gobierno de Kirchner, se garantizó que las Fuerzas Armadas solo se movilizarían en caso de agresión externa, mientras se redujo el poder de los Jefes de las Fuerzas Militares, reafirmando una mayor supervisión por parte de los poderes civiles. Un retroceso en este sentido, pondría a Argentina en un camino de militarización de la vida pública. Militarización que no ha tenido resultados positivos allí donde se ha intentado, como por ejemplo en México o en Brasil.
En el mismo sentido, en estos últimos meses el nuevo gobierno ha enviado señales negativas en relación al achicamiento del espacio para la participación ciudadana. Por ejemplo, ha habido intentos de limitar el derecho a la protesta a partir del “protocolo” para controlar las manifestaciones callejeras. Este intento ha sido ampliamente criticado por limitar la libertad de protesta. Han aumentado también las amenazas y la represión de manifestantes, y se ha despedido a centenares de funcionarios de distintos organismos del gobierno, mientras se percibe una posible criminalización de la protesta a partir de la controvertida y poco transparente detención de la dirigente política y sindical Milagro Sala, ligada a una operación de desprestigio de todos aquellos que son considerados “militantes políticos inútiles” por parte de funcionarios de alto rango del PRO.
Estos posibles retrocesos en materia de política de seguridad interna y respeto de la participación diversa de todos los ciudadanos argentinos ponen en evidencia que, si los avances en los derechos humanos podrán ser mantenidos, será también porque todos los argentinos se unen en la protección y defensa de todos los derechos, principios y marcos legales que hacen fuerte a la democracia argentina. Significa, en definitiva, recordar que la “Memoria, Verdad y Justicia” consiste en investigar, recordar y lograr más verdad en relación a nuestro triste pasado dictatorial. Pero es también defender y lograr que la participación y la seguridad humana basada en la libertad, la dignidad y los derechos humanos se sostengan sin ninguna excepción y en todos los espacios, ámbitos e instituciones del país.
En conclusión, en esta “nueva era”, “Nunca Más” significa, también, “Nunca más” represión policial. “Nunca más” a la limitación en las oportunidades y libertades para la participación y protesta política para todos y cada uno de los argentinos. Y significa dejar de percibir la seguridad como híper-control, represión, “mano dura” y el incremento de la militarización del país. “Nunca más” significa valorar una seguridad humana integral, basada en la libertad y la inclusión socio-económica.
Ante los desafíos que se actualizan en este 40 Aniversario, debemos unirnos en el trabajo de ampliar, comprender y apreciar el mensaje completo del respeto de los derechos humanos, eje de una democracia más fuerte. Las organizaciones, ciudadanos y líderes sociales debemos pensar la democracia más allá de los museos y homenajes (y también en ellos). Más allá de los centros de memoria urbanos (y también en ellos). Debemos revitalizar el debate sobre los derechos y la democracia en las escuelas, en los medios de comunicación y en todos los barrios y, sobre todo, junto con las nuevas generaciones que no sufrieron directamente los dolores de la dictadura, pero que todos los días sufren desempleo, violencia y falta de oportunidades.
Más que nunca es preciso popularizar los derechos sociales, económicos, culturales y políticos. Argentina puede ser un ejemplo si nos mantenemos atentos, activos y críticos en controlar a este y todos los gobiernos y líderes, mientras sumamos esfuerzos en mejorar las instituciones, las leyes y los espacios de la democracia.
Si este es nuestro anhelo, cada año, cada aniversario, será una oportunidad para comprometernos con mantener una memoria viva, activa y transversal. Una democracia en la que los todos los derechos humanos sean pasado, presente y futuro.
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