En medio de una pandemia, incertidumbre política y protestas que no cesan, Latinoamérica es la región que ha registrado mayores pérdidas en las horas trabajadas en el mundo.
La OIT señaló que tanto el empleo informal como el formal sufrieron reducciones importantes, pero que el primero, por ser el más común en la región, es el más impactado por restricciones como las cuarentenas. Sin embargo, con el levantamiento de las cuarentenas, la organización espera que la informalidad crezca y que afecte de forma directa a ciertos grupos de la sociedad. “El déficit de trabajo formal, a su vez, probablemente se hará más evidente para ciertos grupos de trabajadores como los jóvenes, las mujeres y los adultos con menores calificaciones, grupos que estructuralmente exhiben mayores dificultades para insertarse en un puesto formal”, agregó Vinicius Pinheiro, Director de la OIT para América Latina y el Caribe.
Lo cierto es que la región atraviesa un colapso macroeconómico que ha impactado algunos segmentos de la población y que ha ampliado las brechas laborales, la desigualdad y las brechas de género que eran, desde antes, problemas a los que se enfrentan los y las gobernantes de cada país.
Organizaciones internacionales han propuesto reactivar la economía de la región gradualmente, con base en cuatro pilares: estimular la economía y el empleo; apoyar a las empresas y los ingresos; proteger a los trabajadores y recurrir al diálogo social para buscar soluciones. Por ahora, sin embargo, la CEPAL estima un descenso del Producto Interno Bruto (PIB) del 7.7% para toda la región, y el Banco Mundial del 6,5%. A esto se suman caídas en los niveles de producción de cada país entre el 30 y el 40%. Como si todo esto no fuera suficiente, hay países que tienen tasas de desempleo escandalosas, como Colombia, con un 13,9% y Costa Rica, con un 20%.
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