democraciaAbierta: Opinion

El bolsonarismo intenta sobrevivir con una nueva teoría de la conspiración

Seguidores del expresidente se sacuden la responsabilidad de su intento golpista y atribuyen su fracaso a infiltrados izquierdistas

Manuella Libardi
11 enero 2023, 12.08pm
La inacción de las autoridades locales desmiente cualquier teoría de que los atentados fueron organizados por la izquierda
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Los ataques a la sede de los poderes públicos en la capital brasileña el último domingo no hicieron ningún favor al movimiento de la derecha radical y neofascista.

Los actos de vandalismo contra los edificios en la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia estuvieron lejos de lograr el apoyo institucional de las Fuerzas Armadas, objetivo principal de los apoyadores del expresidente Jair Bolsonaro, que no aceptan los resultados de las elecciones de octubre y claman desde entonces por una intervención militar y la detención del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. 

Por el contrario, los ataques violentos del 8 de enero han sido caracterizados por muchos como actos terroristas y repudiados por figuras prominentes de la derecha. El propio Bolsonaro acabó condenando la violencia extremista. “Depredaciones e invasiones de edificios públicos … están fuera del régimen [de la democracia]”, escribió en Twitter desde Florida, seis horas despoués del inicio del asalto, una vez que ya había quedado claro que el Ejército no llevaría adelante ningún golpe.

Un verdadero fiasco. Pero de forma inmediata y casi orgánicamente, grupos bolsonaristas activaron el modo reparación a través de las redes sociales, especialmente Telegram. La estrategia sería culpar a la izquierda por los ataques, propagando la teoría de que partidarios de Lula infiltrados promovieron la violencia para desacreditar las manifestaciones “pacíficas” de la derecha. Por inverosímil que parezca, no podemos desestimar la capacidad de estos grupos fanáticos para creerse sus propias mentiras.

“Todo armado, estudiado, contratado y bien orquestado de antemano por el propio sistema, [el Partido de los Trabajadores, [Movimiento de los Sin Tierra], [Partido Socialismo y Libertad]  y otros para acabar con las manifestaciones que duraron 70 días”, argumenta un bolsonarista el Twitter, que incluyó un video de TikTok, que promueve la retórica. La cantidad de tuits similares en circulación es impresionante.

Cualquier brasileño hoy que no viva exclusivamente en una cámara de eco ha recibido de conocidos algún video que supuestamente demuestra la presencia de izquierdistas entre los vándalos. Es difícil luchar contra este tipo de desinformación, pero es importante resaltar algunos hechos a nuestros contactos que comparten este tipo de contenido. 

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Primeramente, y más obviamente, que la teoría no tiene sentido. Los autoridades de Brasilia claramente hicieron la vista gorda frente a la multitudinaria procesión de bolsonaristas que se dirigieron de forma organizada desde el Cuartel General del Ejército hasta la Plaza de los Tres Poderes. Y las autoridades de seguridad del Distrito Federal son bolsonaristas. El secretario de Seguridad Pública, Fernando de Sousa Oliveira, se comunicó con el gobernador del DF, Ibaneis Rocha, sobre la intención de los manifestantes de dirigirse a la sede de instituciones democráticas, pero ninguno de ellos impuso medidas para controlarlos.. 

Los dos bolsonaristas optaron por mirar hacia otro lado, aún cuando la Agencia Brasileña de Inteligencia informó a las autoridades locales el día anterior sobre la posibilidad de violencia. Por su inacción, Rocha ha sido alejado del cargo y se considera la posición de Sousa Oliveira en el gobierno como “insostenible”.

Tampoco se puede pasar por alto la actitud de la Policía Federal del Distrito Federal, entidad afín al expresidente, que se mostró muy poco interesada en frenar las acciones de los grupos bolsonaristas. En video circulados por las redes sociales, funcionarios policiales son vistos charlando y sacándose fotos durante la invasión.

No podemos dejar que los extremistas antidemocráticos desvíen la atención con narrativas mentirosas

Es necesario también recordar a los amigos que comparten las teorías conspiratorias que culpan de los hechos a la infiltraciónde elementos izquierdistas que la afirmación de que los bolsonaristas se manifiestan de forma pacífica desde la victoria de Lula es falsa. La estrategia de culpar a los lulistas tampoco es novedosa. La derecha ya venía acusando a la izquierda de infiltrarse en manifestaciones agresivas de bolsonaristas durante los bloqueos de carreteras que se extendireon por todo el país tras la derrota electoral de Bolsonaro.

Las acusaciones estuvieron presentes cada vez que las protestas de los bolsonaristas se convirtieron en violencia. A mediados de diciembre, por ejemplo, la parlamentaria bolsonarista Bia Kicis usó esa retórica cuando un grupo de extremistas intentó invadir el edificio de la sede de Policía Federal, incendió vehículos y destrozó la estructura de una comisaría. “Esta narrativa se mantendrá, aunque podemos ver que claramente fueron los black blocs, una acción completamente orquestada, hicieron todo y se retiraron, nadie fue arrestado”, dijo en una entrevista.

No podemos dejar que los extremistas antidemocráticos desvíen la atención con narrativas mentirosas para tapar las consecuencias de sus acciones. Los ataques a nuestras instituciones, sin precedentes desde la redemocratización de Brasil a finales de los años 80, son el resultado directo de la propaganda promovida por Bolsonaro y sus aliados desde su fracaso en las elecciones. La descalificación del sistema de urnas electrónicas fue sistemático durante su mandato y preparó el terreno para sostener que hubo fraude y que Lula no ganó las elecciones.

Desde su derrota, analistas brasileños y extranjeros señalan que la insurgencia fue inspirada por la invasión del Capitolio de Estados Unidos. Los actos del 8 de enero fueron planeados, no en los días que los antecedieron, sino desde hace años, cuando quedó claro que Lula sería el favorito a ganar las elecciones si salía de la cárcel.

No es irrelevante que congresistas estadounidenses sugieran hoy la extradición de Bolsonaro. El mundo sabe qué pasó el domingo, y esta vez la muy efectiva maquinaria de dsinformación y de fake news de Bolsonaro no será capaz de imponer una cortina de humo que achaca los hechos a una conspiración de la izquierda. Bolsonaro instó una insurgencia y, como su homólogo Donald Trump, fracasó estrepitosamente. Y al final, este fracaso se vuelve en su contra ayudando a fortalecer la democracia brasileña.

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