La irresponsabilidad es tan grande que Twitter eliminó dos publicaciones del presidente brasileño porque consideró que el contenido podría poner a las personas en mayor riesgo de contraer y difundir Covid-19.
Las publicaciones contenían videos de Bolsonaro protagonizando un recorrido por Brasilia para saludar a los comerciantes que estaban en las calles el domingo pasado (29). Bolsonaro salió a la calle en contra el consejo de su propio Ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, y en contra de todas las recomendaciones que exigen mantener distancia social.
En uno de los videos, Bolsonaro también se ve citando el uso de cloroquina para tratar la enfermedad, una apuesta aún incierta, promovida, entre otros, por el médico francés Didier Raoult, conocido por negar el cambio climático y por sus dudosos métodos de investigación.
La reacción fue inmediata. Memes y posts empezaron a circular mostrando el confinamiento como una medida elitista. Algo viable solo para los ricos y privilegiados y no para los que comen con el dinero que ganan el mismo día.
Si hay una lección que el mundo ya ha aprendido de esta crisis, es que el único órgano capaz de contener una epidemia es el Estado. Pero como hasta la fecha el neoliberalismo ha predicado lo contrario, que cuanto menos Estado y más mercado mejor, será difícil que emerja de esta crisis como el salvador del país, independientemente de la torpeza de Bolsonaro. El virus muestra que los mercados son frágiles, especulativos e inútiles ante una crisis de estas dimensiones.
Frente a la recesión económica, el ministro neoliberal Paulo Guedes no tendrá más opción que inyectar miles de millones en la economía, adoptando medidas de keynesianismo emergencial, le guste o no. La factura será enorme, y cuando la paguemos, seremos conscientes de hasta qué punto el virus habrá transformado nuestra comprensión de la doctrina económica neoliberal.
Después de 2008, los contribuyentes pagamos la factura. Nuestros impuestos rescataron a los bancos mientras los banqueros y sus crímenes quedaron impunes. La política económica que surgió de la crisis se basó, principalmente, en la política monetaria, especialmente en la flexibilización cuantitativa para volver a poner en marcha la maquinaria de la especulación financiera. Esta incapacidad de aprovechar aquella crisis para transformar esa economía financiera en economía social y productiva nos trajo al 2020. ¿Volveremos a cometer el mismo error?
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