Después de Trump, el gobierno de Joe Biden se propuso retomar la senda del liberal-internacionalismo, pero él mismo se dio cuenta rápidamente de que esta propuesta ya había agotado su potencial expansivo y que no le quedaba otro camino que el del "nacionalismo económico" y la protección social de la población estadounidense por encima de cualquier otro objetivo internacionalista que no fuera el de sus propias guerras imperiales por el mundo.
A pesar de ello, y salvo una guerra atómica que sería catastrófica para toda la humanidad, lo más probable es que Estados Unidos mantenga su presencia militar y su centralidad mundial durante el siglo XXI. Aunque su pérdida de liderazgo es visible y notoria fuera de su círculo más cercano de aliados y vasallos, zona en la que tradicionalmente se encuentra América Latina, y de manera muy particular, Brasil, que siempre ha operado como punta de lanza de Estados Unidos dentro del continente latino.
Aun así, América Latina es hoy uno de los pocos lugares del mundo donde la revuelta social contra el fracaso de la globalización neoliberal está siendo capitalizada por fuerzas progresistas y coaliciones de gobierno con la participación de partidos de izquierda. Los retos y dificultades a los que se enfrentarán estos nuevos gobiernos de izquierda serán grandes, en un contexto internacional de crisis económica y guerra entre las grandes potencias.
Pero al mismo tiempo -según la hipótesis de Karl Polanyi- este momento puede convertirse en una extraordinaria oportunidad para que América Latina avance en la lucha, conquista y consolidación de su soberanía dentro del sistema internacional. Estados Unidos enfrenta grandes desafíos, en varios planos y regiones del planeta y ha aumentado la presión para el alineamiento de América Latina, pero su liderazgo regional también está disminuyendo, como se pudo observar en la última Cumbre de las Américas promovida por Estados Unidos, y realizada en la ciudad de Los Ángeles, en 2022.
De hecho, los norteamericanos carecen de voluntad real y de recursos suficientes para comprometerse simultáneamente en Europa Central, Asia, Oriente Medio e incluso América Latina. Un buen momento, por tanto, para renegociar los términos de la relación del continente con Estados Unidos, sin miedos ni bravuconadas. Y en este momento, la política exterior y el liderazgo de Brasil serán absolutamente fundamentales.
Brasil es el país latinoamericano donde se puede identificar una "fluctuación histórica" más parecida a la del "doble movimiento" del que habla Karl Polanyi. En particular en las últimas tres o cuatro décadas en las que el país ha vivido una sucesión de pequeños ciclos de apertura e internacionalización, seguidos de contra movimientos proteccionistas, como ocurrió en los años 90 y a principios del siglo XXI, y volvió a ocurrir tras el golpe de Estado de 2015/2016.
Comentarios
Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios