El tiempo se le ha hecho escaso a la constituyente chilena. Tras un primer semestre cargado de simbolismos innovadores, en que la Convención fue presidida por la académica mapuche Elisa Loncon, desde el 5 de enero el proceso pasó a la conducción de la odontóloga María Elisa Quinteros, independiente de Movimientos Sociales, que tendrá una gestión enfocada en temas esencialmente operativos.
Quinteros y su vice-presidente Gaspar Domínguez, médico rural y activista LGTBIQ+ del colectivo Independientes No Neutrales, quieren mejorar el despliegue comunicacional; segundo, concretar el proceso de consulta indígena a los pueblos originarios habitantes de Chile de forma exitosa; y tercero, allanar el terreno para el “plebiscito de salida”, momento en el que se le consultará a toda la ciudadanía si aprueban o rechazan la nueva Constitución.
El cambio en la presidencia de la Convención Constitucional fue precedida por la elección de Gabriel Boric como nuevo Presidente de Chile, lo que hizo bajar el clima de tensión previo a la elección. Había el temor de que la victoria del candidato de extrema derecha José Antonio Kast perjudicaría a la Convención, de mayoría progresista. Tras su victoria, Boric dijo que tampoco deseaba una "Convención al servicio de nuestro Gobierno". "La Convención va más allá de la coyuntura, nosotros hemos manifestado que respetamos plenamente la autonomía de la Convención e institucionalmente nos ponemos a disposición para su mejor funcionamiento”, dijo.
Con el cambio del escenario político vinieron también las primeras votaciones en las comisiones temáticas.
La Comisión de Sistema Político, encargada de delinear los trazos del régimen político que Chile tendrá a partir del proyecto de nueva Constitución, por ejemplo, ya ha hecho tres definiciones importantes. Primero, toda la izquierda y centroizquierda votó a favor de consagrar que Chile es un país “plurinacional e intercultural” en la nueva Carta Magna. También, una mayoría optó por una fórmula que busca atenuar las características del presidencialismo vigente y consagra una dupla paritaria de Presidente y Vicepresidente; y tercero, por solo un voto se impuso la visión que impulsan parte de la centroizquierda y la izquierda, de eliminar el Senado y así terminar con la tradición de un Congreso bicameral.
“Hoy dimos el primer paso para poner fin al Senado, a una institución que ha sido expresiva de una política de una democracia elitista y excluyente. Los pueblos están abriendo camino, democratizando las instituciones políticas y abriendo la posibilidad histórica de que la estructura del poder sea más horizontal, paritaria y plurinacional”, celebró la psicóloga y constituyente de Movimientos Sociales, Alondra Carrillo.
No obstante, aún falta para que todo aquello quede escrito en la nueva Constitución. Las siete comisiones temáticas de la Convención chilena empezaron estas últimas semanas a votar “en general” las propuestas, lo que implica que solo se acepta abrir la discusión sobre ellas.
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