Brasil
Brasil mantuvo el mismo puntaje del año pasado de 38/100, pero con un fuerte cierre del espacio cívico y tintes autoritarios de su presidente, Jair Bolsonaro. Según el CPI 2021, el gobierno de Brasil utilizó, “la intimidación, la difamación, las noticias falsas (fake-news) y los ataques directos contra organizaciones de la sociedad civil, periodistas y activistas, incluyendo a quienes luchan contra la corrupción, como mecanismos para desprestigiar y silenciar las voces críticas.” Transparencia también denuncia cómo Bolsonaro utilizó un discurso anti-corrupción durante su campaña para ser elegido, pero su mandato se ha caracterizado por medidas anti-democráticas y regresivas a la corrupción, ataques a la justicia e intentos de entorpecer investigaciones que buscan esclarecer comportamientos dudosos, suyos o de sus familiares.
Colombia y México
Colombia también mantuvo su puntaje de 39/100, solo un punto por encima de Brasil. Transparencia denuncia el excesivo uso de la fuerza para reprimir las protestas que vivió el país en 2019 y 2020. En democraciaAbierta nos hicimos eco de esta denuncia, en un contexto donde las masacres, los asesinatos, y la policía disparando contra civiles se repiten sin que el gobierno se haya mostrado capaz de reaccionar.
México, al igual que Brasil, pronunció grandes promesas anticorrupción que se vieron enfrentadas con casos de corrupción que se mantienen en la impunidad. Como menciona el CPI: “La ausencia de activos recuperados y el creciente número de escándalos involucrando a colaboradores cercanos del presidente explican parte del resultado. Además, recientemente, han surgido críticas sobre el uso político-electoral de la Fiscalía General que, pese a su autonomía formal, no es percibida como independiente.”
El Índice de Percepción de la Corrupción de 2021 es un claro reflejo del estancamiento de la región en cuanto a sus procesos democráticos y, en ocasiones, de su declive. Con líderes autocráticos en ascenso en varios países de la región, pero con oportunidades democráticas (Chile) y decisivas elecciones en otros (Colombia, Brasil), la región se encuentra ante un escenario único.
Transparencia enciende las alarmas y señala la fragilidad de la democracia, una democracia que se sostiene en instituciones fuertes, transparencia y un sistema capaz de acabar con la impunidad, castigar al corrupto/a, y de proteger a quien les denuncie.
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