
El jugador brasileño es una commodity en Europa. El resultado es el racismo
Los ataques racistas contra Vinícius Júnior en España ilustran la relación de explotación entre el viejo y el nuevo continente

El escándalo racista contra Vinícius Júnior el pasado domingo 21 de mayo no es solo un ejemplo más del problema estructural de España. Tampoco es solo un ejemplo más del racismo que acecha al deporte más popular del mundo.
Los insultos de los hinchas del Valencia contra el jugador brasileño del Real Madrid en el campo de Mestalla ilustra cómo el mercado del fútbol logró reestructurar brillantemente tácticas de explotación para transformar a niños negros y pobres de América del Sur, especialmente de Brasil, la segunda nación más negra del mundo – en mercancía.
La prensa española, así como el presidente de La Liga, el campeonato español, intentaron convertir a la víctima en villano, culpando a Vinícius Júnior de provocar a la afición del Valencia, incluso ante las evidencias de que los hinchas empezaron a gritarle “mono” antes de que se bajara del autobús.
No importa. En España, Vinícius Júnior es visto como “una vergüenza para el fútbol”, como dijo el portavoz del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Valencia, el partido más progresista del país. El crimen del jugador de 22 años, nacido en São Gonçalo, en Río de Janeiro, es celebrar sus goles bailando.
Un baile de celebración negro es ofensivo, a pesar de que Brasil es mundialmente conocido por su cultura de baile, lo suficientemente fuerte como para incitar a más de 100.000 turistas extranjeros a visitar Río de Janeiro durante el Carnaval. Pero cuando Erling Haaland, jugador noruego de también 22 años, manda callar a los aficionados rivales, los medios de comunicación celebran que el jugador del Manchester City "rió el último" al eliminar al Bayern de Múnich, tradicional rival de su antiguo equipo, el Borussia Dortmund.
¿Dos pesos y dos medidas? También, porque el mismo acto de criticar a una persona negra por bailar es racista. Pero lo que hace que los hinchas europeos sientan que Vinícius Júnior les debe mucho más que Haaland es el hecho de que ven a los jugadores sudamericanos, especialmente a los brasileños, que en su mayoría son negros, como bienes por los que pagaron, y pagaron muy caro.
No basta con que el gol de Vinícius Júnior asegurara la Champions al Real Madrid en la temporada 2021-22 o que él, junto a otro brasileño, Rodrygo, protagonizaron la reciente victoria del equipo en la Copa del Rey. Para los españoles, estas hazañas no son más que una obligación.
Caso Neymar
El caso de Delcir Sonda contra Neymar que involucra al Barcelona ilustra bien este tema. Frente a la especulación sobre el prometedor jugador a principios de los años 2010, el club Santos sabía que no tenía fondos para mantener al atleta. Entonces propuso a la familia de Neymar que obtuviera el 40% de su valor, lo que permitiría que él jugara profesionalmente en el club antes de irse a Europa.
Pero sabiendo que la familia no tenía ese tipo de dinero, el Santos hizo la conexión entre el empresario Sonda y los padres de Neymar para que el dueño de la cadena de supermercados hiciera un acuerdo con ellos. Cuando Neymar fue vendido al Barcelona, en el 2013, Sonda obtuvo lucros de 40% del valor de su fichaje – 17,1 millones de euros.
Cuando el noruego Erling Haaland manda a la afición contraria a callar, los medios celebran que él se ha "reído el último" al eliminar al rival tradicional de su ex equipo
Pero cuando el gobierno español determinó que el valor real del fichaje de Neymar era de 86 millones de euros, Sonda emprendió una acción penal contra Neymar y su familia. Según Sonda, él fue traicionado por Neymar y su familia, quienes negociaron por debajo de la mesa con el club español para evitar que el inversor se lucrara como debía.
La corrupción del Barcelona aquí es el telón de fondo. El problema es que Neymar quiere sacar provecho de su propio talento. En términos de mercado, Sonda tiene todo el derecho de exigir un retorno de lo que ha invertido.
Pero este tipo de acuerdos no es muy diferente a un reclamo de propiedad, con la diferencia de que las propiedades en cuestión son niños pobres y en su mayoría negros. Habiendo prestado 2 millones de dólares a la familia de Neymar para mantenerlo en el Santos un poco más, Sonda esperaba controlarlo financieramente a lo largo de su carrera.
El sistema de fichajes del fútbol se aplica a todos los jugadores, incluidos los europeos. Pero contratos como estos no suceden entre los atletas allí. Los clubes europeos hacen apuestas multimillonarias por adolescentes sudamericanos, incluso antes de que tengan la oportunidad de jugar profesionalmente para sus equipos locales.
Cuando llegan a Europa, estos jóvenes están expuestos a una enorme presión que sus compañeros europeos no tienen. Fue en este sistema que Brasil se convirtió en el mayor exportador de futbolistas del mundo. Y así fue como los negros pobres se convirtieron en una mercancía sudamericana más para ser explotada por los europeos.
Hoy, para que un jugador brasileño se convierta en un ídolo en Europa, no basta con ser directamente responsable de ganar los títulos más grandes en los torneos más importantes del deporte. Porque cuando un equipo invierte en un jugador, el equipo, su afición y todo el país empiezan a esperar la aparición de un nuevo Pelé. Nada menos que eso será suficiente.
Vinícius Júnior conoce muy bien esta historia, habiendo sido incluso boicoteado por sus propios compañeros, en particular por el francés Karim Benzema, que hoy depende de las asistencias de Vinícius Júnior para marcar sus goles. Pero a diferencia de muchos de sus compatriotas que parecen carecer de madurez para enfrentar el escenario de la explotación en Europa – entre ellos Neymar –, Vinícius, con poco más de 20 años, se mantuvo en el camino y comenzó a ganar lo que sería suficiente para jugar cualquier europeo. en lo más alto de la lista de los mejores del mundo.
No es suficiente. Incluso para los españoles más progresistas, Vinícius Junior es una decepción. Sus celebraciones y expresiones de alegría son una afrenta, al igual que su color de piel. Como producto caro, Vinícius Júnior deja mucho que desear, aunque su desempeño diga lo contrario.
Intervención del gobierno brasileño
La repercusión del caso llegó a las más altas esferas políticas ese mismo día, cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva condenó los actos de racismo y pidió acción a las autoridades deportivas españolas y también a la FIFA durante la cumbre del G7 en Japón.
Cuando los niños de las clases vulnerables se convierten en mercancía, los Estados y loa aparatos intragubernamentales deben regular su comercio
El lunes, el gobierno brasileño instó oficialmente a las autoridades del gobierno español a tomar medidas para evitar los repetidos casos de racismo en los estadios españoles.
Por primera vez, los ataques racistas contra el delantero tienen repercusiones generalizadas. En general, el tema queda más concentrado en Brasil, siendo tratado por las autoridades deportivas y la sociedad española como hechos aislados. Quizás ha contribuido el hecho de que el técnico del Real Madrid, el italiano Carlo Ancelotti, se negara a hablar de fútbol tras el partido y se centrara únicamente la atención en el tema del racismo.
Lula y su gobierno hicieron bien en llevar el caso al ámbito de la política. Si los chavales son vendidos como mercancía que trae miles de millones al país, corresponde al Estado exigir responsabilidad a sus contrapartes. Ha surtido efecto. El Gobierno español se ha pronunciado – en términos generales – contra el racismo en el fútbol, mensaje que ha compartido su presidente, Pedro Sánchez, en su Twitter.
La policía arrestó este martes a tres hinchas acusados de ataques racistas contra Vinícius Júnior el domingo, además de otros cuatro implicados en un crimen de odio contra el jugador el pasado enero.
No podemos esperar nada de las instituciones deportivas, ni internacionales ni españolas, que son las principales responsables del mantenimiento y gestión de estas estructuras. Cuando los niños de las clases más vulnerables se convierten en un bien preciado, los Estados y los aparatos intragubernamentales deben regular su comercio.
Todavía estamos lejos de eso, pero el racismo desenfrenado contra los jóvenes sudamericanos negros está empañando la reputación de países que se esfuerzan por promover una imagen de defensores de los derechos humanos. Quién sabe si estos escándalos los van a motivar a actuar.
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