
El candidato presidencial del partido gobernante PAIS Alianza, Lenin Moreno (Centro) habla durante una conferencia de prensa en Quito.20 de febrero de 2017. Xinhua SIPA USA/PA Images. Todos los derechos reservados.
Podría decirse que las elecciones fueron un sufragus interruptus, aunque la verdad es que no dieron demasiado placer, hubo sólo mucha adrenalina. Y, al final, sin resultado definitivo: sólo la promesa de que sabremos algo dentro de tres días. Kundalini electoral, tal vez.
Pero algunas cosas están claras: Lenin Moreno, el candidato del partido gobernante, ganó claramente en la primera ronda – con una ventaja de más del 10% sobre su principal rival, el banquero Guillermo Lasso. Se esperaba que ganase: en eso por lo menos coincidió la miríada de encuestas. La dificultad para Moreno es que, en este momento, todavía hay votos del exterior que están por llegar y esos votos podrían inclinar la balanza, ya que le falta un poco para alcanzar el 40% necesario para evitar una segunda ronda. Y esto es lo que quisiera evitar, y lo que celebraría su rival.
No parece que los números sean favorables a Moreno en un posible enfrentamiento directo con Lasso. La tercera finalista, Cynthia Viteri, también derechista, sorprendentemente quizás dada la cruenta guerra virtual entre las dos principales organizaciones de derechas del país, prometió de inmediato su apoyo a Lasso. La transferencia de votos entre una y otro no es, por supuesto, automática, pero aún así debe tener muy preocupados a los estrategas de la Alianza País de Moreno. Podría esperarse que éste contara con al menos una parte de los votos obtenidos por el cuarto clasificado, Paco Moncayo, líder y candidato de Izquierda Democrática, pero el ex general se ha negado a apoyar a cualquiera de los dos mejor clasificados. Muchos de los que le apoyaron son muy críticos con Rafael Correa y es poco probable que voten por Moreno.
Los resultados de Moncayo no se correspondieron con las esperanzas de la izquierda: llevó a cabo una campaña aburrida y cosechó poco menos del 7% de los votos - el doble, eso sí, que el último candidato izquierdista, Alberto Acosta, pero nada espectacular. A su partido tampoco le ha ido mucho mejor: terminó también en cuarta posición en las elecciones parlamentarias, aunque queda por ver lo que eso significa en términos de diputados electos de la Asamblea Nacional. Los dos principales aliados de Moncayo, Pachakutik, y Unidad Popular, prácticamente han desaparecido del mapa.
Eso puede no sorprender en el caso de Pachakutik, partido fundado para luchar por los derechos de los indígenas, cuyas fisuras internas son importantes, llegando incluso uno de sus líderes, Salvador Quishpe, a dar su apoyo a Lasso. Definir qué son los derechos indígenas no es evidentemente tan simple como lo fue hace 25 años. El caso de Unidad Popular, nuevo partido nacido de las cenizas del antiguo Movimiento Democrático Popular (MPD), marxista leninista, es más difícil de entender. Es probable que en una lucha dominada por partidarios y detractores de Correa, la izquierda en general haya pagado los platos rotos, dado que Alianza País se ha posicionado como el partido progresista (es decir, de izquierdas) en la mente de la mayoría de la población. La extrema izquierda no ha conseguido entrar en liza.
Lo que sucederá ahora es relativamente fácil de predecir. Si Moreno logra superar la barrera del 40%, arreciarán las denuncias de fraude e irregularidades, sobre todo porque para cualquier persona que conozca mínimamente el panorama político ecuatoriano, es obvio que la Comisión Electoral Nacional está controlada por el gobierno. Sin embargo, en unas elecciones presidenciales escudriñadas de cerca por observadores internos y externos, el fraude no va a ser el tema – aunque la tentación pueda ser grande, las oportunidades, muy pocas. De todos modos, es poco probable que esto preocupe a la oposición de derecha.
Si, por otra parte, Moreno logra ganar una segunda ronda pero por un estrecho margen, lo que podemos esperar son tanto reclamaciones por fraude electoral como una campaña de desestabilización desde el primer día, auspiciada por las mismas fuerzas que están operando en Venezuela. Afortunadamente, Ecuador no está tan polarizado como Venezuela, pero eso no significa que no vayamos a presenciar el mismo tipo de tácticas por parte de la oposición derechista.
Y si gana Lasso, lo que podemos esperar es una repetición de lo ocurrido en Argentina.
No es precisamente una bonita imagen.
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