Los incendios forestales están arrasando miles de hectáreas de bosques y humedales ricos en carbono en Chile, y la comunidad indígena Selk'nam, que considera la zona su hogar, ha dado la voz de alarma. Su mensaje es urgente y pretende ser escuchado mucho más allá de la región de Timaukel, en Tierra del Fuego, en el extremo sur de Sudamérica.
Los Selk’nam dicen que hay mucho más en juego que su hábitat nativo. Estas son sus tierras ancestrales, pero los bosques antiguos y las turberas son la riqueza del planeta.
Las turberas son un ecosistema único. Sólo cubren el 3% de la superficie del planeta, pero cuando están sanas y húmedas, almacenan más carbono que todos los bosques de la Tierra. Cuando las turberas, como las de Tierra del Fuego, arden, no sólo liberan carbono a la atmósfera, sino que pierden la capacidad de servir de sumidero de carbono y, por tanto, de mitigar los efectos del cambio climático.
La organización comunitaria Selk'nam, Covadonga Ona, cree que los organismos gubernamentales chilenos están actuando con demasiada lentitud para hacer frente a los incendios. La Onemi, el departamento del Ministerio del Interior que se ocupa de las emergencias, emitió una alerta amarilla el 25 de enero, cuando se hizo evidente que el Parque Natural Karukinka, una de las áreas protegidas de mayor riqueza ecológica del mundo, estaba amenazado. El 28 de enero se actualizó a alerta roja.
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