democraciaAbierta: Opinion

¿Por qué debería el gobierno estadounidense cambiar su política en Cuba?

El gobierno de EE.UU., junto con los gobiernos latinoamericanos, podría preparar una estrategia para impulsar el diálogo y ayudar a los cubanos a provocar el cambio político

Rut Diamint Laura Tedesco
19 agosto 2022, 10.53am
Un hombre y una mujer cubanos frente a una pintura mural ensalzando a los héroes de la revolución en La Habana, Cuba
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El orden mundial post-Covid, la invasión de Ucrania por parte de Putin y la polarización política mundial hacen que el destino de Cuba sea casi irrelevante. Una pequeña isla en el Caribe, con 11 millones de habitantes, todavía atrapada en una mentalidad de Guerra Fría no representa una amenaza para Estados Unidos, ni para el resto del mundo. Por el contrario, Cuba no forma parte de las rutas del narcotráfico en Centroamérica, no hay violencia urbana como en Guatemala, Haití o El Salvador. No tiene armas nucleares, ni fuerzas armadas que puedan amenazar a otros países. No es un Estado fallido.

Algunos podrían argumentar que Cuba sigue "exportando" la revolución. Ya no. Venezuela no necesita a Cuba. Hay suposiciones de que el servicio de inteligencia cubano -probablemente la institución más eficiente dentro del gobierno de Cuba- es clave para la supervivencia de Maduro, pero no hay cifras que puedan confirmar estas ideas. Daniel Ortega no necesita a Cuba para mantener su poder.

La irrelevancia de Cuba podría cambiar: el fin del régimen castrista podría iniciar una nueva ola de democratización en América Central y del Sur. No hay que subestimar el impacto regional que tendría la caída de la revolución cubana gracias a un grupo de jóvenes artistas.

Hay dos problemas que se interponen en el camino de tal sueño. Primero, para los gobiernos de Estados Unidos los votos de los cubanoamericanos parecen ser más relevantes que las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Las cifras de 2018 mostraron que hay 1.344.000 cubanos altamente concentrados en Florida. En el período 2014-18, el 63 por ciento de los cubanos en Estados Unidos vivía en el área metropolitana de Miami. Florida ha votado sistemáticamente por el ganador en cada elección desde 1964: ningún republicano ha ganado sin triunfar en este estado en 100 años. Los resultados en Florida suelen ser siempre muy ajustados. Esto explica por qué los candidatos presidenciales se preocupan más por los votos en Florida que por los jóvenes artistas perseguidos en Cuba.

La mayoría de los cubano-estadounidenses prefieren la mano dura en lugar del enfoque de Obama. El presidente Joe Biden no transformó el legado de Trump hasta ahora, cuando el departamento de Estado anunció el restablecimiento del Sistema de Libertad Condicional para la Reunificación de la Familia Cubana (CFRP, por sus siglas en inglés). El sistema CFRP, creado en 2007, permite a ciertos ciudadanos estadounidenses solicitar permiso de entrada para sus familiares en Cuba antes del otorgamiento de la visa. La administración también ha anunciado un aumento de los servicios consulares en La Habana y la concesión de visados. Se ha eliminado el límite de 1000 dólares para las remesas.

Hay varios factores que podrían explicar estos cambios. Según las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de EE.UU., 80.000 cubanos llegaron a las fronteras de EE.UU. desde México entre octubre 2021 y marzo 2022. También podríamos especular que estos pequeños pasos están relacionados con las elecciones de medio término en Florida, a realizarse el próximo mes de octubre. El presidente Biden perdió en Florida en 2020. Los demócratas aún no tienen un candidato claro para la gobernación.

La represión parece ser la única respuesta

Tras el levantamiento social del 11 de julio, el gobierno reaccionó con más represión, exilios forzados, detenciones domiciliarias ilegales y encarcelamientos. La persecución de los artistas alcanzó un punto de inflexión cuando el régimen canceló la Exposición de Arte de La Habana de 2018. Un joven artista, Luis Manuel Otero Alcántara, se enfrentó a la decisión convocando una Bienal alternativa. Él, junto con otros colegas, organizó el Movimiento San Isidro para luchar por la libertad de expresión.

Para asfixiar a la naciente sociedad civil, se acaba de aprobar un nuevo Código Penal. Prohíbe a los ciudadanos cubanos recibir fondos extranjeros

Luis Manuel se ha convertido en un símbolo del fracaso de la revolución: es un afrocubano de uno de los barrios más pobres de La Habana que lucha por la libertad de expresión. Ahora está encarcelado esperando su sentencia, como muchos de los manifestantes de la revuelta social de julio. El fiscal pidió para Luis Manuel 7 años de prisión.

Para asfixiar a la naciente sociedad civil, se acaba de aprobar un nuevo Código Penal. Prohíbe a los ciudadanos cubanos recibir fondos extranjeros. El artículo 143 sanciona a toda persona u organización que, con el propósito de realizar actividades contra el Estado y su orden constitucional, reciba apoyo de un Estado extranjero. La pena puede ser de hasta 10 años de prisión. Esto creará muchos problemas para el periodismo independiente.

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No es una sorpresa que cubanos y cubanas, el 11 de julio se lanzaran a las calles vestidos de ciudadanos enfrentando a esa vieja revolución que se niega a asumir su fracaso

En el 2020, la revista El Estornudo declaró abiertamente que recibía fondos de Open Society y del National Endowment for Democracy. Según este nuevo código, el equipo de periodistas podría ir a la cárcel por el tipo de periodismo independiente y crítico que presentan y que es financiado por organizaciones internacionales.

Según el nuevo código, el artículo 119.3 prevé penas de entre 7 y 15 años de prisión para quien intente cambiar, total o parcialmente, la Constitución de la República, o la forma de gobierno establecida por ella. También tipifica como delito la participación en actividades subversivas y los atentados contra las tecnologías de la información y la comunicación, que son decididos unilateralmente por el propio gobierno.

Muchos programas de ayuda a los cubanos que luchan por la libertad están siendo bloqueados. El riesgo no es para las instituciones extranjeras, sino para los cubanos, que sólo pueden trabajar si reciben alguna ayuda financiera procedente de Estados Unidos, la Unión Europea o instituciones privadas.

Con este nuevo marco legal se adopta formalmente una censura más enérgica. Esto agrava la situación para el pueblo cubano, ya que faculta al gobierno a interpretar los hechos provocativos. Dicho esto, hasta ahora los cubanos no tenían libertad para expresar cualquier tipo de desacuerdo, pero sí podían participar en actividades financiadas por gobiernos y/o instituciones internacionales.

¿Cómo ayudar a los activistas?

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias son el principal actor económico de Cuba. Bajo el conglomerado GAESA, controlan y dirigen todos los sectores empresariales que aportan divisas a la isla. Pero detrás del poco carismático Díaz-Canel y de los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias vestidos de empresarios está, todavía, Raúl Castro.

El pasado 3 de junio, Raúl Castro cumplió 90 años. Era bastante razonable suponer que cuando muriera, comenzaría una lucha por el poder. Parece que este escenario se adelantó. El primero de julio murió Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, gerente de GAESA y antiguo yerno de Raúl. Aunque López-Calleja podría considerarse el hombre más fuerte de la isla, nunca fue una figura pública. Sin duda, ahora hay una lucha por el poder en Cuba.

¿Seguirán los militares-gerentes dominando la economía y monopolizando el poder en la política interior y exterior? ¿Mantendrán a Miguel Díaz-Canel como presidente o lo sustituirán por un miembro de las Fuerzas Armadas?

Hasta ahora, no hay señales de que el régimen esté considerando algún cambio. Por el contrario, ante la oportunidad de establecer un diálogo con los jóvenes cubanos que representan un tipo de oposición muy diferente a la de los cubanos exiliados en Miami, el régimen optó por la represión.

Tarde o temprano, se abrirá una ventana de oportunidad para el cambio político

Sin embargo, cuando ya no esté Raúl: ¿podrá mantener su posición Miguel Díaz-Canel, que no ha conseguido legitimidad ante la población? ¿Podrá controlar al partido y a los militares en un contexto de malestar social? Díaz- Canel nombrado por Raúl Castro, asumió el cargo sin una propuesta de gobierno. Quizás uno de sus mayores errores ha sido proponerse como un líder que proclama la continuidad (su frase más utilizada es "somos continuidad") e ignorar las urgentes necesidades de cambio, no sólo por los errores históricos del modelo cubano, sino por las transformaciones del escenario regional y global.

Tarde o temprano, se abrirá una ventana de oportunidad para el cambio político. El punto clave es que los jóvenes opositores no parecen estar preparados para asumir una transición. El nuevo Código Penal dificultará que las ONG, las instituciones privadas o los organismos gubernamentales puedan ayudarles. El gobierno de EE.UU., junto con los gobiernos latinoamericanos, podría preparar una estrategia para impulsar el diálogo y ayudar a los cubanos a provocar el cambio político cuando Raúl se reúna con su hermano Fidel.

Incluir a Cuba para socavar la dictadura

Hay tres dictaduras en América Latina: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Hay retroceso democrático en Brasil, El Salvador y Perú. Haití es un Estado fallido. Colombia, después de casi nueve años del acuerdo de paz, sigue siendo testigo del asesinato de activistas sociales. El resultado de sus elecciones presidenciales mostró otra sociedad polarizada. México es el país donde más periodistas fueron asesinados en 2021.

La caída de la dictadura más larga de las Américas podría desencadenar una nueva ola de democratización en la región. El presidente Biden conoce muy bien el impacto que tuvo la visita del ex presidente Barack Obama a la isla. Debería prestar más atención a los jóvenes activistas que luchan solos contra un régimen represivo. La situación en Cuba nos refresca lo que alguien nos dijo en una entrevista en La Habana en 2016: esta dictadura no te mata, pero no te deja vivir.

Cuba, junto con Nicaragua y Venezuela, no fue invitada a la Cumbre de las Américas que se celebró entre el 6 y el 10 de junio en Los Ángeles. Esto fue un error. Debido a los tiempos de la Guerra Fría, las relaciones entre EE.UU. y Cuba son especiales, y la situación actual de la isla es dramática, pero con una ventana de esperanza. La cumbre podría haber sido una oportunidad para restablecer la cooperación y el diálogo promovidos por la administración Obama.

Aun sabiendo que Cuba no es una amenaza militar para la región o para Estados Unidos, la invasión militar de Ucrania por un régimen autoritario es una clara señal que la promoción de la democracia debe seguir siendo prioridad de Estados Unidos, Europa y los gobiernos democráticos latinoamericanos. Los jóvenes cubanos están luchando por la democracia, no deberían ser ignorados.

La aplicación de cambios en la política hacia Cuba para apoyar a su pueblo no puede consistir en esperar pasivamente que la buena voluntad del régimen conduzca a una transición pacífica. Cuando el nuevo Código Penal esté en vigor, la ayuda a los líderes políticos opuestos al régimen será más difícil. El gobierno de Biden debe buscar otras alternativas no violentas.

Es poco probable que Biden gane en Florida si vuelve a aplicar el enfoque de Obama, pero podría ser recordado como el presidente que ayudó con éxito a una joven generación de cubanos a deshacerse de una vieja generación de autócratas. Después de más de 60 años de un sueño socialista fallido, el cambio de régimen en Cuba debería ser una prioridad de cualquier demócrata estadounidense que viva en la Casa Blanca. Actualmente, la mayoría de las sanciones de la era Trump sobre Cuba siguen vigentes. Afectan a los cubanos más que al régimen.

En diciembre de 2021, el presidente Biden celebró la primera de las dos Cumbres para la Democracia. Mencionó que para avanzar en la democracia "tenemos que renovarla con cada generación". Algunas de las medidas mencionadas anteriormente mostraron pequeños cambios en las políticas estadounidenses, pero no son suficientes.

El gobierno de Estados Unidos, los Estados miembros de la UE y los países latinoamericanos no deberían ignorar a esta joven generación de cubanos que lucha por la democracia y la libertad. La invasión de Ucrania por parte de Putin nos trajo terribles recuerdos de los años 40. Hagamos que Cuba vuelva a la mesa democrática. Cuanto antes, mejor.

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